Luis Rivera Marín. EL VOCERO / Archivo

Derrumbada la casa de naipes, el gobierno tiene que reconocer su función primordial, asegurarse de la salud, educación, seguridad y bienestar de su ciudadanía. Ese norte se ha perdido en la sombra burocrática que permea en nuestro gobierno, cuyas prioridades son mantener la dependencia de la ciudadanía y la burocracia gubernamental. En Estados Unidos 1 de cada 12 se beneficia de asistencia social, en la isla 1 de cada 4. Un pueblo dependiente no es libre. Más allá de ser un facilitador de desarrollo económico, el gobierno es el estorbo principal. El World Economic Forum concluye que el factor que más impide nuestro desarrollo económico (24.7%) es precisamente la burocracia gubernamental, colgándonos en las áreas de permisología y registro de propiedades. Por otro lado, significa que nuestra mayor fortaleza es la empresa privada , con su sofisticación y agilidad competitiva. Nada nuevo, desde Informe Tobin en 1976 todos los estudios confirman que tenemos que; 1) dejar atrás la dependencia en el gobierno para crear empleos, 2) controlar los gastos públicos, 3) atar los incentivos contributivos a la creación de empleos y 4) eliminar nuestra dependencia en el petróleo.

Las tasas impositivas que se le imponen al sector privado, en especial a las PYMES locales, son confiscatorias y anulan cualquier esfuerzo para crear empleos. Por tanto, es preciso que el gobierno replantee todos sus programas para dedicarse a brindar exclusivamente los servicios que la ciudadanía requiere en su contrato social, y no a sacarnos el pan de la boca para el que hemos trabajado y sudado. La jauja continúa, el presupuesto consolidado reflejó un aumento en los programas de desarrollo social de $236 millones, correspondiendo a más de la mitad de nuestro presupuesto. Todos los analistas financieros han criticado la falta de transparencia del gobierno. Hay que descentralizar y empoderar al ciudadano. Utilicemos la tecnología para recibir insumo del pueblo, hacer disponible al público todos los contratos gubernamentales, cuanto se gira contra ellos, cada plaza creada en el gobierno y su salario, cada cheque que se imprima disponible a la vista, Open Book NY es un gran ejemplo. Que nuestra universidad sea autosuficiente, más allá del abusado concepto de autonomía política universitaria. Reformar nuestro sistema educativo actual donde los recursos no le llegan a quien les tiene que llegar, a nuestros niños. Apenas el 42% de nuestros jóvenes se gradúan de escuela superior, un fracaso con un presupuestazo. La desigualdad y falta de oportunidades ciudadana, unidos a la burocracia, promueven el crimen. Nuestros policías, los mejores, carecen de recursos y dirección. En cuanto a salud, nos estamos quedando sin médicos, y en el 2019 sin fondos para MiSalud. Finalmente, nuestra Legislatura, nuestros príncipes que ganan más que cualquier legislador estatal de la nación, con excepción de California, la 12va economía más grande y vigorosa del mundo, a atemperarla a nuestra realidad. Así que cadena a la nevera y pa’l gimnasio a rebajar.