La política exterior del presidente Barack Obama no ha estado exenta de errores, sobre todo en lo concerniente con América latina, pero de ahí a concluir que la misma ha sido un desastre y que ha contribuido a debilitar la posición de Estados Unidos ante el mundo y sus enemigos como hacen algunos, hay un gran trecho. Si bien se le pueden señalar con fundamento fallas y errores, también se le pueden atribuir múltiples aciertos a la política exterior de nuestro presidente.
Veamos. En el frente exterior al igual que en el frente doméstico al juramentar como presidente en enero del 2009 a su primer término, Barack Obama heredó agudos problemas y serios retos. Entre estos la pérdida del prestigio internacional de los Estados Unidos por haber invadido a Irak bajo falsos pretextos (la supuesta existencia de armas químicas y nucleares), así como los consiguientes escándalos de torturas de prisioneros en la prisión de Abu Graib en Irak y en el campamento de detenidos en la base Guantánamo en Cuba. La justificación de la práctica del ‘water boarding’ o de asfixia simulada con agua a los detenidos en la guerra contra el terrorismo islámico por parte de la administración de George W. Bush, como la práctica del ‘rendition’, en la que la CIA secuestraba sospechosos de terrorismo a través del mundo para ser sometidos a interrogatorios bajo tortura en cárceles de regímenes dictatoriales o monárquicos (Egipto, Jordania, Arabia Saudita, Ucrania entre otros) por personeros de dichos regímenes autocráticos, minaron la imagen, estatura moral y el prestigio internacional de los Estados Unidos en los años previo a la presidencia de Obama.
Si a ello le añadimos que Estados Unidos se encontraba en medio de dos guerras empantanadas y degastadas en Afganistán e Irak, con un alto costo humano y económico ( se calcula en alrededor de $1 trillón el costo de las mismas), se tiene un cuadro bastante certero de los problemas y retos internacionales que heredó Barack Obama al juramentar como presidente en enero del 2009. El descontinuar la práctica del ‘water boarding’ y el programa de ‘rendition’, bajo el argumento que eran contrarias a los valores democráticos en los que los ‘founding fathers’ fundaron la nación, contribuyó a restaurar la imagen internacional de los Estados Unidos como defensor de la democracia y los derechos humanos.
El reconocimiento de que la prioridad era eliminar a los principales líderes de al Qaeda y los talibanes en Afganistán y Paquistán con ataques aéreos quirúrgicos y operativos de las fuerzas especiales ( en los que ha tenido un considerable éxito) en lugar de continuar una guerra de desgaste en Irak y Afganistán con su alto costo humano y económico para los Estados Unidos, lo llevó a la sabia decisión de retirar las tropas de combate en Irak y establecer una fecha para el retiro definitivo de las tropas de combate estadounidenses en Afganistán. El gobierno chiita sectario y excluyente de Nuri al Maliki en Irak, creó las condiciones para el surgimiento y fortalecimiento del extremista y barbárico Estado Islámico en Irak. El retiro de las tropas de combate estadounidenses en Irak a la larga ha forzado la dimisión de al Maliki en Irak y su sustitución por un nuevo gobierno de unidad e inclusión del primer ministro Haidar al Abadi, lo que se ha traducido en la pasadas semanas en la expulsión de las milicias del extremista Estado Islámico de 9 ciudades de Irak y la recuperación de la estratégica represa de Mosul por las tropas iraquíes y los ‘peshmergas’ kurdos con el efectivo apoyo aéreo estadounidense. La firmeza sin comprometer nuestros valores democráticos, inteligencia y certeza como piedra angular de la guerra contra el terrorismo islámico del presidente Obama, ha tenido sus acertados resultados.
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