“¡Coño, Despierta Boricua!”
– Andrés Jiménez

Dr. Héctor A. Ríos Maury
Catedrático UPR Río Piedras

Hace unos días, mientras trataba de sortear varios de los abundantes cráteres que caracterizan las carreteras de la patria estadolibrista, escuché la noticia. Y no es que crea todo lo que proviene de la patriótica Prensa local, pero esta vez era verdad. Penosamente para quienes residimos en la Isla, miles de médicos boricuas se han trasladado a distintos estados para elevar su calidad de vida. Estos compatriotas, para optimizar sus derechos –afortunadamente y gracias a su ciudadanía americana que curiosamente el liderato estadolibrista considera uno de los pilares del Estado Libre Asociado; ELA (como Miss Universe), a pesar de que su obtención se remonta a décadas anteriores (1918)– contrario a millones de latinoamericanos y otros inmigrantes de distintas partes del mundo, no tendrán que esperar una reforma migratoria.

Esa reforma; que hoy se debate con agudeza a nivel nacional y tiene el respaldo de un descendiente de inmigrantes que hoy mora en Casa Blanca, el señor Obama, de otros dirigentes demócratas y de líderes republicanos como el exgobernador de Puerto Rico, Luis Fortuño, y el de Florida, Jeb Bush; será, con todos los controles que ética y jurídicamente requiere, un paso de consolidación y desarrollo de la democracia americana. Que es nuestra democracia por cierto. Una vez aprobada, esos ciudadanos que emigraron a Estados Unidos superarán en derechos y beneficios a nosotros los puertorriqueños, ciudadanos americanos que residimos acá en la tierra del religioso y sanjuanero Altar de la Patria.

Por supuesto, para seguir justificando ese discrimen segregacionista no faltarán las voces de siempre. Las del nacionalismo político. Somos culturalmente diferentes dirán, para legitimar esa inferioridad, como si los millones de inmigrantes que ya disfrutan de la estadidad hubieran perdido su identidad cultural. Y rencorosamente agregarán, que fuimos invadidos, insinuando que la Guerra Hispanoamericana no ha terminado, y es cierto. No ha terminado, en sus mentes. Tal vez debamos comprenderles. El colonialismo indudablemente es una enfermedad mental. Y en él, la culpa de los problemas, como bien propuso Freud en su psicoanálisis, es de otros. Preferiblemente de los americanos o de Fortuño. Eso sí, según ellos mismos no es responsabilidad de quienes para lo que políticamente les conviene son buenos americanos y hasta abogan públicamente por esa reforma migratoria, y piquetean por ella, como hizo hace unas semanas en Nueva York la distinguida alcaldesa de San Juan, la señora Cruz, pero en Puerto Rico continúan respaldando el segregacionismo. Es disonancia. Decir una cosa y hacer otra…También lo explica la psicología. Aunque Freud, por suerte para él, no vivió el ELA. Imagínenlo al pobre hoy, tratando de entender el Mensaje de Estado del Gobernador…