El Diario La Prensa reflejo de la crisis periodística

{Magistral análisis de los periódicos colonialistas/chavistas de Puerto Rico. Es que los Chilenos que hoy controlan a El Nuevo Dia y a Primera Hora no saben que El Mundo era cien veces más poderoso y se cayó.}

El Diario La Prensa reflejo de la crisis periodística

«La nueva gerencia de El Diario, compuesta por argentinos-españoles, ha decretado que no les interesa más el mercado de pobres puertorriqueños, dominicanos o mexicanos a los que llaman ‘el guetto’ porque quieren enfocarse en lectores suramericanos afluentes, de dinero, una lectoría ‘upscale’».

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Por Sandra Rodríguez Cotto, Relacionista, analista y periodista – 4:00 am

A los 14 años descubrí a los dos grandes amores en mi vida: mi primer novio y el periodismo. Ese primer novio me presentó a su tío, quien para ese entonces era uno de los periodistas más avezados y serios que he conocido, el editor en jefe del Diario La Prensa de la ciudad de Nueva York, Manuel De Dios Unanue.

Cubano de nacimiento, global por convicción, siempre respetó las comunidahttps://estado51prusa.com/wp-admin/post-new.phpdes a las que le sirvió como periodista en Nueva York y me enseñó a amar el oficio. De Manolín aprendí que un periodista nunca se cansa de hacer preguntas. Que tiene que ser tenaz y terco porque si no te dan una respuesta, insistes hasta conseguirla. Que un buen periodista cae mal porque no se cansa hasta encontrar la verdad, y que nunca debe escupir las contribuciones del pasado porque su trabajo se nutre de los pasos que dieron otros antes.

Aun siendo una niña me enseñó que una vez se descubre la vocación de periodista, esa responsabilidad va por encima de cualquier consideración. Aprendí que el verdadero periodismo es el investigativo, y que por eso arriesgas todo incluyendo la vida, como le pasó a él, quien lastimosamente cayó víctima de sicarios que intentaron detener su cobertura noticiosa sobre los carteles de la droga. Fue el primer periodista asesinado en suelo americano por traficantes colombianos.ENDI

Años más tarde mi memoria evoca su sabiduría aunque en aquél entonces yo no lo comprendía bien. Ahora al leer que el medio para el que Manolín entregó hasta su vida, perdió el norte, reflexiono en la crisis de este oficio. El Diario La Prensa, el más grande en español y más antiguo en los Estados Unidos – tiene 101 años de fundado – olvidó que aun siendo un negocio, se debe a las comunidades a las que sirve.

La nueva gerencia de El Diario, compuesta por argentinos-españoles, ha decretado que no les interesa más el mercado de pobres puertorriqueños, dominicanos o mexicanos a los que llaman ‘el guetto’ porque quieren enfocarse en lectores suramericanos afluentes, de dinero, una lectoría ‘upscale’. Esos mismos que prefieren leer el New York Times y en inglés. Su enfoque es el corredor de bolsa o el profesional en vez del trabajador de una factoría, el que vive en vivienda pública o en los ‘projects’.

En ese proceso han ido despidiendo a los editores y reporteros de más antigüedad, para sustituirlos por gente joven con menos beneficios, o por otros argentinos o chilenos que desconocen las luchas históricas por los derechos civiles y políticos de las comunidades latinas en Nueva York. Como no tienen memoria histórica no les importa nada. Favorecen lo superficial vs lo importante. Prefieren darle primeras planas a noticias de cómo tener un pene más grande o qué artista tiene los implantes de senos más caros a hurgar entre los barrios el porqué de las desigualdades, por qué la falta de recursos o qué es lo que verdaderamente pasó tras bastidores en eventos como, por ejemplo, el Desfile Nacional Puertorriqueño.

Muchos de los mejores periodistas de El Diario lucharon hasta que fueron despedidos. La unión, como suele pasar, se alió por algún tiempo a la gerencia hasta que ya era evidente la arrogancia de los nuevos dueños y finalmente comenzó a defender a su matrícula, aunque un poco tarde.

Lo que sucede en El Diario es un reflejo de lo que pasa en muchos sitios: despidos masivos de los que llevan más años para ser sustituidos por empleados sin beneficios, abandono del periodismo de contexto para favorecer el de reacciones y comunicados, falta de contexto histórico, falta de compromiso con el lector, el negocio por encima de la responsabilidad, lo fácil sobre lo complicado.

Pasa igual acá. Por ejemplo, en una ocasión enfrenté y discutí con un recién llegado editor chileno en un medio en el que laboré que me dijo que con sólo dos semanas que llevaba en la Isla conocía mejor al país que yo, y que por lo tanto, las noticias que cubriría serían las morbosas, nada de investigación. Lo llamé insolente frente a otros dos jefes del medio que estaban boquiabiertos, pero a partir de entonces, el chileno me respetó. Su paso por Puerto Rico quedó en el olvido, pero su legado se ve con fuerza en el tipo de periodismo que aquí parece dominar.

Irónicamente, uno de los dos jefes que estuvo frente a mí en aquella ocasión y que guardó silencio, es uno de los que fue empujado en una de las muchas ventanas de retiro que los medios locales han creado para los veteranos en los últimos cinco años. Junto a esas ventanas también llegaron los despidos y los cambios de enfoque editorial en la prensa local.

Es que la transformación en el periodismo con el enfoque en las nuevas tecnologías ha dado paso a que se silencien voces que dan contexto, que aportan la historia y que hacen comprender el porqué de las cosas. Persiste un énfasis en lo superficial cuando las audiencias piden cada vez más lo contrario. El medio que logra combinar el uso de las nuevas plataformas cibernéticas con el periodismo de contexto, es el que cada día gana más adeptos. Sea en Puerto Rico, en Nueva York o en cualquier parte. En vez de esfumar los temas entre los links, las noticias más vistas y las los temas de espectáculos, hay que balancear con voces fuertes, que tengan agallas y que no tengan miedo ni a anunciantes ni a gobiernos.

Los periódicos, como los medios de comunicación, son negocios. Buscan la rentabilidad y hacer dinero.
El problema es que si proclaman hacer periodismo, tienen que reconocer una máxima de su misión, que es servir a su público. No es cuestión de ser puertorriqueño o dominicano por encima de un argentino o un chileno, sino de que el medio tiene que reconocer y atender las verdaderas necesidades e intereses de sus comunidades. No obviarlas o descartarlas como cosas sin importancia. Por eso regreso a lo que me enseñó Manolín que siendo cubano respetó a las comunidades diversas a las que siempre le sirvió como periodista en El Diario La PrensSandra Rodríguez Cotto, Relacionista, analista y periodistaa. Para que un medio subsista y tenga respeto de las audiencias, tiene que ser fiel a su misión de servicio por encima del negocio.

  Relacionista profesional, analista y periodista.

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