NR – Puerto Rico era en en el 1898 el país mas pobre de América, el Puerto Pobre, mas pobre que Haití. Tres Puertorriqueños, Julio Henna, Roberto H. Todd y Sotero Figueroa, le solicitaron al Sub-Secretario Naval Teddy Roosevelt el que liberaran a Puerto Rico; los Americanos fueron recibidos con música y flores; los Americanos prometieron y trajeron a Puerto Rico seguridad, progreso, salud, educación, libertad individual y democracia; los primeros dos partidos tras la llegada de los Americanos, el Republicano y Federalista, tenían la Estadidad en su Plataforma; todos los dirigentes favorecieron un proceso Plebiscitario y todos favorecieron la Ciudadanía Americana para los Puertorriqueños; El Acta Jones permitía no aceptar la Ciudadanía Americana, unos 313 Puertorriqueños llenaron una declaración jurada no aceptándola y luego la aceptaron y solo unos 14 fallecieron sin la Ciudadanía Americana. Los Separatistas y Populares se han dedicado a mentir y cambiar la verdad histórica, porque quieren volver al 1898, y que Puerto Rico vuelva a ser mas pobre que Haití. Hay que educar.
Por: Adolfo Méndez Ríos – Autor y consultor
Vieques es el mejor ejemplo de lo que le sucedería a Puerto Rico si los puertorriqueños cometiéramos la locura de separarnos de Estados Unidos para arroparnos con la bandera soberana. La consecuencia a corto plazo sería que la mitad de la población abandonaría la Isla, y la otra mitad, viviría en la pobreza extrema sin las transferencias, pagos directos, ayudas y subsidios federales.
Al presente, Vieques es una isla sin la Marina de Guerra de Estados Unidos y sin bombardeos, pero con un futuro incierto, ya que son muy pocos los que se preocupan por los problemas y el destino de la Isla Nena. En la actualidad, sus nueve mil habitantes están sintiendo los efectos deprimentes de la soledad y de la incertidumbre, desde que la Marina abandonó a Vieques como consecuencia de la presión que ejercieron distintos sectores de la sociedad civil para forzar el retiro definitivo de dicha fuerza naval del territorio viequense.
Aquellos ‘grandes libertadores’ de Vieques, entre los que había estudiantes, clérigos, abogados, legisladores, alcaldes y los consabidos socialistas y radicales que se aprovechan de las circunstancias para ganar alguna exposición pública, hoy no aparecen en Vieques, ni como visitantes turísticos. Todos se olvidaron de Vieques, lo que demuestra que la intensa propaganda para forzar la salida de la Marina fue una gesta hipócrita y un capricho, ya que, con posterioridad a la salida de la Marina, ninguna de estas personas ha tenido la decencia de ir a Vieques para solidarizarse con los problemas que hoy aquejan a sus habitantes.
Vieques es en estos momentos una isla con muchos problemas por resolver. Antes se decía que la Marina de Estados Unidos utilizaba a Vieques como un botín de guerra. Sin embargo, al presente, Vieques se ha convertido en un botín para el bandidaje, para el trasiego de drogas y para causar la intranquilidad de sus residentes. Muchos puertorriqueños de la isla grande van a Vieques en actitud de filibusteros para irrumpir en propiedades privadas y fastidiarle la vida a los viequenses.
Los ‘libertadores’ de Vieques ni se asoman por allí. Cumplida su misión de liberar a Vieques del ‘oprobio de la Marina’, ya ellos no necesitan visitar más a Vieques porque entienden falsamente que su misión se cumplió a cabalidad, por lo que el destino de Vieques le compete exclusivamente a los viequenses.
Son muchos los viequenses que añoran los días de la Marina. En aquella época la Marina vigilaba las costas de Vieques, y la presencia de los marinos en calles y lugares públicos infundía respeto.
Las facilidades hospitalarias de la Marina contribuyeron a salvar vidas, y sus helicópteros ayudaron a trasladar a la isla grande a heridos graves o personas con serios problemas de enfermedad. Todo eso pertenece al pasado. Sin descontar, los muchos matrimonios que se gestaron entre marinos estadounidenses y damas viequenses. Ahora Vieques se proyecta como un territorio desolado que tiene que resolver todas estas situaciones con los escasos recursos de un presupuesto municipal limitado. Las costas están a la deriva y son un atractivo para cualquiera que desee irrumpir en la isla con fines perversos. Los enfermos ya no tienen a su disposición las facilidades de la Marina. No hay marinos que gasten su dinero en los comercios de Vieques. Esta ha sido la gran aportación de los ‘libertadores’ a Vieques. Su gesta de liberación ha dejado a Vieques en la ignominia.
