Los Puertorriqueños somos orgullosos como Puertorriqueños porque nacimos en esta bendita tierra, el ser isleños nos crea un gran amor y apego a nuestra tierra; y a la misma vez somos orgullosos de ser Americanos por Nuestra Ciudadanía Americana, porque creemos en la Soberanía del Individuo-Ciudadano, en el derecho a la Libertad Individual, el derecho a la propiedad privada y al libre comercio, al gobierno representativo y a la Unión Americana. Porque el ser Puertorriqueño es compatible a ser Americano, como es compatible ser González o Rivera y ser de Aibonito o de Camuy.
Don Luis A. Ferré decía que los Puertorriqueños en lo único que somos latino-americanos es en que preferimos hablar en español, pero que hasta los separatistas son profundamente Americanos. Porque ser Americano es creer en los principios y valores de los Estados Unidos de América.
El ser humano tiene dos dimensiones, la espiritual y la material. En la Espiritual el individuo/Ciudadano le responde sola y directamente a Dios, la Iglesia solo coordina la forma de servirle a Dios, pero la Iglesia no es Dios.
La Soberanía se define en el diccionario como la Autoridad del poder público; Alteza o excelencia no superada en cualquier orden inmaterial; es la autoridad en que reside el poder político; o el gobierno de una nación en relación con otros gobiernos.
Puerto Rico no es Puerto Rico sin los Estados Unidos de América y viceversa
Los Estados Unidos de América (es un error decir de Norte-América porque Hawaii, Islas Vírgenes Americanas y Puerto Rico no están en Norte-América siendo parte de la unión y porque la única Nación que se llama de América es los Estados Unidos de América) es la primera Democracia Constitucional en el Mundo, porque antes sólo hubo por unos doce años en Atenas la Democracia directa que se terminó por el libertinaje. En la Historia de la Humanidad los Soberanos/Jefes eran uno o un grupo de los mas fuertes, o de los mas viejos, de los Militares, de los religiosos, o por herencia los reyes, o porque eran los mas poderosos económicamente en la época de los Lores Feudales, o combinación de los anteriores. Los ciudadanos eran siervos o lores, o esclavos o subversivos; eran seguidores al amparo de los Soberanos. Pero los perseguidos por su religión en Europa llegaron a Plymouth con el propósito de ser libres para practicar su religión Protestante, llegaron con sus familias para quedarse y sufrieron las mayores adversidades, para quedarse tuvieron que luchar y guerrear con los nativos, por lo que necesitaban a cada cual. Decidieron que el Soberano sería cada individuo/ciudadano, para que fuera libre individualmente, que en lo espiritual le sirviera directamente a Dios y en lo material fuera el único que se mandara a si mismo, donde tendría todos los derechos naturales, y sus derechos terminarían donde comenzaban los derechos del vecino, donde el que gobernara seria porque a través del voto se le delegaría en forma temporera para que si lo hacia bien se reelegiría y si lo hacia mal se le cambiaría, pero nunca el individuo/ciudadano renunciaría o cedería en forma permanente a su Soberanía Individual. Para logra esos principios y valores, establecieron como básicos los derechos a la propiedad, a la libertad y a la búsqueda de la felicidad. Muchos no lo saben, pero la Primera Democracia Constitucional en el Mundo es la delos Estados Unidos de América, ha sido duradera y basada en esos principios/valores es el modelo actual preferido en el mundo entero.
Muchos pensadores y escritos y experiencias han influenciado en la Democracia Americana. Es producto de todas las experiencias humanas. El sistema político, social, económico, administrativo, judicial, legislativo y toda la convivencia humana está basado en esos principios/valores. Para los Puertorriqueños nacidos y criados dentro de la Unión Americana, sus principios/valores son parte de nuestro ser, los heredamos como parte de nuestro temperamento y carácter, es una cuestión genética y a veces no nos damos cuenta, porque esta dentro de nuestra piel y en cada átomo y célula de nuestro cuerpo.
