El derecho irrestricto a la fianza no protege a la ciudadanía

El derecho irrestricto a la fianza no protege a la ciudadanía

17 de agosto de 2012 – OpiniónPolítica, – 

¿Vale la pena votar Sí para proteger al pueblo?

Exjuez Héctor Laffite. EL VOCERO / Archivo

Por Héctor M. Laffitte, Ex-Juez Presidente Tribunal Federal

El derecho es una rama desgajada de la sociología. La razón principal porque los pueblos forman gobierno es para obtener seguridad y protegerse.

La función primordial del Estado constitucionalmente constituido es brindarle protección y seguridad a la ciudadanía. La Constitución de Puerto Rico obliga a los jueces a conceder fianza en todos los casos independientemente de la gravedad o aberración del delito. A los que insensible e indiscriminadamente disparan desde un vehículo en la vía pública utilizando potentes armas de alta capacidad destructiva masacrando a víctimas inocentes, mujeres y niños, hay que concederles fianza y quedan libres para reintegrarse a la comunidad no importa la peligrosidad del imputado ni lo detestable del delito. La fianza dentro de nuestro ordenamiento jurídico se impone con el único fin de garantizar la comparecencia del acusado a juicio. Nada se dice ni se condiciona a la peligrosidad del acusado ni a la protección de la sociedad.

Tanto en Puerto Rico como a nivel federal la fianza es un derecho constitucional, pero en ambos no es absoluto. En los años ochenta, ante la peligrosidad que presentaban los narcotraficantes y el aumento en crímenes de violencia, el Congreso concluyó que estos delincuentes salían en libertad luego de prestar fianza y continuaban delinquiendo. De esa experiencia se aprobó la Ley de Reforma de la Fianza (Bail Reform Act) para proteger a la comunidad del peligro que representa este tipo de delincuentes. La finalidad de esta medida se centró en la protección de la comunidad y la peligrosidad del acusado como valor preeminente. En Puerto Rico la fianza se enfoca en asegurar la comparecencia del acusado a juicio. En la jurisdicción federal el juez tiene discreción para negar la fianza en función de la protección de la sociedad. Por el contrario, en la jurisdicción local hay que fijar fianza no importa la peligrosidad del individuo ni lo repelente del delito. La protección del público es irrelevante.

La Ley de la Reforma de la Fianza federal no elimina el derecho a la fianza, ni requiere ni obliga que el juez la deniegue. No obstante, en los casos de narcotraficantes y de violencia le ofrece al juez una herramienta y discreción para negar la fianza. Existen innumerables casos federales interpretando el Bail Reform Act. Contrario a lo que se repite, sin pensar, por letrados y jueces, la ley no viola la presunción de inocencia por la sencilla razón que la presunción de inocencia, como ha resuelto el Juez del Tribunal Supremo de Estados Unidos, Stephen Breyer, se da en el juicio y no antes. La negación de fianza ha pasado exitosamente por el tamiz constitucional al rechazarse invariablemente el argumento de que atenta contra la presunción de inocencia.

Mentes ilustradas entienden que en Puerto Rico se puede reglamentar la negación de la fianza mediante legislación ante la situación de inseguridad colectiva que sufre la ciudadanía: balaceras a todas horas, masacres en plena luz del día, disparos de vehículo a vehículo en las vías públicas cobrando vidas inocentes mientras los narcotraficantes y los asesinatos continúan causando estragos y erosionando el tejido social. No es necesario enmendar la Constitución, sólo se requiere legislar tomando de modelo el Bail Reform Act.

La policía se queja, con razón, de que no consigue testigos. La ciudadanía se pregunta por qué. La razón estriba en que los testigos saben que el individuo peligroso o el poderoso narcotraficante saldrá bajo fianza y su seguridad estará en precario. Existe, por consiguiente, una correlación entre la disponibilidad de la fianza y la ausencia de testigos. Resulta una paradoja que en muchas ocasiones las autoridades solicitan que el caso se transfiera al Tribunal Federal donde no existe un derecho absoluto a la fianza. ¿Por qué en la federal sí y en la local no? De hecho, en ambas jurisdicciones los jueces son todos puertorriqueños ejerciendo sus funciones en la misma territorialidad. ¿No es un acto de hipocresía que mientras se habla del “sagrado derecho constitucional a la fianza” refieren los casos notorios a la jurisdicción federal para asegurarse que el delincuente no represente más un peligro a la sociedad? ¿Qué mejor orden de protección en los casos de violencia doméstica agravada o la amenaza de muerte que negar fianza al maltratante? La imposición de fijar fianzas exageradamente altas violenta la Constitución de Puerto Rico y la de Estados Unidos que prohíben fijar fianzas excesivas. Esa no es la solución.

Ningún derecho constitucional es absoluto. La Constitución de Puerto Rico ni la de Estados Unidos está escrita en piedra. El derecho ha de encarnar la realidad social. Las condiciones de criminalidad del 1952, cuando se adoptó nuestra Constitución, no son ni remotamente las mismas del presente. Era una época donde los asesinatos eran una excepción y no la regla, y no existían las guerras y venganzas por los puntos de droga. La Constitución de Puerto Rico no es un pacto suicida. Tampoco es una camisa de fuerza. No puede interpretarse de manera tiesa o como si sólo contuviese axiomas de un libro de matemáticas.

