No hay peor ciego…

No hay peor ciego…

16 de julio de 2012 – OpiniónPolítica – 

“Entienden que cambiando al gobernador, los problemas del País se van a resolver como por arte de magia. Este es un ejemplo de fanatismo a su máxima expresión.”

EL VOCERO / Archivo

Por: Adolfo Méndez Ríos  –  Autor y consultor

Los que escribimos semanalmente en los periódicos, siempre estamos a merced de quienes no congenian con nuestros planteamientos. Cada vez que publicamos una nueva columna no se hace esperar la reacción de alguno de nuestros lectores. Afortunadamente, la mayoría de las reacciones son respetuosas aunque algunas no coincidan con nuestra línea de pensamiento. Otros, por cierto, muy pocos, escriben comentarios peyorativos con el fin de menospreciar los argumentos de los columnistas, y en ocasiones, se lanzan al lodazal con expresiones irrespetuosas que el columnista se ve forzado a ignorar por aquello de no rebajar la seriedad del debate público.

En este proceso surgen los consabidos fanáticos que son incapaces de ver la realidad y de evaluar con objetividad muchos de los asuntos públicos. El caso más reciente me sucedió con un tal ‘Richard’, quien se sintió ofendido por mi más reciente columna en la que yo comentaba los desaciertos de la propaganda del Partido Popular Democrático (PPD) sobre los alegados ‘amigos del Gobernador’. Este menciona una larga lista de los problemas que sacuden a Puerto Rico y se los achaca al gobernador Luis G. Fortuño. La realidad es que los problemas que plantea el lector corresponden a las limitaciones de nuestra condición colonial y del actual status del ELA territorial. No son responsabilidad directa del Gobernador.

Por el contrario, el gobernador Luis G. Fortuño ha tenido que hacer de tripas corazones, como decimos en el lenguaje callejero, para evitar el colapso total de un modelo económico que ya no nos permite afrontar con éxito las necesidades del Puerto Rico del siglo 21. El tal ‘Richard’, y otros por su estilo, entienden que cambiando al gobernador, los problemas del País se van a resolver como por arte de magia.

Este es un ejemplo de fanatismo a su máxima expresión. Lo curioso es que en la misma edición en que apareció mi columna ‘Los verdaderos amigos del Gobernador’, El VOCERO publicó dos reportajes que dan cuenta de los logros de esta administración en las aéreas de salud y de educación, los cuales el lector ‘Richard’ prefirió ignorar.

En el primer reportaje, de la pluma de Yennifer Álvarez Jaimes, se menciona que un 52 por ciento de los beneficiarios de Mi Salud están “muy satisfechos” o “satisfechos” con el plan de salud del Gobierno, según datos de una encuesta realizada entre febrero y abril de este año.

El estudio evaluó la experiencia del paciente con el plan de salud, y cubrió todas las áreas esenciales relacionadas con los servicios que reciben dichos pacientes, incluyendo los médicos primarios y especialistas, los referidos y deducibles y el servicio de farmacia, laboratorio y las compañías de seguros. Lo más importante es que un 62 por ciento de los entrevistados aseguró sentirse satisfecho por los procesos para adquirir sus tarjetas, catalogándolos de excelentes.

En la misma edición del periódico EL VOCERO, se publicó otra reseña de Yamilet Millán Rodríguez, sobre el reconocimiento a nivel mundial del proyecto de las Escuelas del Siglo 21 impulsado por la actual administración del gobernador Luis. G. Fortuño. Estas nuevas escuelas fueron incluidas como parte de los 100 proyectos de infraestructura urbana que la empresa de consultoría KPMG destacó en su informe: Infraestructura 100: Edición de Ciudades del Mundo. Lo relevante de este informe es que la selección de estas obras de infraestructuras se hizo por medio de jurados regionales y mundiales independientes para destacar “las más innovadoras e inspiradoras”.

Si a estos dos logros importantes de la administración Fortuño se suman otros avances en el sector de nuestra economía y en la administración de las finanzas públicas, es absurdo decir que Fortuño no ha hecho nada, porque tal argumento representa una pieza de propaganda barata y falsa. El haber tomado el gobierno con un déficit monumental de cerca de $ 3,300 millones e iniciar el nuevo gobierno, sin dinero para pagar la primera nómina de los empleados públicos, constituyó un reto de grandes proporciones para el Gobernador. Sin embargo, él no se amilanó ni cerró el gobierno como lo hizo Aníbal Acevedo Vilá. Por el contrario, se dedicó a trabajar duramente para sacar a flote las finanzas públicas y mejorar sustancialmente las perspectivas de futuro para Puerto Rico.

Lo importante a destacar en todo este asunto es que el Gobernador se vio obligado a resolver problemas viejos antes de poder implantar sus iniciativas nuevas. Este es un grave problema que se ha generalizado en distintos países del mundo. Cada vez que llega un nuevo gobernante, hereda múltiples situaciones que las administraciones previas dejaron de resolver o que convirtieron en un desastre total. Esto viene ocurriendo con el gobierno de Mariano Rajoy en España y ha venido ocurriendo con otros gobernantes y con nuestro gobernador, Luis G. Fortuño.

Culpar al Gobernador por los desastres que dejaron sus predecesores es un acto de fanatismo y de poca seriedad intelectual. Puerto Rico ha mejorado en muchos de los renglones y programas sociales. Esto es lo que uno puede ver con el ojo avizor de la objetividad. Pero, no olvidemos aquel refrán que reza: “No hay peor ciego que el que no quiere ver”. Hay gente, que por sus afanes partidistas preferirían volver a los tiempos inciertos del pasado. Hay gente, que por sus afanes partidistas preferirían colocar en la gobernación a una persona no apta para enfrentar los problemas económicos y sociales del Puerto Rico de hoy.

Lo anterior no lo digo por meras especulaciones o por que sea enemigo de García Padilla. No soy enemigo de nadie que quiera involucrarse en el proceso democrático para aspirar a la más alta posición de nuestro gobierno. Lo digo basado en las propias expresiones de García Padilla sobre sus planes para Puerto Rico, de llegar a ser gobernador, que de cumplirse, nos arrastrarían al caos social. En primer lugar, el hombre sigue soñando con un Puerto Rico soberano. El hombre desea eliminar el IVU y eliminar el arbitrio a las industrias foráneas que realizan negocios en nuestra isla. El hombre quiere legalizar un mecanismo de medicación para saciar las necesidades de los pacientes de drogas. El hombre quiere volver a llenar el gobierno de batatas políticas. Cuando uno analiza objetivamente todas estas locuras programáticas, puede percatarse que el candidato del PPD a la gobernación no tiene un concepto claro de lo que implica la gobernación del País en tiempos de grandes retos sociales y económicos.

Debo concluir que algunas de las reacciones de los lectores a los columnistas, contienen una alta emotividad fanática. El fanático suele ponerse gríngolas o vendas para no tener que reconocer que el gobierno está haciendo algo positivo. Lo curioso es que las dos previas administraciones Populares se distinguieron por no hacer nada relevante en beneficio del Pueblo. No hubo obras de infraestructuras. Se eliminaron del plan Mi Salud a más de 200 mil beneficiarios. Se quebraron las arcas públicas. Se les dejó de pagar a los proveedores del gobierno. Y, para colmo, se decretó un cierre de gobierno que tuvo el efecto de lesionar la integridad institucional del gobierno ante los ojos de la comunidad financiera. La verdad, es que al lector ‘Richard’, o ‘Ricardo’, le aplica el refrán que reza: “No hay peor ciego que el que no quiere ver”.

Comentarios a: mendezrios@coqui.net

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