“Es un hito histórico sin precedentes que nos encamina irreversiblemente hacia la descolonización de Puerto Rico vía nuestra gradual incorporación como el Estado 51 de la Unión”

El pasado martes 6 de noviembre, por primera vez en 504 años de coloniaje, nuestro pueblo votó masivamente por rechazar nuestra actual relación política territorial , recibiendo el ‘No’ a esta 934,238 votos (para una supermayoría de 54%) en comparación con 796,007 (para un 46%) por el ‘Sí’ a mantener la misma. Mientras, después de 114 de coloniaje bajo Estados Unidos, entre las opciones no territoriales la Estadidad obtuvo 802,179 votos (para una supermayoría de 61%), el ELA soberano o república asociada 436,997 votos (para un 33%) y la Independencia 72,551 (para un 5.5%).

Es un hito histórico sin precedentes que nos encamina irreversiblemente hacia la descolonización de Puerto Rico vía nuestra gradual incorporación como el Estado 51 de la Unión. Las expresiones para desvirtuar, menospreciar e intentar invalidar los resultados del plebiscito de estatus ya han comenzado por los colonialistas y los que promueven el inmovilismo. Los alegatos y aseveraciones rayan en el absurdo y lo ridículo.

El gobernador electo Alejandro García Padilla encabezó la faena, al postular que se propone gobernar con todos y para todos a la vez que señala que el voto por el ‘No’ a la colonia que emitieron 934,238 electores y el voto a favor de la Estadidad de 802,179 electores no tiene ninguna validez, pues el ELA no se incluyó en la papeleta plebiscitaria. Acto seguido señala que él apoya las recomendaciones del reciente Informe de Casa Blanca del presidente Obama al respecto. Si García Padilla hubiera leído el mencionado informe con cuidado, se hubiese percatado que el único ELA posible estaba presente en la primera pregunta de la papeleta plebiscitaria. Cito del informe: “Con la opción de Estado Libre Asociado, Puerto Rico seguirá regido, como lo está ahora, por la Cláusula Territorial de la Constitución de Estados Unidos” (p.28).

Las declaraciones de AGP son una afrenta a la clara y contundente expresión popular, evidenciando lo vacua de su declaración de gobernar con y para todos, así como su clara vocación antidemocrática.

Otros han pretendido desvirtuar el claro y contundente mandato estadista con alegatos aun más absurdos. Alegan que si cuentan los sobre 400 mil votos en blanco en la segunda pregunta plebiscitaria y se le suman a los votos del ELA Soberano y la Independencia , el mandato del electorado fue uno antiestadista. Es sabido que cualquier sistema electoral que se respete a sí mismo, no puede adjudicar un voto en blanco, pues jurídicamente no se puede establecer cuál fue la intención del elector que lo emitió. Hay quienes osan intentar desbordar los límites de lo ridículo, argumentando que hay que sumar los votos por el ‘Sí’ en la primera pregunta a los del ELA Soberano y la Independencia en la segunda pregunta. El mandato estadista no puede ser más claro y no se va a poder ignorar en Washington.