“Hay tiempos y sitios en que haber perdido, es mucho más honorable que haber ganado”

Comencé a recibir este año del 2012 impresionado por los Mayas, celebrado por el coreano del Gangnam Style y rescatado por la sabiduría de Calle 13, en una aventura en alta mar que me llevó de las gélidas aguas de las Islas Británicas a los cálidos ríos de lava de los volcanes de Lanzarote y el Pico del Teide de las Islas Canarias. Surcando el Atlántico norte, hice una parada técnica en Vigo, Galicia, y me obsequié una edición acabada de sacar de imprenta de El Prisionero del Cielo de Carlos Ruiz Zafón. Si este iba a ser el fatídico año del fin del mundo, qué forma mejor de empezarlo que leyendo una joya literaria. 

“Aquel año la Navidad le dio por amanecer todos los días de plomo y escarcha. Una penumbra azulada teñía la ciudad… y la gente pasaba de largo abrigada hasta las orejas.” Así empezaba la novela. “Los diarios, como siempre, evitan la verdad como si en ello les fuera la vida, y quizás con razón. Todo en aquella noticia apestaba a medias verdades y a detalles dejados de lado. Entre ellos, la circunstancia de que nadie había conseguido fugarse de la Prisión de Montjuic….”. Otra de esas citas extraordinarias del libro de Zafón, que cerca de las Columnas de Hércules me hizo recordar a Puerto Rico. Y es que uno sabe antes de saber. Lo menos que me imaginé al leer El Prisionero del Cielo en enero, es que las cifras marcadoras de Zafón servirían de guía para descubrir lo que nos ha ocurrido este año. Porque como en la Barcelona de la Familia Sempere, la Navidad del 2012 aquí tampoco llegó.

Traigo esto a cuento, porque quiero repasar con ustedes el legado permanente de las noticias de este año. Se equivocan los Mayas. El mundo como lo hemos conocido no se acabará esta noche.  Continúa. Más allá de su vida inútil. El País sigue empecinado en que todo futuro tiene su solución en el pasado. Volvimos a optar por el superficial estilo escénico, en vez de la sólida sustancia de fondo. El 2012 nos reafirma que somos prisioneros de nuestra propia cárcel imaginaria.

El regreso al poder del Partido Popular por decimotercera vez en siete décadas y por tercera vez en los últimos 12 años, retrasa, pero no detiene el lento devenir de la liberación y de la reivindicación.  Mareado por los cantos de sirena mediáticos y el himeneo del cambio, Puerto Rico marcó en el estancamiento de su propio mar de llantos, 60 años de ELA y 519 de colonización.

La degradación del crédito del ELA y los presagios de la reinmersión en una nueva picada recesionaria, solo han logrado reafirmar lo que ya todos sabemos: El país está quebrado económica, social y moralmente. Los modelos de ‘cambio’ que ofrece el partido triunfador, son exactamente las mismas fórmulas y ecuaciones que vienen ofreciendo hace 60 años. El Pueblo votó para repetir la dosis. Pero la receta resultará ser un purgante de más ‘medicina amarga’. Y aunque la Prensa intente convencernos de que todo este mierdero comenzó el 2 de enero del 2009, todos sabemos la verdad. En Puerto Rico nadie sabe cuándo, cómo y dónde comenzó el mierdero, pero sí estamos seguros de que nunca ha acabado. La quiebra del ELA es una realidad. Y aunque aplacemos su cristiana sepultura y estemos dispuestos a velar el muerto al menos cuatro años más, los deudos continuarán sufriendo.

El triunfo del ‘No’ a la colonia, el voto plebiscitario abrumador a favor de fórmulas no coloniales ni territoriales y el petitorio de cambio en el Congreso, inicia un camino que no tiene vuelta atrás.  El proceso histórico será lento, pero seguro. El Pueblo le retiró el apoyo electoral a la condición política colonial. Ese mandato se hará más claro, más decidido y más contundente en la medida en que durante estos próximos cuatro años fracase lo fracasado, e incrementen los disgustados, los frustrados y los dejados atrás. Está escrito y no es en el calendario maya. El libro puertorriqueño habrá de terminar como el libro de Zafón. Puerto Rico escapará de su prisión colonial, así como El Prisionero del Cielo logró escapar de las celdas falangistas.

“Deme una causa perdida y yo soy feliz”, dice en su libro Ruiz Zafón. Y yo añado, que solo se puede ser feliz, cuando se sabe a corazón entregado que las causas ‘perdidas’ tienen una misteriosa forma de hacerse victoriosas. Pues sí. Parafraseo a mi autor favorito: Hay tiempos y sitios en que haber perdido, es mucho más honorable que haber ganado.

Lo que supone, que en este 2012 Puerto Rico perdió y ganó. Sí, es cierto. Han quedado retirados para la historia Fortuño, McClintock, Santini, Ángel Cintrón, Norma Burgos y una veintena de alcaldes azules. Y no es menos cierto también, que gracias a los imperativos categóricos del voto plebiscitario y los embates del granuja tiempo, los García Padilla, los Bhatia, los Perelló, los Cox, las Ingrid Vila y las Yulines de la vida, mañana también estarán cotizando para su eventual jubilación. Eso también está escrito. Solo es cuestión de sentarse a ver el paso de eventos de los próximos 1,400 días. Usted ve, el insoportable peso de la realidad concreta se encargará también de entregarles la hoja de retiro. El abismo fiscal, los recortes federales, las mordazas anunciadas, los inevitables aumentos tarifarios y tributarios, el exilio en masa, la insurgencia de los narcopuntos, la violencia atrincherada, la degradación de los créditos, los insaciables reclamos sindicales, las mil y una promesas a incumplirse, la degradación de la chatarra, y el recrudecimiento de la nueva/vieja y añeja recesión, se encargarán del pase de factura. Eso también está escrito.

Y a final de cuentas, recontadas las promesas y escrutados los fracasos, lo que quedará al final del camino será exactamente más de lo mismo. Nada de lo ofrecido funcionará. Solo quedará la realidad de la miseria, la insatisfacción de los frustrados y las señales en el camino ya avanzado de la descolonización. Y recuerden las profecías sacramentales de Ruiz Zafón: “En esta vida se perdona todo, menos decir la verdad”. En el 2013, yo estaré aquí donde siempre he estado: en la insubordinada insurgencia. Ya lo decía Unamuno: “Que inventen ellos, que nosotros opinaremos”…