De la colonia a la Estadidad (Parte VI)

De la colonia a la Estadidad (Parte VI)

22 de mayo de 2012 – OpiniónPolítica – 

Parte 8 de ‘La Nueva Escuelita Estadista’

Mis amigos, esta serie de columnas ya está teniendo efecto: los defensores de la Estadidad las leen, las recortan, las distribuyen por Internet, las comentan con sus amigos, hacen con ellas su propia escuelita. Los enemigos de la Estadidad y del progreso para Puerto Rico, por su parte, rabian y publican comentarios apócrifos contra mi persona demostrando cuanto les incomoda que, después de tantas décadas de mantener como verdad oficial el gran engaño de ‘el ELA’, me haya dado a la tarea de denunciarlo de manera históricamente exacta pero en forma sencilla, para el Pueblo, en esta Nueva Escuelita Estadista. Les incomoda sobre todo que esté explicando la verdadera naturaleza de la Ley 600, del proceso de 1950 a 1952, de ‘el ELA’ y la estrategia posterior de los líderes del PPD. Les duele que haya demostrado como es claro que se sienten avergonzados de lo que han creado y siguen defendiendo.

El ELA es un rotundo fracaso, 68% de pobreza, 50 anos de atraso, ...

Porque no pueden negar que desde 1952, con gran ambivalencia y desacierto en sus posiciones, andan buscando la forma de ‘mejorar’ a ‘el ELA’. Se avergüenzan de lo que es esa opción en la realidad, tanto como de que el Congreso nunca les ha hecho caso cuando piden ‘mejoras’. Más aún, que en todo momento los que de verdad mandan les hayan dejado claro que gobiernan a Puerto Rico con poderes plenarios a tenor con la Cláusula Territorial, es decir, como una colonia. Esto los lleva a la ambivalencia de querer, por un lado de la boca, justificar lo que existe –‘el ELA’ territorial colonial y, por el otro lado, exigir cambios para ‘mejorarlo’. La vergüenza produce ambivalencia, y la ambivalencia sirve de base para mayores vergüenzas. No hay paz para los impíos (Isaías, 48-22) ni siquiera en los momentos que parecen triunfar. Veamos los detalles en la historia que vamos recontando.

La primera gran derrota electoral de ‘el ELA’ ocurre en 1993, aunque los líderes del PPD reclamaron la victoria. Vamos a los datos para evitar engaños. En el plebiscito de ese año desaparece el apoyo mayoritario que, por la fuerza de la personalidad de Luis Muñoz Marín había logrado el ELA en 1951 y 1967. Menos del 50% de los electores (solo el 48.6%) aprobaron con su voto la condición de inferioridad política que se nos impuso entre 1900 y 1922, y, que a instancias del liderato Popular refrendamos por el voto en 1951.

Sin el respaldo de una mayoría absoluta, la condición política actual quedó en esencia deslegitimada; es decir, la mayoría de los puertorriqueños declararon con su voto que no favorecen que Puerto Rico continúe con el régimen imperante. Estamos siendo gobernados sin el consentimiento pleno de los gobernados. Esa es la verdad.

Lo grande es que ‘el ELA’ perdió su legitimidad a pesar de que en ese plebiscito sus defensores utilizaron una engañifa que el gobierno dominado por el PNP les dejó pasar. Confiado del triunfo de la Estadidad, permitieron que los partidos que defendían cada una de las fórmulas produjeran la definición de la opción que aparecería en la papeleta. Los líderes del PPD vieron en esa cláusula su salvación: habrían de pedir el apoyo para un ‘ELA’ de fantasía que no existía, y que no tenía posibilidad de existir, el de “lo mejor de los dos mundos”, para transformar el respaldo que recibiera en apoyo a “el ELA tal como existía”. (Dígame usted, ¿necesitamos alguna prueba adicional de la ambivalencia o de hipocresía?)

Esa definición engañosa la basaban en la petición de un llamado “pacto bilateral” que no podría “ser alterado sino por mutuo consentimiento”; ahí estaba la primera mentira de esa definición. El Congreso siempre ha hecho claro que no existe un pacto bilateral que le impida al Congreso ejercer los poderes supremos, con inmunidad soberana, sobre Puerto Rico según el interés nacional así lo requiera.

Además, en virtud de la cláusula territorial (Constitución de EE.UU., Art IV, Sec. 3 Pár. 2, Línea 1), el Congreso tiene poderes plenarios para establecer localmente cualquier regla o reglamento necesarios para gobernar el territorio. Nada puede hacer el Gobierno de Puerto Rico para protestar o impugnar esos poderes gracias al consentimiento que los líderes del PPD hicieron que diéramos en 1951 y refrendáramos en 1967.

Mintieron igualmente al decir que de continuar bajo la presente condición política, los nacidos en esta isla están asegurados de no perder en el futuro la ciudadanía americana (ciudadanía americana irrevocable); y que es imposible que futuros Congresos nos impongan limitaciones al mercado con los estados (mercado común), o que nos obliguen a crear el dólar puertorriqueño (moneda común) o que nos saquen fuera de la protección de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos de América (defensa común). Todo eso lo podíamos perder entonces y lo podemos perder ahora mismo si el Congreso decidiera concedernos la soberanía con que coquetean los líderes Populares.

La ambivalencia que sienten los Populares por la condición de inferioridad política y la manera descarada en que mienten sobre este tema se hizo clara otra vez con su reacción a los resultados del Plebiscito de 1993. Los Populares alegan que ‘el ELA’ ganó el plebiscito ya que sacó más votos que la Estadidad (46.2%) o que la Independencia (4.4%). Pero fíjense si sabían que su victoria no era real, que no se atrevieron a ir al Congreso a pedir ningún cambio o ‘mejora’ a ‘el ELA’. En otras palabras, se sacaron la lotería pero no fueron a cambiar el billete por la vergüenza del premio que pidieron.

“Hipocresía de hipocresías y todo es hipocresía” (cf. Kempis) en lo que ‘el ELA’ se refiere. Todo lo que dijeron en la campaña de 1993 sobre mejorar ‘el ELA’ (las mismas que van a tratar de vendernos ahora en el 2012) fueron mentiras; lo que querían y lo que lograron fue mantener la condición territorial colonial de manera inalterada. Es lo mismo que habían querido y logrado en 1951 en 1967. Es lo mismo que quieren lograr en este plebiscito votando doble: votando por el ‘SÍ’ para justificar lo que existe y por el ELA Soberano para ocultar lo abyecto tras lo imposible. Son como el esclavo que lame y ama sus cadenas; y las lamen por ambas puntas.

De nuestra parte está detener ahora ese gran engaño histórico continuado. NO se les puede permitir que en la misma papeleta vuelvan a votar dos veces por el ELA. Y sobre todo tenemos que salir todos a votar para ver que esta vez gane el NO y la ESTADIDAD.

Comentarios a: GarrigaPico@Yahoo.com

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