Por InterNewsService –
El portavoz alterno del Partido Nuevo Progresista (PNP) en el Senado, Carmelo Ríos Santiago, se opuso a un alza a los impuestos que pagan los consumidores en productos del petróleo.
Para Ríos Santiago esa acción constituye un abuso adicional al bolsillo del pueblo puertorriqueño.
“Que nadie se llame a engaño, un nuevo aumento al petróleo en su origen tendrá un efecto directo en el combustible que se vende y consume en Puerto Rico”, comentó el senador del distrito de Bayamón.
Agregó que “de más está decir que en una economía tan lastimada como la nuestra, y tan dependiente del petróleo, un aumento de esa naturaleza sería devastador para la misma”.
El senador reaccionó al resultado de la Conferencia Legislativa del Partido Popular Democrático (PPD), donde se anunció la intención de incrementar en su origen el impuesto al petróleo que se importa a Puerto Rico, como alternativa para atender el déficit en la Autoridad de Carreteras.
“No debemos olvidar que con el pretexto de solventar esa misma deuda de la Autoridad de Carreteras y Transportación se aprobó la Ley 31 de 2013, la misma que propició el impuesto de cuatro centavos por litro de combustible efectivo julio de 2013”, declaró.
No, no y… ¡NO!
¡NO! al insulto a nuestra inteligencia. ¿De verdad nos creen tan imbéciles como para pensar que si nos lo espetan escondido no nos vamos a dar cuenta?
Por Editorial, EL VOCERO –
La respuesta de un pueblo unido en contra de un impuesto más tiene que ser un contundente ¡NO!
¡NO! a la patraña de la presente administración de siquiera sugerir un aumento en el arbitrio sobre el petróleo, que al fin y al cabo pagamos todos, para supuestamente rescatar la Autoridad de Carreteras y Transportación de su inminente quiebra financiera.
¡NO! al vulgar intento de esconder el nuevo impuesto al petróleo mediante la estrategia de subir el arbitrio de importación bajo la teoría de que como Juan del Pueblo no es quien lo pagaría directamente de su bolsillo, sino las empresas que importan el petróleo, pues ojos que no ven corazón que no siente.
¡NO! al insulto a nuestra inteligencia. ¿De verdad nos creen tan imbéciles como para pensar que si nos lo espetan escondido no nos vamos a dar cuenta?
¡NO! a la maldita adicción gubernamental de seguir gastando, gastando y gastando. Corten los gastos; eso es lo que tienen que hacer, en vez de seguir buscando maneras de sacarnos más chavos a nosotros para ustedes seguir gastando.
¡NO! al falso dilema con que nos amenazan: “necesitamos subirte la gasolina y el costo de todos los derivados del petróleo porque si no lo hacemos, la ACT se va a la quiebra”. ¿Es que son tan ineptos que no pueden pensar en otra alternativa para “salvar” la ACT que no sea metiéndonos otra vez la mano en el bolsillo?
¡NO! a la manipulación sentimental de que todos tenemos un deber patriótico de salvar la ACT pues es otro de esos patrimonios del Pueblo, del que supuestamente somos dueños, pero de la cual nunca vemos ni un centavo de ganancias pero todo el tiempo nos pasan la factura por sus pérdidas.
¡NO! al descarado intento del presidente del Senado Eduardo Bhatia, el presidente de la Cámara Jaime Perelló y el secretario de Transportación y Obras Públicas de tratar de vendernos el aumento en el arbitrio del petróleo como “una alternativa más que estamos evaluando”. Mire, más les valiera ser sinceros. ¡Qué casualidad que todas las alternativas que están evaluando son diversas maneras de subirnos las contribuciones al Pueblo! ¿O es que están considerando verdaderas alternativas como, por ejemplo, concesionar la operación de la PR-66 o la PR-52 mediante una Alianza Público Privada, que le traiga millones de dólares a la ACT sin necesidad de subirle la gasolina al Pueblo?
Después de todo, la concesión de la PR-22 y PR-5 que se hizo bajo la pasada administración ha sido todo un éxito: le generó a la ACT más de $1,200 millones y esas carreteras están mejor que nunca siendo administradas por un consorcio privado, al tiempo que el Pueblo sigue siendo su dueño.
¡NO! señor gobernador y señores presidentes camerales, la ACT es una corporación pública que se supone que está ahí para darnos un buen servicio, no para auto preservarse a costa de sacarnos el vivir. Si el gobierno no sabe o no puede manejarla sin exprimir más al Pueblo, pues permitan que lo haga el sector privado el cual, evidentemente, hace un mejor trabajo que el gobierno manejando y manteniendo carreteras.
Al límite la deuda constitucional
La deuda constitucional se refiere a los bonos de las obligaciones generales (GO’s) que en términos prácticos significa que deben pagarse por encima de cualquier otra consideración, de entre los recursos ingresados al fondo general.
Por Carlos Antonio Otero, EL VOCERO – 3:59 am
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