La jueza asociada del Tribunal Supremo de Estados Unidos Sonia Sotomayor presenta su libro

“Yo trabajo para ti, las decisiones que yo hago hoy afectan tu futuro”, le dijo la jueza asociada del Tribunal Supremo de Estados Unidos Sonia Sotomayor a una niña que acudió con su madre a la conferencia de prensa que se celebró antes de la presentación de su libro, anoche, en el Museo de Arte de Puerto Rico.

Fueron las únicas expresiones que se separaron de ‘Mi mundo adorado’, una narrativa de algunas de las experiencias de vida que trazaron su camino y en donde se deja ver tal cual es, con las alegrías y tristezas de su infancia y adolescencia.

De hecho, la génesis de su libro –el único que tiene intenciones de escribir– fue una entrevista en la que una periodista usó como premisa ‘su niñez feliz’ y cómo había influido en su éxito, dijo a EL VOCERO.

“María Geñosa me hizo una pregunta que por primera vez tuve que pensar mucho qué le iba a contestar… Yo no pensaba en mi niñez como una niñez feliz, porque tuve momentos felices, pero muchos con mucha tristeza también. Y supe que el mundo no conocía a Sonia, que ellos habían creado una persona que no era yo. Sabía que era importante para la gente que había vivido una vida como la mía o algunas de las dificultades que yo había tenido, que pudieran pensar que había esperanza para ellos y que si la gente seguía creyendo que yo era una persona especial y lo que me había pasado solamente podía pasarle a una persona tan especial, ¿qué clase de inspiración iba a ser esa? Muy poca”.

El libro la llevó a conocer el lugar de nacimiento de su padre, y que sus padres se amaron, más allá de las peleas por el alcoholismo de él, confesó. “Aprendí tanto de mi familia que nunca supe”, indicó.

Además, cuenta “todo de mi abuela. Fue la persona más importante en mi vida al principio de mi vida… Yo era más una hija que la nieta de mi abuela, tengo el genio de ella, todas las características de ella: el amor a la música, a la poesía, hacer de la vida una fiesta. Tengo el sentido de familia de mi abuela. Fue ella quien me enseñó a conocer y querer a mi cultura, los valores de ser puertorriqueña”.

Tanto así que insistió para que la edición en español de su libro fuera publicada al mismo tiempo que en inglés y viaja a Puerto Rico cada vez que puede.

Le dio como consejo a las madres “que si logras que tu hija entienda más del mundo que lo que tú has entendido, le has dado un regalo grandísimo; el deseo de ser más que tú, ¿qué más le puedes dar?”

En el conversatorio dijo que muchas veces las personas acuden a los tribunales más por el sentido moral que por el legal, pero “los jueces están para regirnos por las leyes, porque de otro modo estaríamos jugando a ser Dios, y eso no lo podemos hacer”.