CRECIMIENTO ECONÓMICO SOSTENIBLE

CRECIMIENTO ECONÓMICO SOSTENIBLE

Por: Carlos A. Colón De Armas – Profesor de Finanzas UPR  –  20/junio/2012

En Puerto Rico, muchas personas solicitan propuestas dirigidas a lograr que la Isla retorne a la ruta del crecimiento económico que se perdió desde mediados de los años setenta. Para atender esas preocupaciones, debemos comenzar por definir el problema adecuadamente. Luego de eso, lo más apropiado es recurrir a estudios científicos serios sobre el tema que son los que pueden, verdaderamente, señalar el camino a seguir.

De acuerdo a la Junta de Planificación, en el año 2011, el ingreso por persona en Puerto Rico fue de $15,995. Ese ingreso está muy por debajo del ingreso por persona de otros lugares más desarrollados. Veamos algunas comparables.
Según el Banco Mundial, de un total de 209 países analizados, los cinco con el ingreso por persona (medido en dólares americanos) más alto en el mundo en el año 2010, que es el año más reciente para el cual están disponibles los datos, son Noruega ($87,350), Luxemburgo ($76,980), Suiza ($71,520), Dinamarca ($59,400) y Suecia ($50,100). Otros países que también ocupan lugares prominentes en la lista son Estados Unidos (#8 con $47,340) y Alemania (#13 con $43,070). En términos de países más parecidos a Puerto Rico, cabe mencionar a Irlanda (#16 con $41,820) y Singapur (#17 con $40,070).

Es indudable que Puerto Rico enfrenta múltiples problemas económicos. Entre éstos podemos mencionar el hecho de que en la Isla tenemos una pobre distribución de la riqueza, los precios de algunos artículos son más caros que en otros lugares, la tasa de desempleo está alta, la tasa de participación laboral está muy baja y otros por el estilo. Los datos de ingreso por persona anteriormente presentados demuestran, sin embargo, que de todos los problemas que enfrenta la economía de Puerto Rico, el principal reto es la necesidad de crear riqueza y producir un crecimiento económico vigoroso para ponernos a la par con los países desarrollados. De hecho, algunos de los demás problemas se pueden solucionar si logramos crear esa riqueza y generar el crecimiento económico que tanto necesitamos.

Habiendo definido nuestro principal problema económico como la necesidad de generar crecimiento, lo próximo que debemos considerar es qué tendríamos que hacer para lograrlo.

Michael Spence (ganador del Premio Nobel de Economía en el año 2001) y Mohamed A. El-Erian realizaron un estudio sobre los factores que producen un alto crecimiento sostenible en los países. Ese estudio fue publicado bajo el título “Growth Strategies and Dynamics: Insights from country experiences” en la edición de enero-marzo 2008 de la revista World Economics.

De acuerdo a Spence y El-Erian, a partir de la Segunda Guerra Mundial, sólo 12 países han podido lograr un alto nivel de crecimiento económico sostenible, lo cual definieron como un crecimiento económico promedio de 7% anual por 25 años o más. Como parte del estudio, los autores identificaron siete factores o características que hicieron posible ese crecimiento. Consideremos esos factores y si la Isla cumple o no con los mismos.

1) La utilización del sistema de mercado como la principal herramienta para la distribución de recursos en la sociedad. En Puerto Rico, sin embargo, para muchos, las palabras “privado” o “privatización” son sinónimas de “corrupción” y el uso de las mismas derrota cualquier intento de diálogo y de búsqueda de consenso.

2) Compromiso y enfoque con el crecimiento sostenible, y la persistencia y determinación de un gobierno que responde a sus ciudadanos. Esa persistencia y determinación son claves, porque el crecimiento económico sostenible es un proceso que toma décadas y muchas veces hay que comenzarlo sin tener toda la información disponible, por lo cual requerirá ajustes a través del proceso. En Puerto Rico, lamentablemente, las estrategias económicas están ligadas al estatus político. El estatus actual no es otra cosa que una estrategia económica disfrazada de estatus político. Muchas estrategias económicas que son cónsonas con la estadidad no son compatibles con la independencia, y viceversa. Por lo tanto, cualquier estrategia económica que se desee implantar en Puerto Rico, la que sea, favorecería o perjudicaría a una de las tres opciones. Mientras esto no se resuelva, por más que se quiera, no habrá posibilidad de establecer en Puerto Rico políticas económicas de consenso que produzcan un alto crecimiento económico sostenible a largo plazo.

3) Gobierno efectivo y liderato que logre consenso a favor de políticas y estrategias que mejoren la calidad de vida de los ciudadanos y produzcan crecimiento. (Ver comentario al factor #2.)

4) Manejo competente del entorno macroeconómico que redunde en inversión. (Ver comentario al factor #2.)

5) Altos niveles de ahorro (mayor del 25% del PIB) e inversión. En Puerto Rico, se hace todo lo contrario. Gastamos más allá de nuestro ingreso y no ahorramos. Como resultado, nuestras inversiones están por el piso. A manera de ejemplo, desde el año 2000 hasta el año 2011, los gastos de consumo en la Isla aumentaron, a precios corrientes, por 63%, mientras la inversión en nuestra economía se redujo por 19%.

6) Flexibilidad y movilidad de los recursos, particularmente de la fuerza laboral. Esto incluye desigualdad en la distribución del ingreso por largos períodos de tiempo. En Puerto Rico, sin embargo, es prácticamente imposible discutir cualquier cambio a las leyes y reglamentos laborales que abone a esa flexibilidad.

7) Integración con la economía global con las exportaciones como la principal fuente de crecimiento. En Puerto Rico, las estadísticas sobre exportaciones esconden la verdadera realidad. En términos generales, los negocios basados permanentemente en Puerto Rico, contrario a los que están aquí transitoriamente, no producen volúmenes de exportaciones significativos.

En resumen, si queremos reactivar nuestra economía y mejorar la calidad de vida de los puertorriqueños, la agenda está clara. Tenemos que resolver el problema del estatus político de forma tal que nos podamos sentar y desarrollar estrategias consensuadas con visión de largo plazo.
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Nota: Este escrito fue publicado en el periódico El Vocero, 22 de junio de 2012, página 21.