Escolaridad con MUCHO… ¡MUUCHOOO IVUUUUU! (Primera Parte)
Cada día que pasa este año, el pueblo se da cuenta a quién eligió para gobernar el destino de Puerto Rico y sus residentes. Y este fin de semana no fue la excepción. Cada día nuestra economía, en lugar de ser «salvada» por las imposiciones contributivas, seguirá camino en retroceso y contracción hacia el fracaso.
Este fin de semana acontecía las ventas del «Regreso a la Escuela» sin IVU….YEP! «¡Sin IVU!»Este evento se ha celebrado por varios años. Y parece que en el 2013, ¡el 13 nos trajo la macacoa!En los pasados años, el evento era por tres días, este año fue sólo por dos. Estaban exentos una lista más extensa de artículos, incluyendo ropa (de cualquier tipo), zapatos, computadoras de cualquier tipo, materiales escolares, bultos, libros y libretas. Algunos de los artículos (computadoras, zapatos y otros) hasta un límite de precio (computadora hasta $750, zapatos hasta $50). Se permitían variaciones de los artículos permitidos en cuanto a ropa y zapatos. Lo que no estoy seguro es si se eliminaba el IVU completo (7%) o cobraban el municipal (1%), reduciendo sólo el 6%. Yo no he tenido que realizar estas compras.Pero este gobierno ha hecho desastres con el pueblo. La economía la ha puesto por las nubes al enmendar la Ley 1 de 2011 (Codigo Rentas Internas) con la nueva Ley 40 del 30 de junio de 2013, con la supuesta función de «salvar a Puerto Rico» de la peor crisis económica, cosa que muchos sabemos no es cierto. La peor crisis vivida es ésta, creada en tiempo récord. Ha puesto a pagar al pueblo más impuestos (sobre más artículos) en menos tiempos (sólo dos días). «Todos tenemos que aportar»; que es muy cierto. El problema es que a todos no nos sobra lo mismo. Nos han puesto a pagar sobre artículos que estaban exentos en la ley anterior. Y para ellos es, como dice un chiste «Eso me lo paso por el sobaco».Sólo el pueblo pagará los platos rotos por el gobierno. La degradación viene. Sólo con una carta de «La Manga Productions» podrán evitar lo inevitable, aunque ya es muy tarde, las cartas se han terminado.En la parte final de este artículo, haré una comparación de ambas leyes con relación a la Sección 4030.20. Claramente notarán los cambios desastrosos hechos por la Legislatura «Búho», porque las han trabajado en la madrugada, y a escondidas del pueblo.Publicadas por Luis Alicea
La retrahíla de impuestos nuevos, los aumentos en el agua potable y la incertidumbre en el costo energético ya comenzó a tener un efecto en los precios de productos y servicios con alzas en los costos del pan, la gasolina y el gas licuado.
Aunque todavía no se puede cuantificar cómo esto podría impactar los niveles de inflación, ya hay ciertos atisbos en el mercado que muestran que un alza generalizada de precios está por concretarse.
Antonio Meléndez Vargas, director ejecutivo de la Asociación de Industriales del Pan, explicó que, por ejemplo, las panaderías locales podrían estar aumentando en las próximas semanas el precio de este producto entre 10 y 15 centavos la libra.
Según explicó, se trata de un efecto en cadena, principalmente, por el alza decretada por algunas empresas de gas propano de unos 17 centavos por cada galón (4.2 libras). El gas propano, que se usa para hornear, por ser un derivado del petróleo, fue uno de los productos afectados por el aumento en el arbitrio reductor con el que se busca pagar la deuda de $2,200 millones de la Autoridad de Carreteras y Transporte.
“El precio del pan, si no es algo que está subiendo ahora, en las próximas semanas se concretará”, dijo Meléndez Vargas.
