Camino al federalismo

Camino al federalismo

2 de noviembre de 2012 – OpiniónPolíticaPuerto Rico – 

“La soberanía cultural se desarrolla y se manifiesta con voz propia y hondas raíces, llegando a convertirse en un ente cultural diferenciado de los demás estados, pero compartiendo una misma Constitución”

EL VOCERO / Archivo / Ingrid Torres

Hace unos días el académico Pablo Beramendi nos sorprendió con un artículo en El País. Beramendi discurre sobre el sistema federalista, que se origina en Estados Unidos, para adoptarse a la realidad política de España con el problema político generado por el movimiento secesionista en Cataluña. Según Beramendi: “Desde Tocqueville a la moderna teoría económica, el federalismo se celebra como la mejor fórmula para garantizar gobiernos y mercados eficientes. Ciudadanos y empresas pueden limitar la tendencia de los gobiernos a crecer innecesariamente y despilfarrar en la compra de lealtades simplemente ‘con los pies’. Bien diseñado, el federalismo no es solo un pacto de lealtad entre partes que ceden soberanía. Es sobre todo un mecanismo de coordinación de esfuerzos frente a problemas comunes (normalmente exteriores, como las guerras), que genera economías de escala a la vez que permite gestionar de forma descentralizada las necesidades específicas de los distintos territorios. Precisamente por esta última característica, algunos especialistas argumentan que el federalismo es también la mejor manera de gestionar la estabilidad institucional en contextos multinacionales. Frente a esta ilusión federal, el análisis comparado muestra una realidad más compleja, donde, como casi siempre, el problema está en los detalles. Por eso es necesario preguntarse cuáles son las condiciones para que el federalismo sea una alternativa viable en origen y sostenible en el tiempo”.

Para Beramendi, “el federalismo surge como un contrato voluntario entre iguales, como un sacrificio de soberanía en pro de un bien político superior”. Ese sacrificio de soberanía no solo lo hacen los estados, lo hace también el gobierno federal por virtud de la Décima Enmienda de la Constitución de Estados Unidos de América, que claramente establece: “Las facultades que esta Constitución no delegue a los Estados Unidos, ni prohíba a los estados, quedan reservadas a los estados respectivamente o al pueblo”. Los poderes que esta enmienda le otorga a los estados son para ejercer su soberanía interna frente al gobierno federal y frente a los demás estados. En Fry v. United States se estableció que “The Amendment expressly declares the constitutional policy that Congress may not exercise power in a fashion that impairs the States’ ability to function effectively in a federal system”.

John Adams

El federalismo es un sistema donde dos entes soberanos, el Estado y el gobierno federal, comparten y ceden, a su vez, atributos de soberanía y de competencias en una misma geografía política. Esa geografía política también sirve de base y fundamento para lo que Simón Peres llamó la soberanía cultural. En ese espacio geográfico político y constitucional la soberanía cultural se desarrolla y se manifiesta con voz propia y hondas raíces, llegando a convertirse en un ente cultural diferenciado de los demás estados, pero compartiendo una misma Constitución federal y viviendo política y económicamente en igualdad de condiciones.

Este sistema constitucional de gobierno es el que algunos juristas e intelectuales, tanto españoles como catalanes, han estado recomendando en los últimos años que se adopte en España, para resolver los intentos de secesión e independencia de Cataluña, y que se descarte el viejo sistema de las autonomías que, aunque parecido al sistema federalista y adoptante de sus principios políticos y constitucionales, no tiene la carga soberana y de poderes constitucionales que los estados tienen en un sistema federal de gobierno.

En el caso de España y Cataluña, estos tendrían que iniciar un proceso engorroso y no fácil para poder darle estabilidad constitucional a su geografía política. En el caso de Puerto Rico el proceso es únicamente mediante un ejercicio plebiscitario. El nuestro más sencillo que el de los demás 37 territorios que advinieron a la Unión. Por haber sido aprobada una constitución en 1952, Puerto Rico no tendría que pasar por un acta habilitadora, que es una ley congresional que manda al territorio en vías de convertirse en estado a que apruebe un gobierno republicano y una constitución. Luego es que vendría un acta de admisión.

El proceso plebiscitario a celebrarse el próximo martes 6 de noviembre es el más importante en nuestra historia. No solo se le pregunta al Pueblo su aspiración política. También su insatisfacción, si alguna, con la actual condición política. En mi caso, votaré ‘NO’ en la primera pregunta y por la Estadidad federada en la segunda. Así, habremos iniciado el seguro camino al federalismo.

Comentarios a: marioramosmendez@yahoo.com

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