Vivir entre los adoquines del Viejo San Juan y la ristra de monumentos históricos que lo convierten en una capital cultural no deja de ser una pesadilla para los vecinos del lugar.

Las 21 peticiones que la Asociación de Vecinos del Viejo San Juan hizo en noviembre pasado a la administración de la alcaldesa Carmen Yulín Cruz están sin resolver, denunció ayer un grupo de integrantes del organismo que durante una caminata por el Viejo San Juan mostró los problemas que les aquejan.

La falta de estacionamientos encabeza la lista de esos problemas. Los pocos estacionamientos libres eran vigilados por dos policías municipales para que nadie los utilizara.

Uno de los policías, que pidió no se le identificara, informó que se trataba de estacionamientos para los empleados del municipio y que, a pesar de que era domingo, no podía permitir que los residentes los usaran porque dejaban sus autos en el lugar hasta el lunes.

“Que paguen en (el estacionamiento de) La Puntilla y vengan a pie como todo el mundo”, le ripostó Doris Angleró, una de las portavoces de la Asociación de Vecinos, organismo que estimo en 4,000 los residentes en el Viejo San Juan.

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Janice Petrovich, otra de las residentes del emblemático lugar, indicó que en los pasados años la cantidad de estacionamientos se han reducido por ensanches de aceras o cierres de calles y eso obliga a los residentes a pagar una mensualidad por el alquiler de estacionamientos. Ese costo por estacionamiento puede alcanzar $300 al mes.

En el recorrido que ayer hizo El Nuevo Día pudo observar que cerca de una docena de los estacionamientos están reservados 12 horas diarias para empleados de la Legislatura Municipal. También hay estacionamientos reservados para cónsules, entre ellos, uno en la calle San José para la cónsul de la Federación Rusa.

Petrovich explicó que esa, como muchas de las denuncias de los residentes, se pueden resolver sin inversión de dinero, pero necesitan que hagan valer las ordenanzas establecidas para que haya orden en el Viejo San Juan.

“Esto no es para hacerle daño a Carmen Yulín, es para que mejore el lugar donde vivimos”, subrayó Petrovich. “Queremos que se reconozca el carácter residencial del Viejo San Juan”, abundó Vanessa Droz, otra de las portavoces de los vecinos sanjuaneros.

Otra de las preocupaciones de la Asociación es que después de las 10:00 p.m. la vigilancia policiaca es mínima. “Nos dicen que han asignado patrullas para vigilar en las noches, pero eso no nos consta”, señaló Petrovich.

La alcaldesa de San Juan, quien destacó que nombró al administrador que servirá de enlace con los residentes, indicó que “los acuerdos de colaboración se irán cumpliendo… No hay varitas mágicas para resolver los problemas de este país ni hay varitas mágicas para resolver los problemas de San Juan. La prioridad ha sido todo aquello que requiere salud fiscal”.

La falta de estacionamiento y de seguridad no son las únicas situaciones para la que los veci nos del Viejo San Juan solicitaron la atención de la administración municipal.

Las condiciones de las aceras y calles propicia accidentes de peatones, destacó el grupo, quien además mostró media docena de contadores de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados que están sin sus tapas.

A eso sumaron que los adoquines en varias de las calles están fuera de lugar debido a que el peso de los autos ha formado desniveles en la vía, explicó Sonja Álvarez, otra de las residentes.

El grupo explicó que una de las peticiones a la alcaldesa fue que nombrara un administrador que les sirviera de enlace con el ayuntamiento, algo que ocurrió la semana pasada. El grupo desconoce cuáles son las funciones del recién nombrado administrador y si podrá tomar decisiones o solo será consultor de Cruz.

Los vecinos también destacaron que uno de los problemas que enfrentan es que diversos entes gubernamentales otorgan permisos para actividades en el Viejo San Juan sin consultar a los residentes. Señalaron que recién hubo una de animales y no coordinaron la limpieza y hasta dejaron perros abandonados.

Otra de las quejas ligadas a la seguridad fue por la cantidad de edificios que son propiedad del Gobierno y que están abandonados.

Destacaron que las condiciones en que se encuentran algunas de esas estructuras ponen en peligro la seguridad de los transeúntes. También, señalaron que entre los edificios abandonados hay del Gobierno, privados y propiedad de la Iglesia católica.