¿Por qué ‘No’?

¿Por qué ‘No’?

14 de septiempre de 2012 – OpiniónPolítica – 

“Los puertorriqueños tenemos que poder ‘caminar y mascar chicle a la misma vez’”.

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A través de nuestro actual status político, a los puertorriqueños se nos violan nuestros derechos civiles. Esa violación de derechos civiles se manifiesta de dos formas principales: (1) estamos sujetos a las leyes de un gobierno en el que no tenemos la debida participación y el cual no ayudamos a elegir, y (2) le pagamos impuestos a ese mismo gobierno.

Sobre el hecho de que esa violación de derechos existe, todos estamos de acuerdo. Incluso los partidarios del status actual le reconocen un “déficit de democracia”. La diferencia estriba en qué hacemos al respecto.

En cualquier lugar razonable, la mera existencia de esas violaciones de derechos ci-viles sería suficiente para unir a la sociedad de forma tal que podamos darle fin a ese ordenamiento político. En Puerto Rico, sin embargo, la situación es muy diferente.

En nuestra isla existen dos corrientes de pensamiento con relación a ese asunto, cada una con sus consabidas divisiones. Por un lado están los que consideran esas violaciones de derechos civiles inaceptables y desean terminarlas de inmediato. En ese grupo se encuentran los estadistas, los independentistas y los que favorecen la libre asociación. Por otro lado, se encuentran quienes favorecen el actual status político, bien sea en su forma actual o con las modificaciones que el Congreso tenga a bien aprobar.

Muchas personas argumentan que tratar de resolver el problema del status político no debiera ser una prioridad. Esas personas indican que son tantas las diferencias en torno al status, y es tanto lo que nos divide, que sería más productivo dedicar las energías a resolver otros problemas como, por ejemplo, la economía, la educación, la salud y la seguridad, en los que tenemos mayor probabili-
dad de coincidir y aunar esfuerzos para solucionarlos. Además, señalan que nuestra economía y calidad de vida están tan deterioradas que no podríamos ser un estado ni un país independiente bajo nuestras circunstancias actuales. Para esas personas, antes de atender el status, primero debemos unirnos para resolver los demás problemas que nos aquejan.

Posponer la eliminación de las violaciones de derechos civiles que representa nuestro actual status político conlleva dos problemas principales. En primer lugar, la solución a muchos de nuestros problemas podría ser muy distinta bajo diferentes opciones de status. Por lo tanto, posponer la solución al problema del status político equivale a posponer también la verdadera solución a nuestros otros problemas. Después de todo, asuntos como la economía, la educación, la salud y la seguridad se pueden resolver tanto bajo la Estadidad como la Independencia, pero esas soluciones serían muy diferentes bajo una o la otra. En segundo lugar, y quizás lo que es más preocupante, mientras el tiempo transcurre atendiendo otras prioridades se nos siguen violando nuestros derechos civiles. Aceptar esas violaciones de derechos civiles, sin embargo, por las razones que sean, no debe ser aceptable para nadie.

Muchos en Puerto Rico viven bajo la percepción de que nuestro actual status político es indispensable para nuestro progreso económico y para el mejoramiento de nuestra calidad de vida. La evidencia disponible ante nuestros propios ojos demuestra claramente que esa percepción no es correcta. A manera de ejemplo, existen 50 estados y todos tienen una economía más robusta y una calidad de vida mejor que la nuestra. De la misma forma, también existen muchos países independientes que están mejor que nosotros.

Si se puede progresar y tener éxito bajo otras fórmulas de status, no hay razón para mantener el status político actual bajo el cual se nos violan nuestros derechos civiles. De lo contrario, habría que concluir que los puertorriqueños constituimos la única sociedad en la historia de la humanidad que piensa que necesita que se le violen sus derechos civiles para progresar.

Desde luego, nada de lo anterior significa que debemos cruzarnos de brazos y no hacer nada hasta que se resuelva el problema del status. Hay mucho que podemos, y debemos, hacer para tratar de resolver todos nuestros problemas sin tener que esperar porque se resuelva el status. De la misma forma, también sería incorrecto cruzarnos de brazos y no hacer nada por resolver el status hasta que se resuelvan todos los demás problemas. Como dice la famosa frase pueblerina, los puertorriqueños tenemos que poder “caminar y mascar chicle a la misma vez”.

En síntesis, cualquiera que sea nuestra preferencia final de status, es importante que votemos ‘No’ en la primera pregunta del plebiscito, para rechazar nuestra actual condición colonial. Hacer otra cosa implicaría que a los puertorriqueños no les importa que les violen sus derechos civiles y ninguna sociedad que se respete a sí misma debe aceptar eso.

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