La construcción de un mareducto para llevar gas natural a las plantas de la AEE no ha sido sometida a los reguladores federales

Documentos y funcionarios de la Comisión Reguladora de Energía federal (FERC por sus siglas en inglés) revelan que no existe ningún proyecto para un “mareducto” que supla gas natural desde el propuesto terminal marítimo y planta de regasificación en la Bahía de Jobos (AOGP), a casi todas las plantas termoeléctricas de la Isla por medio de un sistema de barcazas.

Dicha fantasía -sin embargo- es el centro de una ambiciosa y repetida promesa de la AEE, de que va a bajar significativamente el costo de la luz en los próximos cuatro años con el desarrollo del llamado “mareducto” de Aguirre. El itinerario de este compromiso de ahorros masivos tampoco toma en cuenta cuán largo y complejo es el proceso de permisos federales, particularmente cuando los reguladores tienen que velar por la integridad de largos trechos de la zona costanera, con sus delicados corales y vida marítima.

La usual lentitud del proceso de permisos la ilustra el propio AOGP, cuyos desarrolladores  -Excelerate Energy LP- comenzaron con una “preradicación” para permisología en diciembre del 2011, en un intento de acelerar el trámite. Este proceso inicial no terminó hasta este mes con la radicación ante FERC de una solicitud formal de permiso para importar gas natural y operar una planta de regasificación. No obstante, hasta ahora no existe un contrato entre la AEE y Excelerate que defina el proyecto y su costo.

No será hasta por lo menos mediados del año próximo, que los reguladores federales terminen de trabajar en la declaración de impacto ambiental que entonces tendrá que ser sometida a comentarios públicos, según explicó David Swearingen, quien está al frente del equipo de FERC y de contratistas privados que evalúan el proyecto. Solo entonces, dijo el funcionario, sería que se apruebe o se niegue construir un terminal de  gas natural licuado (GNL) en las aguas cercanas a la reserva estuarina de la Bahía de Jobos, la única existente en Puerto Rico y el Gran Caribe.

Mientras tanto, el gobierno de Puerto Rico -desde Monacillos hasta La Fortaleza- ha estado cantando públicamente los beneficios de desarrollar AOGP y su subsiguiente mareducto para tratar de cumplir para el 2017 con los nuevos estándares ambientales impuestos por la Administración de Protección Ambiental (EPA), que entran en vigor a nivel nacional en el 2015.

Swearingen, sin embargo, afirmó en entrevista telefónica con EL VOCERO que llevar un volumen masivo de GNL en barcazas  desde  Jobos hasta las plantas de San Juan, Palo Seco, Arecibo y Mayagüez “sería un proyecto  diferente”,  lo cual exige un examen por separado y sus propios permisos federales para construir facilidades de desembarco y almacenaje en las distintas facilidades.

Aun así, Alicea ha dicho en entrevistas periodísticas recientes que está en conversaciones con casi par de docenas de empresas interesadas en llevar gas natural en barcazas desde el terminal marítimo de Aguirre hasta la costa norte y que la AEE espera escoger una compañía antes de fin de año.

Por más de una semana, ni Alicea ni ningún otro funcionario de la AEE ha respondido a las múltiples solicitudes de este diario para aclarar las múltiples contradicciones y lagunas que plagan el proyecto.

Por su parte, Swearingen contestó con un redondo “no” a preguntas de sí existe alguna mención en los documentos radicados hasta ahora por Excelerate, de una segunda fase que se pueda interpretar como un posible futuro abasto por barcaza a otras plantas.

Explicó que AOGP está “bien definido”: un terminal marítimo de importación, una planta de regasificación, una tubería submarina de 4 millas de largo y de 18 a 24 pulgadas de diámetro que atraviesa la Bahía de Jobos hasta llegar a la generatriz de Aguirre. “Cualquier otra cosa estaría más allá de lo que se está considerando”, añadió.