La marcha celebrada el domingo fue una sorpresa para muchos. La cantidad de gente que asistió superó las expectativas de los organizadores y de personas experimentadas en la brega política. Catorce organizaciones cívicas estadistas se dieron a la tarea de organizar la multitudinaria actividad. Tal vez, desde principios de 1990, cuando la famosa marcha celebrada en Ponce, no veíamos una de esta naturaleza. En aquel entonces, estaba el proceso congresional de vistas sobre el estatus político de Puerto Rico, proceso que puso a la metrópolis a mirar hacia la colonia por primera vez en años.
En la historia del movimiento estadista han habido momentos donde de la base misma han surgido grupos cívicos que han organizado actividades que quedan marcadas con tinta indeleble en la historia de Puerto Rico. A mediados de la década del cuarenta se celebraron tres congresos Pro Estadidad. Fueron celebrados a la par que se celebraban tres congresos Pro Independencia. (Véase Amalia Alsina Orozco, ‘Los Congresos Pro Independencia’). De los congresos Pro Estadidad casi no queda registro alguno, salvo el libro del líder obrero Nicolás Nogueras Rivera; ‘El Primer Congreso Pro Estadidad’. Estos congresos, de ambas ideologías, fueron multitudinarios y con retórica y argumentación actuales, pues el anticolonialismo nunca pierde vigencia si la colonia sigue sometida a la metrópolis.
Para estos años se funda una publicación bimensual de excelente calidad intelectual e informativa, la Revista El Estado. Su publicación duró alrededor de quince años. Fue una revista donde el pensamiento ideológico del movimiento estadista de la época quedó plasmado para la historia; “Independencia anexada, siempre. Independencia separada, nunca”, es el título de un elocuente ensayo de López Tizol publicado a mediados de los cincuenta y con actualidad dramática visto en perspectiva.
En la década del sesenta surgió el grupo cívico Ciudadanos Pro Estado 51, del que Carlos Romero Barceló fue uno de sus fundadores. El grupo estuvo compuesto por personas fuera de la madeja partidista y se organizó para adelantar la estadidad de cara al plebiscito de 1967.
En la década de los ochenta se organizan dos excelentes grupos estadistas; la Comisión Estadista, dirigida por José Granados Navedo y Kenneth McClintock, y Puertorriqueños en Acción Ciudadana dirigido por Miríam Ramírez de Ferrer. Ambos se complementaban. En el caso de la segunda, ésta, siguiendo una sugerencia del entonces Vicepresidente George Bush, se dedicó al recogido de firmas como endoso a la estadidad. Fue un éxito rotundo y tuvo papel protagónico en Washington durante el proceso congresional de 1989 a 1991.
La marcha del domingo estuvo muy concurrida. El día escogido no fue el mejor. En un fin de semana largo y la at
mosfera cargada de calor nadie en su sano juicio piensa acudir a una actividad bajo el sol en pleno mediodía. Solo acuden aquellos que llevan el anticolonialismo en sus entrañas y el deseo de que la igualdad se les reconozca a los ciudadanos americanos que viven en Puerto Rico.
La marcha evidencia, por otro lado, que la estadidad es patrimonio de la base estadista. El éxito avisora otras actividades en el futuro. ¿Quedará el PNP como una estructura político electoral con participación eleccionaria cuatrienial? Creo es lo mejor que pudo pasar, aunque Ricky Rosselló, en su irracional sed de poder, no lo quiera entender.
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