“Ya los republicanos de la Cámara de Representantes han presentado propuestas para reducir el programa en más de $166 mil millones.”

Hace un par de semanas, se ventiló en la opinión pública un propuesto cambio al Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (Programa), mejor conocido en la Isla como los cupones. El cambio sugerido era eliminar la discreción que tiene el beneficiario de retirar en efectivo un máximo del 25% del beneficio. Como ocurre usualmente, el asunto se redujo a ataques partidistas y al debate chiquito de cada día.

Cox con el depravado Gutiérrez

Lo cierto es que para entender el Programa aquí, hay que entender qué está pasando con el Programa a nivel nacional. Y lo que está pasando es que el Programa ha crecido estrepitosamente, tanto en el número de participantes como en los fondos asignados. Para el año pasado, el Programa tuvo cerca de 45 millones participantes (1 de cada 7 habitantes) y se gastaron $78 mil millones, ambas cifras las más altas en la historia del Programa. Como contraste, en el 2005, el Programa tenía 26 millones de participantes y costaba $33 mil millones, lo que refleja un aumento de 173% en participantes y 236% en fondos.

El aumento en gastos en el Programa se debe a varios factores. El primero y más importante resulta obvio en la gráfica y se trata del incremento en número de participantes. El 65% del aumento en gastos en el Programa se le atribuye a este factor, lo que es un reflejo del estado de la economía. Es sencillo, a mayor desempleo mayor el número de participantes. El segundo factor que explica el aumento en gastos en el Programa se trata de la Ley ARRA, pues mediante esa legislación se aumentaron las cantidades de los beneficios de forma temporal. ARRA contribuyó a un 20% del aumento en gastos en el Programa. Finalmente, aumentos en el precio de los alimentos, reducciones en los ingresos de los participantes y otros factores, contribuyeron al restante 15% del aumento en gastos en el Programa.

Si reveladoras son estas cifras experimentadas por el Programa hasta ahora, las cifras estimadas para los próximos dos años son peor aún. Por ejemplo, se espera que tanto el número de participantes, como los gastos en el Programa aumenten. En el caso de los gastos, se espera que aumente a $82 mil millones.

El cuadro presupuestario que presenta el Programa a nivel nacional ha forzado la búsqueda de opciones para mitigar el costo del mismo. Entre las opciones que se plantean está cambiar las normas de elegibilidad del Programa para hacerlas más limitantes, de manera tal que se reduzca el número de participantes. Otra opción es cambiar las normas del Programa para reducir la cantidad de beneficios. También se habla de reducir los costos administrativos del Programa, así como cambiar la subvención del Programa cambiándolo a una asignación en bloque.

Al ser este un año eleccionario, el Programa cae bajo asedio por la dureza de las campañas políticas. De hecho, ya los republicanos de la Cámara de Representantes (apoyados por Mitt Romney) han presentado propuestas para reducir el Programa en más de $166 mil millones durante los próximos 10 años. Lo único que ha impedido que una reducción de esa magnitud se materialice es el control del Senado y la Presidencia en manos de los demócratas. Por tanto, el destino del Programa, como el de muchos otros, se juega en esta elección nacional en la cual no tenemos participación, pero cuyos resultados nos afectan.