Un amigable componedor

Un amigable componedor

23 de noviembre de 2012 – Política, Puerto Rico

Los únicos que al retirarse de la presidencia del Partido Nuevo Progresista siguieron activos y defendiendo los postulados de la colectividad y la estadidad fueron Luis A. Ferré y Carlos Romero Barceló. Don Luis ya no está con nosotros, pero don Carlos sí y siempre en campaña, como lo pude evidenciar de cerca en estas elecciones.

Por los pasados veinte años, el Partido Nuevo Progresista ha adolecido de falta de dirección institucional. Luego de una derrota la anarquía y desasosiego es la orden del día y las movidas estratégicas que satisfacen la ambición personal salen a la superficie. Desde que surgieron las primarias para la gobernación para las elecciones de 2004, ya es un hecho que, ante posibles aspirantes para las próximas elecciones, la controversia se decida a través de éste método. Eso fortalece nuestro sistema democrático y puede fortalecer al Partido Nuevo Progresista como institución. Sin embargo, ante la ausencia de una estructura administrativa e institucional que sea garante de imparcialidad y recurso de orientación a todos los candidatos, sin importar el puesto, toda esa estructura girará y responderá directamente al presidente del Partido y no a la institución misma. El Secretario, aunque es empleado del Partido y no de su presidente, no tiene el poder necesario para dicha tarea.

Por otro lado, desde 1988 todos los presidentes que ha tenido el Partido Nuevo Progresista y que han sido candidatos a la gobernación se han retirado de la política y se han dedicado a otros menesteres; Baltasar Corrada del Río, Pedro Rosselló –siendo el único en retirarse dos veces-, Carlos Pesquera y próximo a un posible retiro Luis Fortuño. Lo que indica que la confianza recibida para aspirar a la máxima posición electiva en Puerto Rico fue un instrumento personal de importancia momentánea y no una agenda de propósitos ni una institución de adelanto de la estadidad, como debió haber sido. Los únicos que al retirarse de la presidencia del Partido Nuevo Progresista siguieron activos y defendiendo los postulados de la colectividad y la estadidad fueron Luis A. Ferré y Carlos Romero Barceló. Don Luis ya no está con nosotros, pero don Carlos sí y siempre en campaña, como lo pude evidenciar de cerca en estas elecciones.

Sobre Carlos Romero Barceló podemos significar que fue el líder que, bajo su presidencia, convierte al PNP en un partido de masas. Además, bajo su liderato la figura del Presidente de Barrio tuvo una importancia que nunca ha vuelto a tener, desde entonces. Para don Carlos esta figura es la zapata y fundamento del partido porque es el líder más cerca del elector y del corazón del rollo estadista. Aún en pueblos de amplia dominación del Partido Popular, bajo la presidencia de don Carlos existía una estructura política donde el líder de barrio se destacaba, y se contaba con su opinión y consejos. Contrario ahora, que parece más decorativa que una figura de acción y trabajo.

Digo esto, porque entiendo que Carlos Romero Barceló debería presidir el PNP para darle la dirección institucional que necesita y ser el ente de transición idóneo para el liderato en ciernes. Los opositores a esta alternativa pondrán, entre otros escollos, la edad. Sin embargo, la historia reciente tiene ejemplos vitales que contradicen una oposición de esa naturaleza. Shimon Peres, amante del trabajo y enemigo de tomar vacaciones, preside actualmente el estado de Israel y tiene 89 años. En un área históricamente convulsa como el Medio Oriente, el pueblo judío ha puesto su confianza en la sabiduría y liderato de este extraordinario hombre, más que en su edad. Por otro lado, Nelson Mandela, que estuvo 27 años preso por luchar por la igualdad racial de su patria se convirtió en presidente de Sur África a los 77 años y fue el líder y arquitecto de una democratización sin precedentes. Y Andreas Papandreau, que en 1993 regresó a la presidencia de Grecia a los 75 años. Esto sin contar que en el Senado de los Estados Unidos se han dado casos, como el senador por Carolina del Sur Strom Thurmond, que murió a los 100 años ocupando todavía su banca como senador.

Estos casos emblemáticos e históricos revelan la versatilidad del ser humano, en toda su extensión, en cualquier momento de su vida y en situaciones de primordial importancia. Son las circunstancias las que eligen; y, en este caso, lo que busca el electorado estadista, de Luis Fortuño retirarse de la presidencia del Partido Nuevo Progresista el año entrante, es una mano firme en el timón. Acompañado, por supuesto, de la experiencia necesaria para los aciagos tiempos que comienzan en enero, donde el estatus será uno de ellos. Es alguien que sirva de brújula precisa y aglutine y dé dirección al rebaño. O sea, se trata de un líder que, a su vez, serviría de amigable componedor. marioramosmendez@yahoo.com

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