Este efecto en cadena se experimenta en casi todos los productos de consumo diario y esporádicos. Por ejemplo, Pedro Rodríguez, propietario del Jardín Esmeralda, explicó ayer que sus suplidores ya le advirtieron que los productos que importan del extranjero sufrirán aumentos de hasta 20%. Parte de ese porcentaje se debe a que tendrá que pagarle al distribuidor un IVU de 7% que antes no presupuestaba para mantener sus inventarios al día.
El aumento en el agua potable también es un golpe directo a su operación. La última factura de agua, necesaria para el riego de las plantas que vende, rondó los $200. Con el aumento impuesto a partir de ayer por la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA) la factura, según calculó, podría elevarse a $400.
“Yo voy a tratar de no subir los precios. Estoy negociando con los que me venden los productos para que no me suban tanto el costo. Vamos a ver lo que pasa”, dijo Rodríguez mientras trabajaba con unas plantas en un camión de entrega.
La situación se repetía ayer con cada uno de los comerciantes consultados por El Nuevo Día. Zaida Betancourt, codueña de la Ferretería JB en Guaynabo, explicó que la expectativa es que se reduzcan los márgenes de ganancias de su negocio. “¿Hasta qué punto? No hay nada claro aún. Uno absorbe parte, pero todo siempre pasa al consumidor al final de la cadena”, dijo Betancourt, tras enfatizar que, por más información que ha procurado, todavía no ha logrado obtener un cuadro claro de los cambios contributivos legislados a finales de junio.
“El problema principal de la economía son los empleos y el gobierno está matando a los negocios o no los deja nacer”, explicó el consumidor de la panadería Génesis, Raciel Rodríguez, mientras se comía un emparedado cuyo pan todavía no sufría el alza en precios.
Discrepancias con inflación
El consenso básico entre varios comerciantes y economistas consultados es que los aumentos en el agua y las alzas contributivas tendrán un impacto en la economía. Pero hasta ahí llega el análisis compartido.
El economista Joaquín Villamil explicó que, tradicionalmente, en Puerto Rico, la inflación es acelerada por los costos energéticos y por el precio de los alimentos.
“Todos los demás factores provocan cambios bajos en los precios. (Los aumentos generalizados) no deben ser más de 1%. No ha sido un tema de preocupación. Yo no creo que los cambios en las contribuciones sean muy grandes”, dijo Villamil.
La premisa detrás del argumento de Villamil fue repetida en numerosas ocasiones por los funcionarios del gobierno cuando se debatían los nuevos impuestos que buscan reducir el déficit estructural del gobierno.
La idea es que, en la medida que la carga contributiva se reparte entre una base amplia de contribuyentes, se minimiza el impacto para cada uno de ellos. Por eso, se optó por descartar parte de la propuesta de extender el IVU a los servicios entre negocios e imponer una patente nacional con tasas que varían de entre 0.2 a 1%. En esencia, más entidades tributan pero a una escala menor.
Otros economistas, como Carlos Colón de Armas, entienden que los nuevos impuestos y las alzas en las utilidades tienen la capacidad de provocar cierres de empresas al reducir, significativamente, los márgenes de ganancias. Y en la medida en que se reduzcan los negocios, disminuye la competencia y, por ende, los comerciantes pueden subir los precios de sus productos sin mayor problema.
“Con todo esto, el efecto al final, es que los productos van a seguir subiendo, y si se unen los factores que pueden llegar por el gobierno federal de seguro que vamos a ver una inflación seria”, dijo Colón de Armas en referencia a la propuesta del presidente Barack Obama de subir el salario mínimo federal a $9 la hora.
Los efectos se verán
Por su parte, el profesor de economía en la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez, José Alameda, indicó que la premisa básica es que todos los productos, en mayor o menor grado, se van a afectar.
Apuntó que la magnitud del impacto se podrá palpar en la canasta básica de precios que agrupa anualmente los cambios en el costo de los productos. Según Alameda, será cuestión, tal vez, de meses para que el mercado ajuste sus operaciones y sus precios, acorde con la nueva realidad tributaria.