Al eterno problema de su deficiente transportación marítima hasta la isla grande, se suman ahora graves problemas de criminalidad, de transgresores de la ley que pululan por su territorio y una ola de asaltos a turistas, como ocurrió recientemente con la estadounidense que fuera atacada en una vereda que conduce a la Playa El Cocal. Este suceso es uno de muchos que han ocurrido en las playas de Vieques y que se encubren con el manto del silencio. La fuerza policiaca asignada a Vieques es limitada y no tiene la capacidad ni los recursos para atender los requerimientos de seguridad preventiva que exige todo el territorio de Vieques. Los recursos fiscales de Vieques son escasos y la economía de toda esa región se ha afectado desde la salida de la Marina. Mi sugerencia al Gobierno es activar un contingente de la Guardia Nacional para enviarlo a Vieques a vigilar las costas y a ayudar a restablecer la paz y la tranquilidad de sus habitantes. El Gobierno tiene el deber de atender el caso de Vieques con el carácter de emergencia que demanda la situación, para garantizar la seguridad de residentes y visitantes.
Puerto Rico desarrolla campañas promocionales en el exterior para atraer a turistas a nuestra isla, incluyendo a Vieques y Culebra. Cualquier incidente como el que ocurrió con la turista estadounidense, pudiera tener repercusiones desastrosas para la buena imagen de Puerto Rico.
Vieques es el mejor ejemplo de lo que nos pudiera pasar en Puerto Rico si los puertorriqueños no abrimos bien los ojos para proteger nuestros lazos de relación con Estados Unidos. Muchos de los ‘libertadores’ de Vieques están al acecho para confundir al Pueblo de manera que se lance por el camino incierto de una soberanía que solo traería limitaciones y graves consecuencias económicas. No debemos olvidar que varios de los ‘libertadores’ de Vieques decían entonces, que primero era Vieques y luego sería Puerto Rico. La agenda estaba ya pautada para intentar acciones libertarias en Puerto Rico. Pero la realidad es que los libertadores de Vieques todavía viven de los laureles alcanzados en la gesta de la isla Nena, y de su “gran triunfo” libertario.
Esta situación de Vieques, por real, amerita la más cuidadosa atención de la mayoría de los puertorriqueños que atesora su ciudadanía americana, a la luz del plebiscito que va a celebrarse el próximo mes de noviembre. La única manera de dar un ‘tapaboca’ a quienes quieren privar a los puertorriqueños de los beneficios de nuestra ciudadanía, es votando un ‘NO’ contundente en la primera pregunta del plebiscito. Dicho ‘No’ significa que no queremos seguir con el actual status colonial que ha sido una rémora para alcanzar nuestro progreso como pueblo. Y después, de expresar un ‘NO’ contundente, entonces votar abrumadoramente a favor de la Estadidad para que no haya duda alguna en la mente de nadie, incluyendo al Congreso de Estados Unidos, que los puertorriqueños queremos tener una ciudadanía completa bajo el amparo de la Constitución Federal.
Nuestra isla ha progresado, por supuesto, gracias al ingenio de su gente, pero también por el respaldo de una de las primeras potencias a nivel mundial. Negar esta realidad es colocarnos de espaldas ante lo evidente. Muchos otros países desearían tener los vínculos económicos y políticos como los que disfrutamos nosotros los puertorriqueños por nuestra relación con Estados Unidos. Muchos son los habitantes de otras regiones del mundo que buscan con afán convertirse en ciudadanos estadounidenses. A pesar de sus problemas más recientes, Estados Unidos sigue siendo una de las naciones más democráticas y más atractivas para la convivencia humana.
Todo lo anterior debe ser motivo para nuestro Pueblo de un cuidadoso análisis cuando llegue el momento de votar en el plebiscito que se aproxima. Esta consulta pudiera ser la última oportunidad real que tengamos de decidir nuestro destino. Lógicamente, los demagogos y los oportunistas vendrán con sus argumentos del pasado para intentar descarrilar la voluntad del Pueblo. Sin embargo, estoy bajo la impresión que esta vez nuestra gente tiene una mayor madurez y estará lista para defender su ciudadanía americana y desprenderse por siempre de un status colonial que por sesenta años se ha antepuesto a su bienestar y progreso. No olvidemos lo que ocurre en Vieques, y pensemos en el futuro de nuestras familias, hijos y nietos. Ellos se merecen algo mejor.
Comentarios a: mendezrios@coqui.net
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