En estos momentos de profunda crisis económica, fiscal, crediticia, social y política del actual arreglo institucional territorial en Puerto Rico, es menester no perder de perspectiva y no subestimar el potencial de ascenso oportunista dada la particular coyuntura histórica, de movimientos políticos totalitarios. Aún cuando históricamente y hasta el momento constituyan un sector sumamente minoritario de la población y el electorado. Ha sido durante momentos similares de inestabilidad y desasosiego generalizado cuando los movimientos políticos totalitarios del siglo XX ( el bolchevismo ruso, el nacional-socialismo alemán, el fascismo italiano, el franquismo español, el castrismo cubano y el chavismo venezolano) pescaron en río revuelto y ascendieron al poder del Estado con desastrosas consecuencias para sus respectivas sociedades.

En el caso del ascenso del nazismo alemán, el castrismo cubano y el chavismo venezolano, el que hayan sido malamente subestimados por las fuerzas opositoras democráticas por no representar en momentos específicos movimientos políticos con gran ascendencia numérica entre las masas, contribuyó a su eventual y exitoso ascenso al poder del Estado. En el caso alemán dicha subestimación se tradujo en que los partidos políticos opositores al nacional-socialismo (conservadores, liberales, social-demócratas y comunistas) no se aliaron para impedir que el Partido Nazi obtuviera una mayoría de los escaños en el Reichstag o parlamento alemán en las elecciones parlamentarias de julio de 1932 y para impedir que Hitler fuera nombrado canciller en enero de 1933. El resto es historia. En el caso cubano la subestimación del peligro que representaba Fidel Castro para el futuro de Cuba, resultó en que el dictador militar Fulgencio Batista, indultará a Fidel Castro y todos los sobrevivientes del asalto al Cuartel Moncada de su confinamiento carcelario. El resto es historia.

El PPD es sustancialmente controlado por Chavistas y Fidelistas

En el caso venezolano, el indulto del Teniente-Coronel Hugo Chávez de su confinamiento carcelario por encabezar un fallido golpe de estado militar contra el gobierno electo del presidente Carlos Andrés Pérez en 1992, por parte del presidente Rafael Caldera en 1994, fue reflejo de la subestimación por parte de la clase política venezolana del peligro para la democracia venezolana que representaba el caudillo militar populista. El resto es historia. En Puerto Rico, tanto entre el movimiento estadista, como entre los sectores democráticos del PPD y del independentismo, existe una peligrosa subestimación del peligro que los partidos , movimientos políticos y lideres políticos de tendencia y empatías totalitarias ( el PIP, el NMI, el MINH, el MUS, el PPT, el MST y lideres populares soberanistas con empatías chavistas), por su histórico y actual débil poder de convocatoria.

Se parte de la premisa que como una amplia mayoría del pueblo rechaza la independencia y valora la unión permanente con los Estados Unidos y la ciudadanía americana, la independencia nunca será una opción de futuro para Puerto Rico. Así también se argumenta que el Congreso nunca nos concederá la independencia dado el alto valor geopolítico que Puerto Rico representa para los Estados Unidos. Lo que se pierde de perspectiva con este razonamiento es que lo que ha sido cierto históricamente y continúa siéndolo en el presente, no necesariamente lo será en el futuro. Sobre todo, en un futuro que por el momento se prefigura como incierto, inestable, caótico y conflictivo.

Es en coyunturas de alta convulsión política y social como la que presenciamos y nos espera por delante, que movimientos y lideres totalitarios demagógicos tienen éxito confundiendo y logrando convocar a las masas que anteriormente no lograban convencer y convocar. Refiérase a la gran popularidad en España que de momento ha adquirido el nuevo partido chavista, Podemos.

Por otro lado, no se puede subestimar las consecuencias que una situación de insolvencia del fisco local y la consiguiente inestabilidad política y social que se derive de ello, tenga entre los sectores fiscalmente conservadores en combinación con los sectores anti-hispanos y racistas en el Congreso. Ello puede conllevar que se pierda de vista la importancia geopolítica de Puerto Rico para Estados Unidos y se privilegien criterios estáticos de reducción de costos para el fisco federal.