“Ello los ha llevado a recurrir tanto a la burda mentira sobre el significado y validez de los resultados plebiscitarios”

El evidente colapso institucional del Estado Libre Asociado colonial, dramatizado por el inicio del octavo año de la gran depresión económica criolla y la inminente degradación a ‘chatarra’ de los bonos del ELA, colocan a la clase política y oligarquía colonial en una posición sumamente vulnerable, extremadamente defensiva y, por ende, muy peligrosa (un animal herido de muerte es capaz de acciones desesperadas y letales).

De ahí, la deriva neochavista autoritaria de la Administración de Alejandro García Padilla, evidenciada por el descarado y sin precedente asalto político partidista a las corporaciones públicas, la Universidad de Puerto Rico, los despidos masivos arbitrarios de empleados y funcionarios públicos que no son de su confianza política, así como del vil y destemplado ataque a la institución del Tribunal Supremo por ejercer de forma independiente su deber ministerial de interpretar y determinar la constitucionalidad de las leyes.

La vulnerabilidad y posición defensiva de AGP y el PPD se acentúan con su estrepitosa derrota en las dos preguntas del plebiscito de estatus el pasado 6 de noviembre. Ello los ha llevado a recurrir tanto a la burda mentira, como a una descarada campaña local y nacional de distorsiones y desinformaciones sobre el significado y validez de los resultados plebiscitarios. Encabezados por el corresponsal en Washington de su órgano semioficial de Prensa (El Nuevo Día), han pretendido manipular y distorsionar los resultados plebiscitarios tanto aquí como en Washington. Dicho corresponsal repite en sus reportajes –sin ningún fundamento jurídico y político– que aunque la estadidad obtuvo el 61% de los votos en la segunda pregunta, de adjudicarse los votos en blanco dicho por ciento se reduce a 45.

El hecho que el actual Estado de Derecho local y federal no le de validez jurídica alguna a los votos en blanco (ya que no se puede determinar claramente la intención de los electores que dejaron la papeleta en blanco) y que de contarse los mismos en este caso, implicaría (si la premisa es que dejaron la segunda pregunta en blanco porque votaron por mantener el ELA territorial en la primera pregunta) el soberano absurdo de contar dos veces los votos por el ‘status quo’ colonial, mientras que los votos por las opciones no territoriales se cuentan solamente una vez; no viene al caso en el razonamiento ‘gobbeliano’ del periodista, pues parte de la premisa que repetir una mentira muchas veces la convierte en verdad.

La otra falacia que José Delgado repite, sin fundamento alguno, es que la Casa Blanca de Barack Obama está empeñada en incluir el ELA territorial en su iniciativa para financiar una nueva consulta de estatus con aval congresional, no empece a que reconoció la claridad de los resultados plebiscitarios del 6 de noviembre y expresó que respetaría los resultados de la consulta que forma parte del proyecto HR2000 de nuestro Comisionado Residente. Nuevamente su filosofía ‘gobbeliana’ consiste en repetir dicha mentira muchas veces para que se convierta en verdad.