Castro y el petróleo venezolano

Castro y el petróleo venezolano

Andrés Candelario Con acento propio

La fijación de Fidel Castro con el petróleo venezolano no comienza con el colapso de la Unión Soviética en el 1991, que llevó a la economía cubana a contraer su producto interno bruto (PIB) en un 36% y a someter al país a severas restricciones económicas de todo tipo, de las cuales, después de más de 20 años, no ha podido recuperarse.

El PPD es totalmente controlado por Chavez y Fidel

Recordemos que a sólo unos días del triunfo de la guerrilla serrana sobre la dictadura de Batista, Castro se apareció en Venezuela, donde fue recibido calurosamente por el pueblo, pero no así por su presidente Rómulo Betancourt. Aunque es muy poco lo que se sabe de aquella reunión entre los dos líderes políticos, las crónicas que aparecieron dieron cuenta de la poca empatía hacia Castro que demostró el gobernante venezolano.

¿Por qué esa visita a Venezuela a sólo 24 días del triunfo revolucionario? No olvidemos el proyecto de subversión continental antiimperialista que llevaba Castro fijado en su autoimpuesto rol de “salvador” de América Latina. Para esa obra descomunal era indispensable una fuente financiera de iguales o parecidas dimensiones. ¿Qué otra mejor que Venezuela? Estaba a tiro de piedra y era el quinto país exportador de petróleo y poseedor de las mayores reservas de crudo pesado del mundo, además de tener las mayores reservas de crudo ligero del hemisferio occidental.

Dicen las crónicas de la época que Castro le pidió petróleo a Betancourt y un préstamo de $300 millones, a lo que el presidente venezolano contestó en la negativa a ambas peticiones. A partir de entonces, Castro sería su enemigo declarado.

En el 1961, Venezuela rompe relaciones con Cuba, siguiendo su política de no tener vínculos con gobiernos que no hayan sido electos democráticamente. En el 1962, Cuba es expulsada de la Organización de Estados Americanos (OEA) a propuesta de Betancourt en la reunión de Punta del Este en Uruguay. En junio de 1964, Betancourt consigue fuertes sanciones de la OEA contra Cuba, después de descubrirse un alijo de armas en una playa venezolana, alegadamente traídas por elementos cubanos para ayudar a la guerrilla de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN), que buscaban establecer en el país un régimen de corte marxista.

El 10 de mayo de 1967, una docena de guerrilleros venezolanos adiestrados en Cuba acompañados de dos espías cubanos, fueron sorprendidos desembarcando en la playa de Machurucuto. Su principal misión en Venezuela era entrenar a la guerrilla ubicada en los Andes venezolanos que intentaba derrocar al régimen de Raúl Leoni. Luego de una investigación se descubrió que los rifles AK-47 en posesión de los guerrilleros llevaban seriales de armas vendidas a Cuba por la república checa.

Todavía Chávez era un simple ex teniente coronel, derrotado y recién salido de la cárcel, cuando Castro vio en él un futuro pasadizo hacia el petróleo tan necesario para seguir prolongando en el tiempo su desastrosa dictadura, ahora huérfana de la ayuda soviética. Así las cosas, lo fue a recibir al aeropuerto aquel 15 de diciembre de 1994, en el que sería el primero de muchos viajes a la mayor de las Antillas, hasta aquel último, después del cual no regresaría con vida a su Venezuela.

¿Y Nicolás Maduro? ¿Cómo entra Maduro en el escenario de las influencias castristas sobre el entorno político venezolano? La obsesión de los Castro no dejaba espacio para las casualidades. Según testimonios grabados de “Hernando” –nombre ficticio-, exfuncionario de la inteligencia cubana refugiado en Estados Unidos, Maduro se encontraba en Cuba desde finales de los 80. Allí estudió en la Escuela Superior del Partido Comunista de Cuba “Ñico López” entre 1986 y 1987. Es decir, que el contacto de Maduro con los Castro es anterior al de Hugo Chávez. A Maduro lo captó la inteligencia cubana para la lucha subversiva en América Latina y, por supuesto, como elemento clave en el desarrollo del futuro político de Venezuela.

¿Quién duda de la influencia de Castro sobre Chávez para convertir a Maduro, de la noche a la mañana, de líder sindical izquierdista y chofer del “metro” de Caracas, a diputado, presidente de la Asamblea Nacional, canciller, vicepresidente, y más tarde presidente de Venezuela tras la muerte del inventor del “socialismo del siglo XXI”?

¿Hubiera Maduro escalado todas esas posiciones sin haber sido un “cuadro de confianza” de la dictadura castrista?

El pueblo venezolano, que se enfrenta hoy valientemente a la violencia y al desastre de un régimen que, a pesar de su riqueza petrolera, ha llevado al país a un estado de caos social, económico y político, debe entender que detrás de Maduro se parapeta la mano poderosa de una dictadura totalitaria en crisis, que no escatimará esfuerzos para conservar el único recurso que la mantiene malamente en pie: 100,000 barriles diarios de petróleo venezolano a precio de ganga.