El camino a nuestro destino
NR – Si la mayoría de los Legisladores, Alcaldes, dirigentes y lideres en todos los niveles estuvieran tan activos educando como los bloggeros y escritores voluntarios del PNP se aseguraría el triunfo de la Estadidad en el Plebiscito.
El camino a nuestro destino
Por: Adolfo Méndez Ríos – Autor y consultor
El discurso que repiten los enemigos de los Estados Unidos y los favorecedores de la colonia, en el sentido de que el Congreso Federal jamás le otorgaría la estadidad a Puerto Rico es, en mi opinión, equivocado y engañoso, con la finalidad de perpetuar el sistema colonial que tanto nos agobia. La mejor evidencia que contradice lo anterior, son los mensajes que nos han enviado los Estados Unidos desde que asumieron el control de la Isla. El primero fue la Ley Foraker para organizar el gobierno civil de Puerto Rico. Luego lo reafirmaron con la Ley Jones en el año 1917, que ofrecía la ciudadanía americana a los puertorriqueños y que casi todo el pueblo aceptó. Posteriormente, consolidaron el mensaje al aprobar la Ley 600, y poco después, nos abrieron las puertas para establecer un gobierno propio en el año 1952, aunque sin soberanía y sujeto a la cláusula territorial de la Constitución de los Estados Unidos.
Mientras los Estados Unidos nos enviaban todos estos mensajes alentadores, nosotros en Puerto Rico les ripostábamos con mensajes contradictorios, con divisiones y falta de consenso entre los puertorriqueños. Ello nos ha impedido enviar un mensaje contundente al gobierno americano de hacia dónde queremos dirigir nuestro destino. Toda esta confusión ha sido el resultado del trabajo sucio que han realizado los defensores de la colonia para promover el distanciamiento con los Estados Unidos. Los líderes de estos sectores antagónicos, han renegado siempre de la ciudadanía americana por un falso concepto nacionalista. No quieren los mismos derechos y obligaciones con la nación americana, porque no les interesa la integración. Al no interesarse por los derechos políticos de la nación, reniegan del espíritu democrático que es la esencia de la vida en los Estados Unidos. Quieren participar con independencia en los certámenes de belleza y en lo deportes porque ello les permite resaltar nuestras diferencias y fortalecer el sentimiento separatista. Ah, y por supuesto, quieren también los dólares.
En todo este tiempo, los seguidores de la colonia y del inmovilismo ideológico han mantenido un discurso falso con la finalidad de desorientar al pueblo e inculcar la idea de que la estadidad es algo imposible, por lo que estamos condenados a la colonia por el resto de nuestra existencia. Uno de estos mensajes es que tendríamos que pagar contribuciones federales, de Puerto Rico advenir a la estadidad. La realidad es que la inmensa mayoría de nuestro pueblo, más del 80%, no tendría que pagar contribuciones federales, y, por el contrario, recibiría una compensación del gobierno federal en consideración a sus bajos ingresos. La verdad en este caso es que, en detrimento de nuestros pobres, estos sectores pretenden que los grandes intereses locales no paguen los impuestos federales pero que reciban las ayudas como la recibió una de nuestras instituciones bancarias.
Hace pocos días el subdirector del Negociado del Censo de Estados Unidos, Thomas L. Mesenbourg, dramatizó la situación al señalar que de los datos obtenidos se comprobó que el salario promedio de las personas en Puerto Rico fue de $ 18,862, mientras que en Estados Unidos fue de $ 50,046. Dicho informe reflejó que el salario de la Isla se mantuvo prácticamente estático desde el año 2000. Lo anterior, unido a que el 45% de las personas en Puerto Rico vive bajo el nivel de pobreza, confirma que si Puerto Rico fuera un estado de la unión, la mayoría de los puertorriqueños no tendría que pagar contribuciones federales y cualificarían para otras ayudas.
La segunda falsedad que se ha repetido hasta la saciedad por los últimos treinta años, es el tema del idioma. Se nos ha querido hacer ver que la estadidad es imposible debido a que un alto número de puertorriqueños no domina el idioma inglés. En principio, la falsedad encontró eco en un sector desinformado del pueblo, pero a medida que han pasado los años, los puertorriqueños que visitan los Estados Unidos, y los que tienen acceso a los diferentes medios de comunicación, se han percatado que en todos los rincones de la nación se habla español y, que ahora, los propios estadounidenses se están interesando por estudiar el idioma ante la realidad de la gran presencia hispana en Estados Unidos. Los estadounidenses saben también que el español es el segundo idioma que más se utiliza en el mundo, pues se calcula que cerca de 600 millones de personas lo hablan. Es lógico que quieran mantener el inglés como su idioma oficial, pero, al mismo tiempo, reconocen que tienen que aprender el idioma español por la gran influencia hispana.
Desde el punto económico, y considerando el entorno empresarial que se ha desarrollado en nuestra isla por nuestros estrechos nexos con la nación americana, nosotros funcionamos, más como un País vinculado a los procesos del sistema económico americano, que como cualquier otro país caribeño. Sin embargo, y como parte del discurso engañoso, se le dice al pueblo que nuestro destino está vinculado a la región caribeña o a los países latinoamericanos con quienes apenas tenemos esporádicos vínculos de interrelación.
Nuestra isla es importante para los Estados Unidos porque es uno de los mercados de mayor consumo de los productos americanos, y en determinados productos y empresas, superamos las estadísticas de patrocinio con algunas de las jurisdicciones en suelo americano. En el sector de negocios hay empresas establecidas en la isla que han obtenido mejores resultados en el mercado de Puerto Rico que en los Estados Unidos. Algunas de éstas son: Walgreens, K-Mart-Sears y JC Penney.
Por todo lo anterior, cobra mayor trascendencia el anuncio del gobernador, Luis G. Fortuño, de celebrar un primer plebiscito el 12 de agosto de 2012 para que los puertorriqueños podamos decidir el camino de nuestro destino de una vez por todas. El liderazgo del Partido Popular Democrático (PPD) se enfrenta a una encerrona histórica de la cual no podrá zafarse muy fácilmente. La historia le está exigiendo cuentas a su liderato. Las indefiniciones y las falsedades del pasado ya no tienen cabida en la sociedad tecnológica del presente. Ya la gente sabe que el ELA no es una fórmula política permanente, que nunca lo fue, y que no puede haber tal cosa como un ELA mejorado. Los puertorriqueños sabemos que la mayoría de los problemas que padecemos obedecen a un sistema político arcaico que ya no nos sirve y que no podemos seguir perpetuando. Tampoco podemos caer en la trampa de concebir los procesos plebiscitarios con la misma mentalidad revanchista de los procesos eleccionarios tradicionales. El plebiscito a celebrarse el año próximo nos brinda la oportunidad de dar un giro de ciento ochenta grados a nuestro futuro para acabar con un sistema que está acabando con nosotros.
En la primera consulta tenemos la oportunidad de emitir un voto contundente en contra de la colonia. El camino a nuestro destino tenemos que visualizarlo mediante un estatus permanente que acabe de una vez por todas con esta indefinición que nos impide adelantar nuestro desarrollo, para cerrar la brecha entre los que tienen más y los que tienen menos. Y dentro de esta consideración, tenemos que anteponer el bienestar de nuestros hijos y de nuestras familias para asegurar que preservamos nuestra ciudadanía americana y los firmes lazos de relación con el pueblo estadounidense. La oportunidad se avecina y el momento de la definición está muy cerca. No la desperdiciemos por otras consideraciones que nada tienen que ver con nuestro bienestar y con nuestro porvenir.
Comentarios a: mendezrios@coqui.net
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