“Nuestro principal empeño es que inmediatamente se nos complazca y que se nos llene la barriga”

Puerto Rico es esencialmente un país inmaduro. Es parecido a un infante, que demanda gratificación instantánea para sus deseos o necesidades. Al infante si no le dan el biberón llora y grita hasta obtenerlo cuando lo quiere. Como sociedad somos tan inmaduros que lo que queremos lo deseamos enseguida, ahora… mañana no. Si no obtenemos lo que deseamos al instante,  protestamos gritamos y buscamos otra opción que nos trate de satisfacer las aparentes necesidades aunque estas solo sean meros deseos, no sea el momento el indicado para satisfacerlas, ni quien esté a cargo sea la persona idónea  para hacerlo. Lo que queremos es que alguien -quienquiera que sea- nos prometa lo que queremos escuchar aunque ello no sea viable ni esté ante nuestro alcance o posibilidades. Eso no importa. No queremos que nos hablen de realidades, queremos promesas.

No estamos dispuestos como sociedad a planificar para el futuro, a posponer necesidades y deseos o hacer algún sacrificio en aras de tener algo mejor más adelante. Preferimos -como el avestruz- meter la cabeza bajo la tierra para no confrontar los problemas y la realidad del presente. Si esta no nos agrada preferimos darle credibilidad  a cualquiera que nos la niegue y nos prometa algo mejor, sea o no posible. Nuestro principal empeño es que inmediatamente se nos complazca y que se nos llene la barriga.

El Gobernador Fortuño en el 2009 recibió el país en quiebra con un déficit de $3,300 millones, un déficit en caja de más de $4,459 millones, más de $960 millones en cheques del gobierno emitidos sin fondos, un sistema de retiro del ELA en quiebra, suplidores de servicios a los que por meses no se les había pagado y la Universidad de Puerto Rico con un déficit de $300 millones. Además entregaron un país en estado crítico de descomposición social producto -por décadas-de ausencia de valores y civismo.

Ante esta situación heredada, Fortuño no se amilanó. La reconoció y valientemente le dijo al país “la verdad que duele”. Le instó a tomar la medicina amarga que había que tomar. Tuvo que – en contra de sus mejores deseos- dejar fuera del gobierno a alrededor de 12,000 empleados de los 30,000 que Aníbal Acevedo Vilá malsanamente había nombrado a ultima hora, a sabiendas que no había dinero con que pagarles.

Fortuño llevó a cabo la Reforma Contributiva más grande, más abarcadora y más justa en nuestra historia, que reduce las contribuciones de individuos a la mitad (50%) y devuelve más de $1,200 millones anuales al bolsillo de nuestra gente. Con cero ($0) contribuciones a los que ganan menos de $20,000.

Redujo para este año fiscal corriente en 90% el déficit  presupuestario que heredó y para el próximo año lo habría reducido en su totalidad.

La economía de Puerto Rico comenzó a crecer nuevamente por primera vez en 6 años. De un crecimiento negativo de -4% en que la tomó la llevo  a un .6% de crecimiento positivo.

Redujo a 13.7%, la tasa de desempleo que se disparó de 9.2% a 15.2% en los últimos 15 meses previos al cierre del Año Fiscal 2009.

Estableció en las escuelas el programa “Tus Valores Cuentan” para promover valores positivos y civismo entre los niños.

Construyó más de cien escuelas del siglo 21con los últimos adelantos y tecnologías en la enseñanza bilingüe particularmente de ciencia y matemáticas.

Instaló molinos de viento  para generar energía eólica y no depender del petróleo.

Repavimentó carreteras por toda la isla.

Extendió la reforma de salud a más de 220,000 personas adicionales.

Por falta de espacio no puedo seguir abundando.

Pero esto no fue suficiente para un país inmaduro, mal acostumbrado y exigente. Querían más. Querían que estas medidas inmediatamente les mejoraran su condición económica individual… les llenaran sus  barrigas, y se sintieran seguros en el ocio. No entendieron que todo lo anterior era necesario primero, para luego mejorar la economía y crear empleos. Votaron por  quienes  les hicieron promesas y les ocultaron la realidad.

Hoy el pueblo está teniendo un triste despertar. Estamos en la transición de gobierno y ya se vislumbra que habrá que tomar otra medicina amarga. Era necesario esperar a que hiciera efecto la medicina anterior, pero una parte del país no estaba dispuesto a esperar. ¡Querían resultados inmediatos y los muy ignorantes cambiaron el médico!

Ahora el comité de transición del nuevo gobierno ha descubierto que la situación será difícil -como si no hubieran vivido en el país por los pasados ocho años- y que será necesario tomar “decisiones difíciles”.  Anticipan que podrían considerar “muchas ideas no agradables”. ¿En serio? ¿Es que ahora se quieren hacer los ignorantes y están preparando el terreno para incumplir? El pueblo ahora no quiere excusas. Quiere que le cumplan con lo prometido, con todo lo que a sabiendas de las dificultades que el país encaraba, aun así le prometieron.

Una cosa es criticar y prometer y otra es confrontar la realidad y gobernar. ¡Ya veremos! No es lo mismo con violín que con guitarra.

Esto es lo que pasa cuando se le entrega el carro al nene