“Este fantasmagórico personaje, antónima su ética de su adiposa figura, es también experto en sistemas de Inteligencia e interceptación de comunicaciones electrónicas sofisticadas”

La historia de Puerto Rico tiene innumerables ejemplos de personas que han trabajado servilmente a las agencias de Inteligencia de Estados Unidos. El hoy candidato a senador por el Partido Popular, Miguel ‘El Cuco’ Pereira, es uno de ellos. Entrenado en contraterrorismo en Quantico, Virginia, por la CIA y años después verdugo a sueldo de la Fiscalía federal en Puerto Rico, este exagente de Inteligencia, informante del FBI y roedor politiquero, de hábitat turbio como sus ideales inmediatos y motivaciones oscuras, se ha dedicado a hacerle el juego sucio a los intereses de la metrópoli carcomiendo la decencia y la moral pública que crece y se desarrolla en su entorno.

Este fantasmagórico personaje, antónima su ética de su adiposa figura, es también experto en sistemas de Inteligencia e interceptación de comunicaciones electrónicas sofisticadas. Desde su madriguera en la Fiscalía federal violó a su antojo los derechos de los que no comulgaban con sus intestinales motivaciones políticas. Con solo apuntar el dedo de su prejuiciada rosa náutica hacia el norte de su morbo, este pez león de agua dulce le hizo el infierno a mucha gente buena y decente en Puerto Rico.

Al salir de su patíbulo político en la esfera federal, este individuo hace su incursión en el servicio público del Gobierno de Puerto Rico, como Superintendente de la Policía. Su desempeño fue mediocre, por no decir excepcionalmente malo. Al mando de la Superintendencia, la estadística criminal siguió su rumbo ascendente. Nunca le dio una explicación veraz y convincente al Pueblo del porqué de tantos delitos graves, y su proyección en los medios fue de ramplón de turno esperando un plato de arroz con habichuelas y chuleta frita.

En el PPD AGP no Manda.

Al año de su inconsecuencia en la gestión pública, esta alimaña mediática es nombrada a la Secretaría de Corrección y Rehabilitación, y es allí donde nacen sus cachorros facinerosos. Otorgó contratos para la construcción de verjas perimetrales que ascendieron a $25 millones sufragados con fondos federales. Los contratos se le otorgaron a cuatro compañías de nombre Tyssen, Kyssen, Krupp y Hansel –nombres alemanes– que pertenecen a una misma persona. Fueron contratos otorgados sin realizar el proceso de subasta formal y se justificaron alegando una ‘emergencia’ de fugas que no existía y que no pudo probar. El dueño de estas compañías es un activista del Partido Popular y colaborador, en sus días, de Rafael Hernández Colón. Estas compañías fueron incorporadas durante el cuatrienio 2005-2008.

Incluso, dos de estas compañías se crearon en el 2008 y en menos de dos meses obtuvieron los contratos. Se alega que estas compañías no tenían experiencia alguna en construcción, por tal razón los proveedores de materiales no les fiaron. Por esta situación, dicen que el exSuper de la Policía firmó una declaración jurada garantizándoles los pagos. Además, sacado de la manga, ‘El Cuco’ Pereira creó una cuenta en el Banco Popular para depositar los fondos federales y pagarles directamente, obviando el procedimiento del Departamento de Hacienda. Pereira, se alega, otorgó estos contratos a sobreprecio. Dos firmas de ingenieros que Corrección tenía contratada, le entregaron sendos informes a Pereira notificando que se pagaba tres veces más caro al precio del mercado. ‘El Cuco’ no hizo nada.

Luego de perder las elecciones el PPD, ‘El Cuco’ Pereira enmendó los contratos para aumentar las ganancias a estas compañías y bajarles la penalidad en caso de atrasarse los proyectos. Las enmiendas se firmaron con tinta de calamar en diciembre del 2008 sin registrarse en la Oficina del Contralor de Puerto Rico, como exige la Ley.

En su decencia habitual, Luis Fortuño descargó su responsabilidad ministerial como Gobernador de Puerto Rico y canceló los contratos por las irregularidades manifiestas. Lo cínico de esta nauseabunda realidad política es que este es el portavoz que usó el senador Alejandro García Padilla para hablar de ética y pulcritud en los asuntos de gobierno. Y más triste aun, el perito sobre asuntos de seguridad pública que con frecuencia utiliza la Prensa; vertiendo comentarios ausentes de análisis y conocimiento preciso, pero cargados de veneno y prejuicio hacia el adversario político.

Lo lamentable de todo esto es que los medios de prensa lo saben, pero no hacen nada loable porque el desprestigio vende igual que el estupefaciente en el punto de drogas, como sugestivamente dijo Ernesto Sábato en La Resistencia. En ambos campos de batalla, el medio o el punto –física o figuradamente–, la acción amoral que va dirigida de manera abierta al aumento inmediato en los ingresos produce cuerpos inertes mirando la Luna.

Comentarios a: marioramosmendez@yahoo.com