¿Vale la pena votar Sí para proteger al pueblo?

Doy el ‘Sí’

17 de agosto de 2012 – OpiniónPolíticaPuerto Rico – 

“El domingo, daré el ‘Sí’ también para comenzar a demoler la mediocridad que impera en nuestra política”

Nadie ha pedido mi mano, pero el domingo acudiré a las urnas a dar un doble ‘Sí’ con mi mano. Es mi deber ciudadano y surge de un proceso pensado y deliberado.

Daré el ‘Sí’ en la propuesta para limitarles la fianza a los asesinos, porque ya es hora que los ciudadanos decentes y los familiares y amigos de las víctimas del crimen, nos levantemos en paz para enviar un mensaje claro y contundente de que nuestros derechos a la vida, a la propiedad y a la tranquilidad, van por encima de los derechos exagerados y acentuados de los criminales. Ese ‘Sí’ tiene que ser un grito claro y contundente, a la prensa y a la clase leguleya del País que se han dedicado a ser los abogados del diablo y los acólitos de las bandas de narcotraficantes y de narcoadictos que asesinan y aterran a nuestra ciudadanía.

Parte de la tragedia de este país ha sido que en el ordenamiento de Derecho establecido por el Tribunal Supremo Popular; los derechos de los acusados son preponderantes y superiores a los derechos a la vida e integridad de los millones que han sido victimizados por el crimen durante los últimos 30 años. Un voto contundente para que se le limite el derecho a la fianza a los asesinos, es un grito de rebelión contra ese sistema de sujetos y predicados invertidos y en el cual los sospechosos usuales y las personas de interés, tienen más protecciones que los millones de hombres y mujeres honestos que componen la ciudadanía de a pie.

Contrario a muchos, no me comeré la guasa de que una propuesta para entregarle a los honestos miembros de nuestra judicatura el poder valorativo y la discreción para negarle la fianza a un acusado de asesinato, constituye una renuncia a todos los derechos civiles y un paso hacia la dictadura. Valga señalar que esta cochina colonia es el único lugar del mundo donde se le garantiza un derecho absoluto a la fianza a los imputados de delito y de las pocas jurisdicciones de 250 países y estados, en los que se le permite votar a los convictos de delito confinados a pena carcelaria. Son precisamente esas aberraciones las que han convertido la ‘Isla del Encanto’ en lo que denominó el padre de una víctima de asesinato la ‘Isla del Espanto’.

El domingo, daré el ‘Sí’ también para comenzar a demoler la mediocridad que impera en nuestra política. Ciertamente, el recortar escaños legislativos no va a resolver completamente el problema de la incompetencia, de la mediocridad y de la mala calidad humana y profesional de los políticos, de los representantes y senadores que elegimos. Pero es un paso indispensable en la dirección correcta. A menos perros, menos pulgas. En la medida en que les quitemos poderes a los legisladores –y ciertamente un solo escaño legislativo es una formidable y millonaria base de poder– comenzaremos a recortarles las alas y a ponerlos en su sitio.

Soy de los que pienso que la calidad de nuestros políticos no empezará a mejorar sustancialmente, hasta que acabemos con los vividores y chupadores de la política profesional. Hasta que liquidemos el carrerismo legislativo y municipal no va a mejorar nuestra estirpe política. Ello requiere también lo que está proponiendo el PPD, de regresar al concepto del ciudadano legislador acabando con las dietas, las prebendas y el mojoneo permanente de una legislatura 24-7-52. Pero más allá de lo que proponen ambos partidos, no vamos a lograr relevos y cambios sustantivos en la calidad de nuestros políticos hasta que le acabemos la piquita de correr en términos ilimitados y hacer carreras políticas. Sí, hay que limitar todos los términos a dos. El que quiera ser un político profesional, deberá aspirar a distintos cuerpos. Y también hay que recortarles el salario a los alcaldes y quitarles el poder para autoremunerarse. Eso quedará como asignatura pendiente para ir sacándoles las pulgas a los perros.

Mi voto por el ‘Sí’ en ambas posturas también tiene una razón profundamente ideológica. Me importa un carajo el destino de los políticos que aspiran a ser electos. Pero más allá de eso, este año estamos en un proceso de plebiscito-electoral en el cual la decisión trascendental será determinar el futuro del destino político de esta Isla y el equipo que habrá de implantarlo. Como soy anticolonialista y estadista, opino que las fuerzas de la descolonización y la causa de la estadidad necesitan que el ‘Sí’ prevalezca en este referéndum para ganar moméntum y masa crítica camino al 6 de noviembre. Esa doble victoria del ‘Sí’ es también un paso indispensable en la dirección correcta. Por eso, rajaré el ‘Sí’ dos veces. Y la que piense que los que damos el ‘Sí’ somos ignorantes, mal educados, desinformados, fascistas, anticristianos o apasionados, es una insolente y prepotente pendeja. Ahí está. Tit for tat…

Vea y lea El Nuevo Día tras mentiroso HipócritaLa Comay con el Sí, los Fiscales, Los RossellóLos Buenos a Favor del SíWalter Mercado,Luis FortñoBasta YaEl Genuino Luis A. FerréCarta de una Madre al a la Madre del Asesino de su Hijo y en Indice otros escritos favoreciendo a la Limitación de la Fianza para Asesinos Extremos y la reducción de la Legislatura.

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