Realmente no es mi costumbre reaccionar a comentarios de la prensa o de personas que reaccionan a las noticias sobre mi persona. He aprendido con los años que uno no es un billete de 100 para caerle bien a todo el mundo, así que agradezco las personas que se me acercan por aquí o cualquier medio par darme sus felicitación y palabras de apoyo y admiración, y a las reacciones negativas las respeto pero siempre que sean realizadas con ese mismo respeto. Dada la gran cantidad de amigos y familiares que se han acercados por los comentarios y por el contenido de los mismos, he decido escribir esta nota.
Para comenzar quisiera decir que mi graduación de la Escuela de Derecho, para mi al igual que para mis otros 250 y pico de compañeros es un momento de celebración y alegría, ya que a ninguno de nosotros se le eximió del arduo trabajo y sacrificio necesario para perseverar.. Ahora que la prensa haya cubierto la graduación en general y que la prensa de farándula haya cubierto mi caso en particular, se debe a que como muchos saben, fui Miss Puerto Rico. Creo que si la prensa puede cubrir las desgracias, los chismes y los problemas personales, cada que vez que pasa algo malo en mi vida, por haber sido reina y nadie se queja, entonces es solo justo que también lo haga en los momentos de alegría en mi vida.
El título que ostenté, me dio el honor de representar a Puerto Rico en el certamen de Miss Universo. Mi desempeño en el certamen, y el puesto obtenido, fue motivo de gran celebración para este Pueblo, cubierto por todos los medios de comunicación. Los mismos que, con antelación a la noche de competencia enfilaron sus cañones hacia mi persona, tildándome de “incapaz” e “indigna representante”, atrás dejaron su vil e incesante ataque, para fundirse en una misma celebración. Y es que para eso las reinas somos buenas, cuando ponemos el nombre de esta Isla en alto, somos intocables, claro, nadie puede considerarnos “brutas”. Pero al parecer sufrimos de amnesia selectiva, el tiempo fluye y todo, se olvida. Pero no es el olvidar lo que me molesta, me molesta que tergiverse el logro, que la hazaña que tanta alegría le dio a mi gente se minimice y se convierta en algo negativo.
Porque ayer le dimos gloria y orgullo, hoy yo soy— según comentarios de mi colega Jay Fonseca— bruta por haber sido reina, no importa que estudié derecho, a pesar de que las aulas son testigo de mi aprovechamiento académico y la medalla que sobre mi cuello colgaba prueba adicional de ello. Para Jay, así como para otros soy simple y llanamente la personificación del estereotipo. La proverbial beldad que solo anhela la paz mundial y estrecharle la diestra al Dalai Lama- aquella que si la vida le da limones limonada hace.
Por eso, hablo de un esteriotipo, estos existen y resulta altamente frustrante que, no importa lo que haga en mi vida, el sello de haber sido “reina” me perseguirá tal cual sombra por el resto de mis días y no obstante mis andanzas. Algunos no entienden que pueda decir que tal vez no lo volvería hacer. Pero caramba, si duele el esfuerzo de trabajar incansablemente para hacer un buen trabajo por tu país, más duele el que luego decidas rehacer tu vida, trabajar y esforzarte para ser un profesional, y que seas juzgado de manera negativa. No se trata de que se me ruede una mítica alfombra roja, ni siquiera que se me abra una puerta. Pero tampoco que me las cierren. ¿Ser atacada por proveerle gozo y gloria al lugar que te vio nacer? Total… nada malo en querer la paz mundial, verdad? Pero olvidan que si bien hay reinas brutas, también abogados de intelectualidad limitada. En fin, hay de todo en todas las profesiones.
En cuanto a los comentarios sobre la graduación y las protestas llevadas a cabo durante los actos, me reitero. Pienso que no era el momento. Que en el afán de lograr llevar un mensaje particular, los que la espalda dieron a los regentes de la universidad, también se la dieron a sus compañeros y padres que tanto anhelaban la llegada de ese día: el de la graduación. Esa es mi opinión. La comparto. Nunca renunciaré a la facultad de ventilar lo que piense.
Muchos conocen mi postura sobre la pasada huelga, no la apoye ni la apoyo. Pero NUNCA, NUNCA he tenido que recurrir a los insultos personales, ni individuales, ni colectivos hacia mis compañeros de Universidad ni de la Escuela de Derecho, para poder expresar mi postura. Nunca ataque con insultos, sobrenombres, ni palabras soeces a esas personas que sí apoyaban la huelga, respete su derecho a expresarse. Tan solo exigía que se respetara el mío y el de muchos otros estudiantes. Exigía una Universidad abierta, por todos, para todos. Así, repudio el cierre de la institución, ya sea a consecuencia de huelgas o por la administración.