La mejor prueba de que los Puertorriqueños somos genéticamente Americanos es preguntarle a un Neo-Comunista o Separatista si cree en la Libertad Individual, en el derecho a la propiedad privada y a la búsqueda de la felicidad. Si no te miente, te dice que cree en esos principios/valores. Yo no conozco a ningún Puertorriqueño que haya dicho privada o públicamente que cree en una Soberanía colectiva sin Soberanía Individual, o que cree en la dictadura sea cual fuere su base ideológica, porque a los mal llamados Hostosianos (Lea sobre el pensamiento del Verdadero Eugenio María de Hostos) promueven un Comunismo con los principios y valores Americanos, lo cual es incompatible. Es que los mal llamados Hostosianos quieren la Libertad Colectiva pero con la Libertad Individual/Ciudadana Americana y esos es imposible.
Tanto somos y creemos los Puertorriqueños en los principios y valores Americanos, que hasta el PIP tiene en su plataforma el continuar con la Ciudadanía Americana. Tanto atesoramos la Ciudadanía Americana que en las encuestas de los Anti-Americanos aparece que el 97% de los Puertorriqueños prefieren su Ciudadania Americana.
Don Luis Muñoz Marín creo el ELA (Circulo Triangular Cuadrado) como paso a resolver el status. En el Plebiscito del 1976 propuso que Puerto Rico comenzara a pagar contribuciones federales, el Voto Presidencial y la Unión Permanente. Antes se hablaba de los Cuatro Pilares del ELA: Ciudadanía Común, Defensa Común, Moneda Común, y Cercado Común. Juego de palabras, donde la retórica esconde la realidad, porque la Ciudadanía, Defensa, Moneda y Mercado es Americana, y los Puertorriqueños residentes en Puerto Rico no influenciamos en los que determinan la Ciudadanía, Defensa, Moneda o Mercado. Usamos en forma prestada la Ciudadanía, Defensa, Moneda y Mercado Americanos.
El ELA ya cumplió su cometido histórico como puente a la Estadidad. Ya nadie cree en el ELA como esta y solo los muñecos políticos lo defienden. El único que define al ELA es el que tiene la Soberanía sobre Puerto Rico, el Congreso, en virtud de la Clausula Territorial tiene poderes plenipotenciarios sobre la Posesión/Territorio/Colonia que es Puerto Rico.
El status, lo político, lo electoral, lo social, lo económico, salud y educativo, es un asunto de conveniencia de convivencia humana, de realidades, donde debe prevalecer lo racional, lo concreto, lo objetivo. Como toda actividad humana es imperfecta y se debe seleccionar lo mejor o lo menos malo. La Estadidad le conviene a los pobres, a la clase media y a los ricos. Pero… hay personas que están en actividades ilegales o se benefician de las condiciones privilegiadas coloniales donde practican el Jaiberismo (El Jaiba es el tramposo que con listerías coge de bobo a los demás, especialmente a los Americanos). Los del Club de los 600 son los que financian al PPD y a cambio milagrosamente se ganan todas las subastas cuando están en el poder. Por eso el PPD en el pasado medio Siglo no ha realizado ni una sola obra de envergadura en Puerto Rico.
La mentira, la falsedad engañante, la retorica hueca, la demagogia, los emocionalismos estériles, son los instrumentos de los que por odio, rencor y envidia, los opuestos a todo y Anti-Todo, usan para retrasar el destino de Estadidad para Puerto Rico, porque todos los Puertorriqueños somos Americanos.
