Antes de salir de su puesto, el ahora ex superintendente de la Policía, José Figueroa Sancha respondía en entrevista con EL VOCERO a la pregunta sobre si hay quien arregle esto de forma optimista. Sostuvo el ex funcionario que “claro que hay esperanza” y utilizaba como ejemplo el caso de la ciudad de Nueva York.
En la entrevista a la que hacemos referencia, Figueroa Sancha habló sobre diversos aspectos de la complejidad del problema de la violencia y la criminalidad, uno de ellos fue el escabroso tema de la limitación de horarios al expendio de bebidas alcohólicas y la edad mínima para permitir el consumo. Hubo una reflexión sobre por qué no se adoptaban en Puerto Rico medidas como éstas u otras similares que incidieran en los patrones de conducta para minimizar los riesgos de escenarios de violencia. Dos días más tarde se dio la salida del funcionario de su cargo, materia sobre la cual editorializamos que no podemos llamarnos a engaño y pensar que con ello cambia automáticamente la tendencia que llevamos en términos de la criminalidad.
Sin embargo, el pasado domingo el alcalde de San Juan, Jorge Santini hizo un anuncio que incide en el tema de controlar los escenarios de riesgo. Se trata de una iniciativa llamada Modelo de Comportamiento Urbano para la Ciudad Capital mediante la cual esperan regular la disciplina, proteger la propiedad pública y fomentar valores. El anuncio fue el primer paso que ahora será seguido con vistas de consultas ciudadanas y luego una aprobación final. La idea es que haya un código uniforme en toda la ciudad capital en términos de normas de conducta en espacios públicos, horarios para el expendio de bebidas alcohólicas y hasta protección de áreas verdes. El Alcalde ha dicho que aunque cuenta con un plan inicial, nada está escrito sobre piedra, pues se abrirá a un proceso de consulta y participación ciudadana.
Antes de caer en la tentación de comenzar a criticar, debemos dar el espacio para estudiar la propuesta y aportar a ella. Tal vez San Juan pueda convertirse en un proyecto piloto que luego pueda extrapolarse a toda la Isla. En otras jurisdicciones con problemas de violencia como importantes ciudades colombianas, se han desarrollado modelos similares, así que no es imposible rescatar nuestros espacios públicos para convivir sin temor a la violencia.
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