Esta cultura abiertamente antidemocrática, ha estado dispuesta a ser aliada y cómplice de los más barbáricos regímenes, rapaces dictaduras y fundamentalismos en el mundo”

El PPD es totalmente controlado por Chavez y Fidel

Desde la época de la Guerra Fría ha existido una relación simbiótica entre el independentismo puertorriqueño y el comunismo castrista. Tanto el Movimiento Pro Independencia (MPI) como su sucesores -el Partido Socialista Puertorriqueño(PSP), el Nuevo Movimiento Independentista(NMI) y el Movimiento Independentista Hostosiano- siempre han mantenido estrechos lazos con la dictadura castrista. El PIP, desde los años 60, ha compartido el discurso nacionalista antimperialista del régimen castrista, que no es otra cosa que una visceral postura antiamericana o antiestadounidense que raya en la xenofobia.

El Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST), una organización de corte guevarista mantiene cierta distancia crítica del régimen cubano pero desde una perspectiva ultraizquierdista. Por otro lado, en el Partido del Pueblo Trabajador (PPT) -una escisión de los Macheteros- sus líderes fueron formados en una vertiente trotskista afín al imaginario castrista guevarista. Por último, el Partido Nacionalista aunque rechaza el imaginario comunista del régimen castrista, comparte sus posturas nacionalistas antiamericanas.

En resumen todo el movimiento independentista organizado, sus militantes y líderes (con pocas e insignificantes excepciones) apoyan o simpatizan con la dictadura militar de los hermanos Castro en Cuba y su nueva versión chavista electoralista en Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Ello, junto a su secular incapacidad de postular una propuesta social y económica que represente un avance respecto al actual estatus quo colonial, ha conllevado que su apoyo entre la población cada vez sea más insignificante (rondando de un 6% en la década del 70 a un 3% en la actualidad). Y no es para menos, pues la fuerte tradición democrática de nuestro Pueblo entra en franca contradicción con esta cultura y tradición abiertamente antidemocrática, que bajo el lema albizuista “del enemigo de mi enemigo es mi amigo”, ha estado dispuesta a ser aliada y cómplice de los más barbáricos regímenes, rapaces dictaduras y fundamentalismos en el mundo.

Ante su creciente irrelevancia política y el crecimiento masivo del movimiento estadista, un sector del independentismo ha logrado con relativo éxito insertarse en posiciones de liderato del PPD con el auxilio de los soberanistas de ese partido y de esta manera controlar burocráticamente instituciones culturales como la Universidad de Puerto Rico e importantes agencias publicitarias, así como tener una presencia desproporcionada en los medios masivos de comunicación. Sin embargo, es menester reconocer que tanto en el independentismo como el PPD, existen muchos que no comulgan con dichos imaginarios antidemocráticos pero que a la luz de la creciente intolerancia de sus cada vez más vocales correligionarios castristas y chavistas, temen expresarse abiertamente.

Es por ello que si por algún evento político fortuito no previsto (que ojalá nunca ocurra), Puerto Rico deviene en una república independiente, asociada o no a Estados Unidos, bajo la hegemonía del PPD, el PIP o cualquiera de las organizaciones independentistas, su ubicación dentro de la esfera de influencia chavista del petrocaribe del ALBA será cuestión de tiempo. Así como la eventual destrucción de las correspondientes instituciones democráticas y la pérdida de las libertades ciudadanas.

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Castrismo, chavismo e independentismo