El Vocero, página 23

La verdad sobre la mentira popular

Por Rep. José Aponte Hernández

Seguramente, mientras se comía su sándwich con el Presidente de os Estados Unidos Barack Obama, el Presidente del Partido Popular, Alejandro García Padilla centró la conversación en las fotos en su Blackberry porque si hablaba sobre la realidad del PPD, la conversación hubiera terminado después del primer bocado.

José Aponte Hernández

Hace unos 66 años, el entonces Presidente del Partido Popular y del Senado de Puerto Rico, Luis Muñoz Marín, presentó una resolución concurrente en la cual  se establece que «el pueblo de Puerto Rico se manifiesta contrario a todo sistema de gobierno en el cual la soberanía sobre sus propias vidas no se derive democráticamente de los gobernados y, por tanto, desea la pronta terminación del régimen colonial en Puerto Rico».
Tras esa resolución ser aprobada por unanimidad, la Asamblea Legislativa, dominada por el Partido Popular, solicitó del Congreso de Estados Unidos «la aprobación de una ley instrumentando las alternativas sobre status político definitivo para Puerto Rico que dicho Congreso esté dispuesto a implantar al tener cualquiera de ellas la aprobación del pueblo de Puerto Rico.»
Desde las elecciones de 1948 hasta el presente, incluyendo la época de Muñoz Marín como Gobernador y Presidente del PPD – los populares le han estado huyendo a los postulados que ellos mismos esbozaron al pueblo durante su formación.
Hubo algunos populares que entendieron imprudente el apartarse de la plataforma de 1948, la cual claramente plasmaba un plan de gobierno conducente a la definición del status. Entre estos estaba Vicente Géigel Polanco, quien puso en blanco y negro su descontento en una controversial carta publicada por el periódico El Mundo el 2 de junio de 1951.
Según explica Géigel Polanco, uno de los miembros fundadores del PPD, “los Populares dimos nuestros votos a un programa político que ordena hacer dos cosas: primero, como medida provisional, gestionar autorización del Congreso para que nuestro pueblo haga una Constitución de acuerdo con la estructura que juzgue más en consonancia con la administración democrática de los intereses públicos, preservando las buenas relaciones económicas y fiscales existentes entre Puerto Rico y Estados Unidos, y segundo, como medida definitiva, gestionar autorización del Congreso para que la Asamblea Legislativa de Puerto Rico celebre un plebiscito, cuando concurran las condiciones necesarias, para que el pueblo decida con sus votos el status político definitivo entre la Independencia y la Estadidad.”
Esa carta de Géigel Polanco que ha circulado por el internet en estos días contiene varios pasajes sumamente interesantes, pero el que más llama la atención es el siguiente en referencia a la campaña que hizo el PPD a favor de la aprobación de la Ley 600:
“Muñoz Marín les está diciendo que si se aprueba la Ley 600, eso tendrá el alcance de un convenio entre Puerto Rico y Estados Unidos y entonces el Congreso no podrá cambiar las buenas relaciones económicas que existen ahora sin el consentimiento de Puerto Rico. Ese es otro embuste, porque no hay ni puede haber tal convenio mientras Puerto Rico esté sujeto a la soberanía de Estados Unidos. Don Luis sabe que el Congreso podrá legislar como guste sobre esas relaciones. Y no sólo sabe, sino que él mismo se lo recordó a los congresistas en Washington, cuando prestó testimonio ante el Comité de la Cámara, con estas palabras categóricas: ‘El Congreso podrá legislar mañana exactamente en la misma forma que lo puede hacer hoy’. Sus palabras textuales en inglés fueron las siguientes: ‘They can legislate tomorrow in just the same way they would today.’”

Ya establecido que los populares desde sus comienzos saben que estamos en una colonia, hay que preguntarse el por qué demuestran tanta apatía al proceso que hoy enfrentamos en Puerto Rico.

El pasado mes de marzo, el Informe de Casa Blanca sobre Puerto Rico trazó un mapa claro sobre el rumbo que debemos tomar. El Gobernador Luis Fortuño ha puesto de su parte al convocar y reunir un Comité de Diálogo sobre Status, pero aún vemos al Partido Popular huyendo de su responsabilidad.

Ha llegado el momento de que todos asumamos nuestra responsabilidad histórica. Nosotros los estadistas estamos claros con lo que queremos: un mejor porvenir para nuestros hijos y nietos y nos vemos como parte de la gran nación americana. Los independentistas, aunque no estoy de acuerdo, también están claros en su destino.

Hace apenas unos días García Padilla, viajó a Washington para oponerse a un plan para definir el status que cuenta con el aval de los estadistas e independentistas. Creo que García Padilla nos debe una explicación que vaya más de “porque no”. Creo que García Padilla, en vez de concentrarse en oportunidades para fotos, debe utilizar esta coyuntura para explicarnos, es más ilustrarnos, sobre qué es exactamente lo que los populares van a defender ahora. Si no tiene una explicación, pues debe dejar la vía abierta para que el pueblo decida su destino.

Para el Partido Popular, ha llegado el momento de definirse de forma clara y sensata. Es hora de terminar con la mentira que tiene a nuestro pueblo atascado en el atolladero colonial.