Muchos habrán saltado a concluir que la “revolución del pajarito” que motiva esta columna y que se desarrolla en la Isla, es una extensión de lo que va quedando de la llamada ‘revolución bolivariana’ en Venezuela, dirigida ahora por Nicolás Maduro pero con la guía espiritual y dirección precisamente de un pajarito, que según dicho regente, le habla y aconseja encarnando a Hugo Chávez.  No obstante, aunque el concepto de la ‘revolución del pajarito’ en su origen no tiene que ver con las alucinaciones de Nicolás Maduro, si guarda relación con eventos que se han desarrollado en Venezuela y que hemos conocido aquí, como en otras partes del mundo, gracias a los nuevos medios de comunicación electrónica, disponibles al ciudadano producto de una revolución informática sin precedentes.

Eventos como las protestas y reclamos ciudadanos que se realizan en Venezuela, así como los que se han desarrollado en Ucrania, Brasil, Turquía, España, Grecia y otros países alrededor del mundo, han tenido características comunes: se han generado, propagado y el mundo las ha conocido y atestiguado, gracias a las redes sociales, principalmente ‘Twitter’ –cuyo logo es un pajarito azul– y también ‘Facebook’. De hecho, muchas de estas manifestaciones se han originado espontáneamente a través de dichas redes, sin depender de líderes o de organizaciones como tradicionalmente se desarrollaban en el pasado. Así, hemos tenido conocimiento directo de estos movimientos de pueblo gracias a la información que comparten los ciudadanos en las redes y que en instantes nos llega o se actualiza, venciendo esfuerzos de censura que han tratado de imponer ‘gobernantes’ de turno.

Las redes sociales han revolucionado la forma en que las personas obtienen e intercambian información, como por ejemplo, noticias, fotografías, videos y audios, entre otros.  Estas redes de comunicación electrónica, que muchos todavía aprendemos a manejar y que pueden accederse hasta en un teléfono celular, les permiten a los ciudadanos interactuar entre sí y estar al tanto en tiempo real de eventos que se desarrollan a diario, sin intermediarios ni filtros.  Incluso se han convertido en una importante herramienta para que el pueblo fiscalice directamente a funcionarios e instituciones de nuestra sociedad, para que éstos rindan cuentas por su desempeño y, más aún, para refutar o rectificar, de forma directa y al instante, lo que otras fuentes o medios de comunicación contralados informan u omiten.

El poder de las redes sociales no puede subestimarse.  Estas conectan y empoderan a los ciudadanos de una forma nunca antes vista, al punto de que muchos las comienzan a catalogar como un poder más en nuestro sistema de gobierno, que ha dado paso hasta a lo que se ha denominado como ciudadanos reporteros. Ahora bien, su utilidad informativa debe aprovecharse y maximizarse, usándolas responsablemente y asegurando que la información que se maneja y transmite es confiable y no ajena al propósito de estos medios de comunicación electrónica.

Los puertorriqueños tenemos que aprovechar adecuadamente estas nuevas herramientas de comunicación para interconectarnos y unir esfuerzos, estar debidamente informados y ayudar a que otros también lo estén, expresar nuestro sentir, adelantar causas legítimas, custodiar la verdad y exigir transparencia y rendimiento de cuentas en el manejo de los asuntos que nos afectan. Con este nuevo poder, los ciudadanos podemos ayudar activa y directamente en el desarrollo de un mejor Puerto Rico.