“Ello conlleva el riesgo, en el peor de los casos de cerrarnos la puerta de la Estadidad para siempre”

La posibilidad de que Puerto Rico peticione formalmente ante el Congreso y la Casa Blanca su incorporación como el Estado 51 de la Unión por primera vez en 114 años de relación territorial colonial con Estados Unidos este próximo 6 de noviembre, pende de un hilo a la luz del miedo infundado y la desinformación imperante entre un nutrido y decisivo grupo de electores estadistas confundidos.

Veamos. La ambivalencia de este grupo de electores sobre cómo votar en la primera pregunta de la papeleta plebiscitaria, en que se nos inquiere si queremos mantener nuestra actual condición política territorial, amenaza con contribuir a la victoria del ‘Sí’ en la misma, anulando en términos prácticos una victoria de la Estadidad en la segunda pregunta. Ello conlleva el riesgo, en el peor de los casos de cerrarnos la puerta de la Estadidad para siempre y en el mejor de los casos posponer el inicio de un proceso de petición formal de Estadidad indefinidamente.

De ganar el voto por el ‘Sí’ en la primera pregunta, la única interpretación jurídica y políticamente válida por parte del Congreso, la Casa Blanca, nuestros conciudadanos en los 50 estados y la comunidad internacional es que deseamos mantener la actual condición territorial colonial de inferioridad, subordinación política y atraso socioeconómico. Es decir, que no queremos cambiar nuestro actual estatus político y que, por ende, rechazamos la opción de incorporarnos en igualdad de condiciones y prerrogativas como ciudadanos con plenitud de derechos y responsabilidades como el Estado 51 de la Unión. Y ello es así, aunque la Estadidad obtuviera la mayoría de votos en la segunda pregunta y aunque los votos por la Estadidad en esta fueran más que los votos por el ‘Sí’ en la primera pregunta.

La realidad jurídica es que si los electores optan por mantener nuestra actual condición política territorial en la primera pregunta, esta decisión adquiere supremacía sobre la opción vencedora no territorial en la segunda pregunta, digamos la Estadidad. Es sencillo, si se opta por mantener la actual condición política territorial de desigualdad política no podemos movernos hacia la condición de igualdad ciudadana que representa la Estadidad. La única interpretación válida es de que por el momento no queremos el cambio de estatus, pero que si en un futuro tendríamos que optar por un cambio favoreceríamos la opción no territorial vencedora en la segunda pregunta.

Ahora bien, un triunfo del ‘Sí’ en la primera pregunta con toda probabilidad sea interpretado como el cuarto rechazo consecutivo de Puerto Rico a la Estadidad y podría encaminarnos en la senda lenta pero segura de la separación. Estadista no te arriesgues, vete a la segura, vota ‘No’ a la actual condición política territorial en la primera pregunta y por la Estadidad en la segunda.