También expresé en varias ocasiones que aunque no apoyaba la huelga, tampoco apoyaba la imposición de la cuota. Reconozco la problemática de la administración en el manejo de fondos, pero también reconozco que cada vez que se menciona un aumento aunque sea de una cantidad mínima, se declara una huelga, lo conozco porque lo viví.
Yo soy producto de la educación publica primaria y secundaria, y perdí la cuenta de cuantas huelgas viví en mi bachillerato en la UPR de Cayey. Tampoco podemos pretender que la luz, el agua, los costos aumenten y que la Universidad contrario a todo lo demás, se mantenga igual. Yo estudié e con beca y trabajé mientras estudiaba por que no me daba. Para poder participar de intercambio, hice prestamos al igual que para poder estudiar derecho, así que contrario a las expresiones de hoy, a mi también me cuesta pagar la cuota. Pero aparentemente, además de brutas todas las reinas somos ricas! Y si me voy a Estados Unidos a hacer una maestría a fuerza de prestamos, no soy nacida en cuna de oro, no vengo de colegios privados y universidades en Estados Unidos, que son muchas veces más caras que la UPR, pagadas por papa y mama, como sí muchos de los huelguistas.
En fin, a mi compañero Arturo Ríos que me llamo “negrita”: economízate el diminutivo. No soy negrita, soy NEGRA y orgullo lo llevo. El término “trigueña” es, tal vez, producto de una sociedad que alberga sentimientos racistas en sus entrañas. De hecho, el calificativo por raza, el que me llames “negrita” es prueba de que sí vivimos en una sociedad racista, donde resaltamos diferencias en el color de piel con el solo propósito de humillar y menospreciar. Me parece que la alusión a mi raza– y el diminutivo que escogiste– no es sino un intento de empequeñecer mi persona y tratar de engrandecer la tuya y sentirte, un poquito más grande.
Al otro que me llamó “mamita”, ere reflejo del machismo rampante de nuestra sociedad. Si soy mamita, no lo soy ni tuya ni de nadie, solo de mi hija que, por desgracia, partió de este mundo antes de que de sus pequeños labios pudieran susurrar la palabra que tan insensiblemente escapa tu boca.
Al “gallito revolucionario” que escribió que “me defecara en mi progenitora”, que te puedo decir? Sí lo hice, probablemente muchas veces de bebe, y en muestra de amor me limpió… y si hoy no son heces lo que sobre ella deposito, su ternura se manifiesta en mil maneras y su hombro siempre presente está para cuando sostén necesito y una lágrima tengo que derramar.
Todo lo anterior es una muestra de la falta de respeto y tolerancia por las personas con puntos de vistas distintos, como alguien me comento : “ no toleran a quienes no piensan como ellos y son tan racistas como a quienes critican”. Porque para disentir no hay que insultar ni ofender. El que exige libertad de expresión y se la niega al otro, es sencillamente un hipócrita. El día en que veamos la disidencia como punto de partida para la construcción de un mejor país, será el día que nos acerquemos al fin de terminar con las guerras— todas producto de la intolerancia religiosa, política y racial. Yo soy Alba Reyes, y represento a Puerto Rico, cuando se de ese día tomaremos todos limonada, el Dalai Lama sonreirá y habrá paz mundial.
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La razón por lo que hago referencia a esta noticia es porque, la conozco desde que juntas tomamos la guagua pública escolar para ir a la escuela. Es triste y lamentable q hombres q están en la televisión se expresen así de una mujer. Eso demuestra lo poco tolerante q son al triunfo de una Puertorriqueña y Cidreña. Sera ellos capaces de obtener tantos triunfos juntos. Me queda claro que son unos abusadores con sus palabras y señalamientos despectivos. ¿Quién no siente orgullo de tener una mezcla tan divina como la de nosotros Indio, Español y Africano?. Que recuerden “Nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez concienzuda” y que “La violencia crea más problemas sociales que los que resuelve.” Martin Luther King. A esos que ofenden utilizando los medios de comunicación les comento que el mismo, lo utilicen para unir y no continuar polarizando a nuestro País. Ustedes tienen la oportunidad de cambiar la sociedad en la que vivimos y la que cada día está llena de dolencias sobre los males sociales que inundan a Puerto Rico.
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