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Las canciones mas Patrioticas de Puerto Rico sus autores han sido Estadistas: De click a los links siguientes:
Yo Quiero Serde Rafi Escudero – Danzas – Ha tenido que exilarse a Florida por la persecucion de los Separatistas que se imponen como los únicos que pueden ser artistas Cantado Guitarras INSTRUMENTAL
El concepto de soberanía se refiere al uso del poder de mando1 o del control político2 que se ejerce en distintas formas de asociación humana y que implica la existencia de algún tipo de gobierno independiente que se apoya en la racionalización jurídica del poder. La soberanía incorpora la noción de legitimidad en oposición al uso arbitrario del poder por parte de los actores que se amparan en la fuerza y en la coerción para imponerse sobre los demás. Implica entonces la transformación de la fuerza en poder legítimo. El paso del poder de hecho al poder de derecho3.
II. Desarrollo histórico
En una perspectiva histórica, el concepto de soberanía adquiere un desarrollo paralelo a la formación del Estado Moderno. Su expresión tangible pasa de la dimensión interna estatal a la externa involucrando otros Estados para ir asumiendo un nivel superior de complejidad e intangibilidad a medida que se complica la interdependencia entre los Estados con el auge de la integración y de los entes supranacionales y el posterior surgimiento y consolidación del fenómeno de la globalización. Más recientemente el concepto de soberanía se extiende para abarcar a otro sujeto, reubicándose en la perspectiva individual en la cual todas las personas son soberanas en cuanto al ejercicio de sus derechos humanos en pie de igualdad. La validez de su lógica y su sentido como elemento articulador de la política y el derecho no deja de reflejar una crisis de validez conceptual y por ende demanda una atención continuada en la medida en que bajo ningún punto de vista se lo puede concebir como un concepto estático que refleja un fenómeno inerme. Veamos rápidamente entonces el desarrollo evolutivo del concepto de soberanía.
A. Dimensión interna
A medida que se fue configurando el Estado moderno en virtud de la eliminación gradual de los poderes feudales intermediarios, se fue conformando una interrelación clara y directa entre el gobernante y los gobernados. Este afianzamiento gradual del poder político se complementó con la dimensión territorial denotando el alcance de este poder o control hasta la frontera limítrofe con otro Estado. Dentro de esta territorialidad, el ejercicio del poder implicaba el monopolio del uso de la fuerza física legítima. Es decir, el reconocimiento y la aceptación de que una autoridad superior tomará decisiones normativas en nombre de la colectividad asentada dentro de un territorio y de que sancionará coercitivamente a los detractores de la ley. En este proceso formativo de la soberanía en su dimensión interna, el gobernante, a través del uso de esta prerrogativa de la coersión física legítima, tomaba las decisiones para eliminar las confrontaciones internas (las guerras particulares entre los señores feudales) y avanzar en la obtención de una cohersión interna. Esta última se daba con la superación gradual de las guerras, cuyo logro efectivo iba determinando las posibilidades reales para el ejercicio total de la soberanía interna mediante la fusión de la capacidad de tomar decisiones en nombre de la colectividad gobernada y la práctica de la defensa del territorio que se vulneraba desde afuera. Por último, la fusión de estas acciones le otorgaba a su autor y jefe, el carácter de soberano en virtud del cual podía interactuar de igual a igual con los gobernantes de los otros Estados para guerrear o lograr la paz.
B. Dimensión externa
El ejercicio de la soberanía en la dimensión externa implicaba entonces un reconocimiento doble. De un lado a la existencia de un poder de mando indiscutible para encabezar el relacionamiento con el par o los pares de los demás Estados. Del otro lado, a la certeza sobre la existencia de esa figura provista de la autoridad y del poder suficientes para interactuar políticamente en representación de todos los miembros de ese Estado.
Así la noción de soberanía, de buen arraigo en la dimensión interna del Estado y más inasible por fuera de él, dejó claro el contraste que ha señalado Nicola Mattecucci, “cuando los conflictos internos son más fuertes que los interestatales, el Estado ha perdido su unidad política”4. Precisamente ha sido esta diferencia un factor preponderante en el hecho de que el concepto de soberanía se haya mantenido como un reto filosófico a lo largo del proceso histórico de la reflexión y el análisis de la política.
