Tanto nadar… La Gran Estocada
Dec 06, 3:45pm
Por Editorial, EL VOCERO – 12/03/2014 4:10 am
La aprobación por parte de la Cámara de Representantes del aumento al impuesto al barril de petróleo y derivados, conocida como la ‘crudita’, del actual $9.25 a $15.50, constituye uno de los episodios más cuestionables en el ejercicio legislativo en tiempos recientes.
La estocada al Pueblo perpetrada ayer llegó al cabo de dos semanas de amenazas, desplantes, promesas de barriles de tocino, amenazas de cierre del gobierno y otras repudiables maniobras.
El propuesto aumento ha recibido el repudio generalizado de la ciudadanía que sencillamente no puede aguantar un solo impuesto más y la crítica de parte de los sectores productivos de la economía que han advertido que el alza al impuesto sobre el petróleo tendrá el efecto de agravar aún más la precaria situación económica por la que atravesamos.
Hace poco más de una semana aplaudimos la postura vertical de legisladores de mayoría que decían oponerse al aumento propuesto por el Ejecutivo porque querían asegurarse que si se iba a imponer otra carga adicional al Pueblo se hiciera en el contexto del plan fiscal más amplio que presuntamente se concretará con la reforma contributiva y de manera que todos estuvieran de acuerdo.
En particular, el representante Luis Raúl Torres expresó que no votaría a favor del aumento a no ser que la medida viniera acompañada por el proyecto de reforma contributiva. Buche y pluma.
Un poco más de una semana más tarde votó a favor del impuesto sobre una promesa de reforma contributiva que no existe. Y la que viene no solo no va a traer alivio al bolsillo del contribuyente sino que, por el contrario, aumentará considerablemente la carga de impuestos sobre todos en Puerto Rico.
Peor aún, si la reciente aprobación del impuesto sobre el vino producido localmente es una indicación, lo que podemos esperar de la reforma contributiva serán no solo mayores cargas impositivas para el Pueblo, sino el uso descarado del poder legislativo para beneficiar ciertos sectores en perjuicio de otros.
El proyecto del Senado 1189, aún pendiente de la firma del gobernador, impondrá unos $60 millones de dólares en contribuciones adicionales a los productores locales que elaboran el vino que compran los consumidores de menos recursos. Según el proyecto, a la producción local en exceso de 400 mil galones le aplicará el impuesto de $12.05 que es el que pagan los vinos importados, incluyendo los de mayor calidad. Hasta ahora ese tope de producción era de 2 millones de galones.
Peor aún, representantes de la industria han señalado que el descomunal aumento al impuesto sobre el vino local—10 veces el que le aplicaba anteriormente—discrimina en contra de los elaboradores de sangría de vino de frutas y a favor de la competencia que elabora sangría tipo cóctel con una clasificación arbitraria y discriminatoria que permite que productos que compiten entre sí se vendan a precios dramáticamente diferentes, colocando así en grave desventaja a los elaboradores locales de sangría de vino de frutas tropicales.
Resultado: el Pueblo con menos recursos que adquiere el vino producido localmente tendrá que pagar más por su bebida y quedarán amenazados los empleos directos de más de 400 trabajadores directos que actualmente laboran en la industria.
Esta nota aparece en la edición impresa de El Vocero.
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Carmen Yulín: «Mira, Alejandro…. Drágame el Caño!» García Padilla: «Un Caño al año….. No hace daño…».
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