“Ese descalabro es resultado directo de una muy dañina mezcla de dos equivocaciones ideológicas: el nacionalismo político y el socialismo”.

 Dr. Héctor A. Ríos Maury, Catedrático UPR Río Piedras 

“A tu viejo gobierno de difuntos y flores”                                                              

–        Silvio Rodríguez           

La mañana del 8 de enero de 1959 , mientras Fidel Castro entraba en La Habana, Cataneo -cantante del grupo Taicuba- pronunció una memorable frase: “solo se salvaran los que sepan nadar”. Desde entonces se le conoce como el Profeta…

Hoy, solamente beneficiarios del castrismo, tontos útiles, enajenados y fanáticos, son incapaces de comprender y/o aceptar la magnitud del fracaso de la Revolución Cubana como modelo para implantar justicia y progreso en la tierra de Martí. Ese descalabro es resultado directo de una muy dañina mezcla de dos equivocaciones ideológicas altamente nocivas para el desarrollo de cualquier sociedad: el nacionalismo político y el socialismo.

La precaria y casi ‘zombie’ sobrevivencia de eso que algunos llaman Revolución Cubana, pero que en la  práctica o ‘praxis’ (perdón a los 5 ó 6 marxistas que aun quedan por tomarle prestado ese cliché) verdaderamente significa involución y retroceso; depende de finos y muy quebrados hilos como los subsidios económicos del petrochavismo y la estrategia de aislar al pueblo cubano de dos infalibles antídotos contra toda dictadura: la libertad de prensa y el libre acceso de los ciudadanos a las telecomunicaciones en general y en particular al Internet. De hecho, el señor Chávez trató de desmontar la frágil y muy menoscabada democracia representativa venezolana para perpetuarse vitaliciamente al estilo castrista; y no lo logró debido a que en la tierra de Bolívar (cuyo espíritu según don Hugo, antes de sus serios quebrantos de salud hablaba con él) el chavismo, aunque lo intentó, nunca pudo suprimir la libertad de prensa y el acceso masivo de los venezolanos a las comunicaciones globales.

Con cierto retraso (varias décadas) la semana pasada Cuba estrenó un cable de fibra óptica tendido desde Venezuela. Con alegría los portavoces de Etecsa, la empresa gestora, señalaron: “desde el pasado 10 de enero comenzaron a ejecutarse las pruebas de calidad de amplio tráfico de Internet en Cuba”. También con júbilo y mucha creatividad, el gobierno cubano añadió que privilegiará el uso del Internet para fines sociales (entiéndase castristas) por lo que promoverá conexiones a escuelas para que maestros revolucionarios (o sea leales al fidelismo) las manejen; así como a institutos científicos que estén… adivinen: subordinados al Estado y por tanto al Partido Comunista; pero no a los hogares de los ciudadanos cubanos.

Interesante, peculiar y algo limitado el modelo de libertad de expresión e información de la Cuba castrista. Existe sí, pero solamente para Fidel (primordial para sus célebres, moralistas y torturadores monólogos de siete horas), Raúl y sus acólitos. Y pensar que Cataneo nunca montó una línea psíquica.