Los pensadores medievales dejaron claro que el soberano, y no la soberanía, tenía la preeminencia, era la cabeza del orden jerárquico existente. No obstante, el rey dictaba justicia con base a las leyes consuetudinarias del Estado que encabezaba y garantizaba que a cada capa y a cada clase de la jerarquía le correspondieran los derechos y los deberes establecidos.
Los teóricos modernos platearon un cambio total. El rey estaba por encima de la ley que hacía. No tenía límites legales. Así el derecho quedaba reducido a la ley del soberano. Lo principal era explicar el equilibrio entre la fuerza y el derecho. Entender el carácter de la fortaleza de la soberanía, si era absoluta (Bodín) o indivisible (Le Bret); individual o colectiva, limitada o universal; justa o arbitraria5. Esta riqueza de la reflexión sobre la soberanía fue concomitante con la complejización de la organización política resultante a su vez de la transformación creciente de los procesos de la distribución espacial de la población. Pensadores modernos como Hobbes, Locke y Rousseau incidieron notablemente en este enriquecimiento a medida que iban aclarando el panorama explicativo que demandaba la nueva realidad socio-política europea. Así con la explicación de la distribución del poder y del sentido de los contratos sociales requerido para su ejercicio en paz, el tratamiento del concepto se desarrolló notablemente. Más tarde, en los siglos XIX y XX vinieron teorías que el mismo Matteucci denomina realistas y abstractas. Las primeras planteadas por Marx para cuestionar el poder soberano en cabeza de la clase dominante, continuadas por Mosca6 para quien este fenómeno lo ejercía la élite del poder y por Mills7 para quien este recurso se ubicaba en los grupos sociales. Las segundas enfatizaron la despersonalización de la soberanía para enfrentar el reto de conciliar al soberano con el pueblo y a la monarquía con el Estado. Este proceso de abstracción también perseguía la explicación racional atinente a la ubicación del poder último de la decisión soberana. El aporte del pensamiento kantiano, también contemplado por Matteucci, en cuando a la cabida de la teoría de la separación de poderes en cada una de las ramas del poderpúblico, completa el ciclo de las abstracciones sobre la soberanía.
El desarrollo del pensamiento político continúa haciéndose más complejo a medida que bajo el régimen democrático se afina la noción del Estado de Derecho. Bajo esta noción, la soberanía, sin desaparecer, se desdobla hacia el ámbito constituyente, en el cual se va redefiniendo el ordenamiento jurídico, tanto del Estado como de sus miembros. La lucha por la búsqueda de la igualdad política dentro de una diversidad cada vez más demandante y reivindicativa va transformando el sentido de la soberanía. El cambio se acentúa y va limitando su alcance con las rápidas transformaciones geopolíticas que conlleva el nuevo sistema mundial.
Así la descolonización, el aumento de la cooperación y la interdependencia entre las naciones, el surgimiento de las distintas expresiones de la supranacionalidad (comunidades, cortes, poderes, alianzas militares), la internacionalización del mercado y de la economía, el auge de las empresas multinacionales, el impacto global de los medios masivos de comunicación y todos los determinantes de la “aldea global” de McLuhan se constituyen en la gama de vectores del cambio de sentido de la soberanía, la cual, como si fuera poco, y como se anotó atrás, se desplaza al ámbito de la individualidad8. En él, cada persona es sujeto igualitario de todos los derechos y deberes que el constitucionalismo reciente (no sólo en América Latina sino en todo el nuevo orden mundial) de la democracia participativa consagra para el universo de la población. El reto explicativo del concepto de soberanía en el tercer milenio continúa y más que nunca debe responder al entendimiento y aceptación de que bajo el fenómeno imperante de la globalización, la supranacionalidad real y potencial debe propugnar por el logro de la verdadera justicia social en la plurietnia y bajo el multiculturalismo. El reto también implica promover el acceso efectivo de la sociedad civil a la verdadera política ciudadana, responsable y participativa.
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