LDC: Fracciones y decimales

NR – Lectura necesaria para los Estadistas/PNP/Pro-Americanos.

Fracciones y decimales

20 de junio de 2012 – OpiniónPolítica – 

Dice un viejo refrán que las montañas se forman de muchas pequeñas cosas. Lo que nos obliga a reenfocar en el diminuto mundo de la física cuántica electoral.

Foto Suministrada

Dice un viejo refrán que las montañas se forman de muchas pequeñas cosas. Lo que nos obliga a reenfocar en el diminuto mundo de la física cuántica electoral. A través de nuestra historia, ha sido el fraccionamiento, la segregación y la partición electoral la que ha permitido los grandes avances políticos. Así, por ejemplo, si no hubiese sido por el fraccionamiento del Partido Liberal y el crecimiento súbito del Partido Popular, Muñoz no le hubiera ganado a Barceló ni al Partido Federal en 1940. Hoy tampoco tendríamos alternancia bipartita, si en el 1968 la Pava no se hubiese dividido entre los seguidores de Negrón López y Roberto Sánchez y su Partido del Pueblo. Las fracciones viabilizaron el primer ‘gobierno compartido’ bajo el ELA. En aquella elección crítica, el particulado de votos tránsfugas del PPD inició el rompimiento de la hegemonía del partido colonial. El Partido del Pueblo se llevó 10%, el PIP 3%, el PER se llevó menos del 1%, y el resto es historia. Ferré ganó por el chorrito de 33 mil votos.

Históricamente, han sido las partículas de los partidos pequeños las que le han restado votos suficientes al partido grande para determinar un resultado electoral. En 1976 la izquierda independentista obtuvo en el agregado, sus números más altos para un total de 8% divididos entre el PIP y Socialistas, reduciendo el PPD a su piso electoral natural de un 45% y dándole por primera vez al PNP control de la Legislatura. Las fracciones del anticolonialismo independentista volvieron a erosionar la hegemonía del partido colonial que empezó a girar a la izquierda.

En el 1984 la ruptura fue a la inversa. La división del PNP con el Arcoíris de la Renovación de Hernán Padilla, le negó a la Palma el 4% necesario para revalidar frente a Hernández Colón. En esa elección, al igual que en la elección de 1980, comenzó a perfilarse otro fenómeno de nuestra física cuántica: la aparición de los votos melones –hoy llamados ‘populetes’; la fuga de votos independentistas que comenzaron a darle vida artificial a la Pava por 20 años más, con tal de que no ganara el PNP estadista. En las elecciones del 80 y 84, cerca de 40 mil votos independentistas, que en el 1976 habían ido a las filas de Rubén Berríos y Juan Mari Bras se embarcaron a las filas del coloniaje. De ahí para allá, la Pava ha dependido exclusivamente de la anexión de votos independentistas y soberanistas para retener y llegar al poder. En el 1988, Hernández Colón explotó sus políticas de españolización y del ‘Spanish Only’ para revalidar con el voto melón. En el año 2000 y 2004, Sila y AAV hicieron lo propio con las guerras contra la Marina en Vieques, la retórica antifederalista y los apoyos a las causas neonacionalistas para proteger su fraccional de pequeños átomos zurdos y lograr el poder.

Este año parece haber una escisión en el mundo cuántico independentista que durante los últimos 30 años ha girado alrededor de los electrones del partido colonial. La fatula ‘corrección histórica’ hacia la contentura del ELA colonial y los cantos de sirena de la unión permanente, han abierto una partición dentro de las filas del autonomismo que amenaza con descomponer la melcocha popular socialista que llegó a decimar el independentismo y perder su histórica franquicia.

Los lamentos de Charlie Hernández y el amancebamiento de las boconas ‘plumitas liberales’ soberanistas, reflejan una fisura estructural de fondo. De otro lado, el PPD enfrenta un agravante adicional en la multiplicación de pequeños partidos que atraen clientelas de diseñador, pero que a final de cuentas, compiten por los mismos votos que necesita desesperadamente la Pava para restar el copo electoral azul del año 2008. Ciertamente, el cantinfleo y la contentura colonialista del votar ‘Sí’ para votar ‘No’ y el decirle ‘No’ al ELA Soberano por el que han rezado toda la vida, no va a hacer nada por atraer las piezas que tanto necesitan para su inútil existencia como administrador colonial.

Este año la Pava enfrenta un PIP renovado, con caras jóvenes, y que solo puede crecer pa’rriba, luego de haber sido reducido al mínimo común denominador de independentistas en las elecciones del 2004 y 2008. Además de su juventud y dinamismo, Juan Dalmau cuenta con ser el único portaestandarte del ideal de la Independencia en el plebiscito eleccionario que se avecina. De otro lado, están ALAS (que no es partido, sino movimiento ideológico), y el MUS, que sí es partido, ambos pidiendo el voto por el ‘No’ a la colonia y por la soberanía de la libre asociación. A esos decimales, hay que sumar los muchachos del Coquí, de corte más ambientalista y antidesarrollista, y los socialistas del PPT que ahora tienen su propia finca privada con Rafael Bernabe, Pedro Muñiz y los sindicatos públicos de ejército electoral.

Ese agregado de cuatro entidades minoritarias de izquierdas le brinda una poderosa e independiente artillería al soberanismo e independentismo que, a final de cuentas y mientras el agapitismo mayoralista colonialista continúe perdido por la derecha, habrá de restarle votos a la plantilla popular. ¿Cuántos? No lo sabemos. La ‘plebiscitación’ de la elección cambia todas las expectativas y todos los paradigmas, pero hay dos realidades innegables: (1) Ninguno de estos partidos compite con el mercado ni la clientela del PNP; y (2) Todos y cada uno de los partidos minoritarios compiten con los candidatos y las posturas abandonadas por el PPD. Por eso mismo es que la Pava ha hecho lo indecible porque no se inscriban ni que cualifiquen para fondos.

Asuma por un momento el peor escenario para los partidos pequeños: Que el tubo colonial que chupa ‘sifonee’ un montón de votos melones. Dele como mínimo al PIP un 3%. Súmele al Coquí un 2%. Súmele al MUS y al PPT un 1% más.

Eso totaliza un 6% menos, o unos 100 mil a 125 mil votos menos para las redes de la Pava. Dele al PNP su piso electoral estadista de 47%, un bajón de 6 puntos de las elecciones del 2008. ¿Qué le queda a la Pava? En el mejor de los casos y llevando una campaña perfecta, un 47% a to’ jender. La pregunta es, si la papeleta de Agapito, Cox, Yulín y el ELA colonial, es lo suficientemente seductora y taquillera pa’ volver a coger de pendejos a miles de independentistas y a uno que otro estadista. De nuevo, las fracciones tendrán la última palabra…

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