“De lo que podemos estar seguros es de que todos los cambios recientes van a tener un efecto en la economía. Va a aumentar el costo de vida de las personas. ¿Cuánto va a ser ese impacto? No se sabe y es difícil estimarlo porque habría que estudiar el peso relativo (o el efecto) que tendría cada una de las alzas en la producción”, dijo Alameda.
Los nuevos impuestos han sido descritos por el gobierno como medidas de transición a un nuevo sistema contributivo que está por crearse.
El aumento en el agua, por su parte, busca subsanar las deficiencias económicas de la AAA.
Y es que ese cheque, cada 15 o 30 del mes, es el único ingreso con el que cuentan para sobrevivir económicamente
Se imagina vivir mes a mes contando los días que faltan para cobrar. Con $100 en la cuenta de banco para pasar las siguientes dos semanas.
Se imagina decidiendo qué factura pagar, sí puede o no comer fuera, si debe o no hacer ese viaje al centro de la Isla; rogando que no se dañe el carro, que los niños no se enfermen ni que el bill de la luz llegue más alto.
Pues, así, precisamente, es como viven muchos puertorriqueños que pasan las horas contando los días que faltan para cobrar. En ese estrés. En una estrechez económica como nunca antes. Y es que ese cheque, cada 15 o 30 del mes, es el único ingreso con el que cuentan para sobrevivir económicamente. No hay ahorros, no hay ingresos por el lado. Solo el pago por lo trabajado.
Aunque en la Isla no hay estudios que determinen qué porcentaje de la población vive cheque a cheque, economistas consultados por Primera Hora sostienen que debe ser uno similar, quizás mayor, al de una investigación publicada recientemente en Estados Unidos que determinó que el 76% de los ciudadanos vive de esta forma.
Los pasados años de difícil situación financiera han dejado a las familias sin ahorros. Mientras, que a otros les ha imposibilitado así hacerlo o simplemente esa no ha sido su prioridad pues se han enfocado en reducir las deudas. “En Puerto Rico el panorama es peor porque la gente gasta más de lo que recibe, especialmente en tarjetas de crédito, lo que agrava más la condición del puertorriqueño cuando se queda sin empleo”, dijo la economista Marta Quiñones.
De hecho, Quiñones planteó que como pueblo lamentablemente hemos tenido, probablemente, a uno de los mejores maestros: el Gobierno. “Seguimos actuando como actúa el Gobierno que gasta más de lo que tiene”, expresó al alertar que el crédito siempre pasa factura.
Al también economista José Joaquín Villamil, de Estudios Técnicos, tampoco le sorprendería ver una cifra similar en el ámbito local.
“Hay personas que están viviendo al margen, que no tienen mucha flexibilidad, pero también hay mucho consumo innecesario, particularmente en la clase media”, apuntó Villamil al destacar que el 45% de la población vive bajo estos estándares, según el último Censo.
Villamil señaló que la deuda personal del puertorriqueño, sin incluir la hipoteca, asciende a un 42% de su ingreso.
“En vez de ahorrar siempre nos hemos financiado con endeudamiento”, apuntó Villamil.
Son excusas
Para Quiñones, el puertorriqueño, por regla general, podría guardar dinero si cambiara los hábitos de consumo. “Nos han adaptado y es el modelo que tenemos de comprar todo lo que queremos. Todos los años compramos todo nuevo”, señaló.
Aunque no hay una regla fija, se recomienda que mensualmente uno ahorre el 10 por ciento del salario. Para poder enfrentar una cesantía laboral u otra emergencia se debe tener ahorrado entre dos y tres meses del salario.
De hecho, si el país tuviera una tasa de ahorro más alta -tanto a nivel individual, gubernamental como corporativa-, estaría en una mejor posición para desarrollarse financieramente.
Lo esencial de comenzar a ahorrar es que es una medida de protección a las situaciones de riesgo que estamos enfrentando socialmente. “Una economía como esta, con el comportamiento que tienen las familias, estas deberían tener conciencia de que deben protegerse contra fluctuaciones”, aseveró Quiñones.
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