«Es muy lamentable lo que está ocurriendo en el Congreso. La insistencia del ala más conservadora de la delegación republicana en cortarle los fondos de la Reforma de Salud federal va a causar el cierre de gran parte del gobierno federal
a partir del martes 1 de octubre.
El curso razonable a seguir es mantener las asignaciones de fondos para el presente año fiscal por un tiempo adicional en lo que culminan las negociaciones entre el liderato de los demócratas y el de los republicanos, pero algunos no caen en razón. Ya van más de 40 veces que los republicanos en la Cámara federal votan para eliminar o entorpecer la Reforma de Salud federal, pero es obvio que en esta ocasión se les has ido la mano, pues con este voto van a causar un cierre claramente innecesario.
El cierre del gobierno, especialmente uno prolongado, afectará negativamente a todos los ciudadanos americanos, incluyendo a los que residen en Puerto Rico.
Hay 10,000 empleados federales en Puerto Rico y muchos de ellos – aquellos que no son “esenciales” – no podrán trabajar durante este cierre y no recibirán su sueldo.
Cuando el cierre termine, el Congreso puede promulgar una legislación para que estos empleados cobren su salario retroactivamente, lo cual ha pasado en cierres anteriores, pero esto no es garantizado.
Más aún, si ocurre un cierre, todos los parques y bosques nacionales, incluyendo El Yunque, permanecerán cerrados al público, lo cual afectaría la recreación y el turismo. Además, el tiempo de espera en los puntos de seguridad de los aeropuertos, las oficinas de Administración de Seguro Social, y otras agencias federales, aumentará, y el procesamiento de solicitudes de visas, beneficios federales y ayudas económicas federales se retrasará.
Es imprescindible que el gobierno federal se mantenga abierto».
Washington – En un análisis que publica el Centro de Estudios Puertorriqueños, el investigador Kurt Birson sostiene que a pesar de que muchos de los boricuas que se mudan a Estados Unidos salen en busca de un mejor trabajo, no siempre se les hace fácil encontrarlo.
De acuerdo con el estudio, los puertorriqueños que emigraron entre 2000 y 2011 “estaban desempleados a una tasa de 24.6%”, en comparación con la tasa de 17.2% que había en la Isla hace dos años.
Junto a los dominicanos y mexicanos, la diáspora boricua es el tercer grupo con el mayor porcentaje (28%) de personas bajo el nivel de pobreza, solo por encima de los hondureños (33%) y guatemaltecos (29%).
En términos proporcionales, la ‘fuga’ de profesionales y jóvenes con educación universitaria no es lo proporcionalmente gigantesca que en ocasiones se ha proyectado.
Pero, ello no supone que sea menos preocupante.
Los datos de la Encuesta de la Comunidad del Censo federal– entre los años 2000 y 2011 – señalan que la emigración boricua hacia Estados Unidos ha sido representativa del perfil socieconómico de la Isla.
Cierto que el 45% de los que tomaron la guagua aérea tenían estudios universitarios, pero el porcentaje no es muy distinto a los que se quedaron (43%), según el análisis de Birson.
El 20% de los que salieron tenían bachillerato o una maestría. Pero el porcentaje (22) de los graduados de bachillerato o maestría es más alto entre los que se quedaron.
Estos datos, sin embargo, no minimizan el hecho de que Puerto Rico pierde cada año muchos jóvenes profesionales en las áreas de ingeniería, medicina, ciencias y educación.
País en fuga
- Estructuras abandonadas o deterioradas exponen la realidad de la crisis económica y la partida de los puertorriqueños del país.
En su estudio “Perfil del Migrante”, el Instituto de Estadísticas mantuvo que entre los poco más de 76,000 personas que se fueron de la Isla en 2011, pudo haber cerca de 2,000 maestros, 300 médicos y 170 abogados.
La mediana de edad de los emigrantes fue de 29.2 años.
“No es que los que salen tienen mayor educación formal, es que ahora hay más jóvenes profesionales en Puerto Rico. Eso se refleja también en la emigración”, indicó Meléndez.
Muchos de los que están en Florida central se fueron a ocupar puestos de trabajo en área de servicio en Disney World.
Pero este estado ha sido también el destino de muchos ingenieros preparados en la Isla que ahora trabajan para la NASA en Cabo Cañaveral.
“Los puertorriqueños en Florida tienen más ingresos, mayor ocupación y niveles educativos más altos que los de otros estados como Nueva York, Pensilvania y Massachusetts”, expresó el antropólogo Jorge Duany, profesor de la Universidad Internacional de Florida.
Grupos significativos de ingenieros boricuas también han terminado en Texas y la zona de Washington, atraídos tanto por la NASA, otros sectores del Gobierno, empresas tecnológicas e industriales.
“Me tuve que ir”
A los 46 años, Carlos Hernández, un ingeniero mecánico, aceptó un trabajo como empleado civil de la Marina de Guerra en Nuevo Hampshire, en momentos en que la empresa de construcción de su padre, donde había trabajado por más de dos décadas, se enfrentaba a problemas.
Era 2011, un año que Hernández quisiera olvidar, y el sector de la construcción en la Isla tocaba fondo.
“Llevaba dos años prácticamente viviendo de mis ahorros y pagando $2,000 mensuales por un colegio privado de educación especial para uno de mis tres hijos. Me tuve que ir”, señaló Hernández, quien ahora, con base en Jacksonville (Florida), es gerente de programas para el suroeste del programa a cargo de rehabilitar los sistemas de aire acondicionado de los edificios de la Marina.
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