EL VOCERO / Archivo

En el funesto empeño del PPD de ponerle curitas  a un moribundo en etapa terminal, intentando salvar un gobierno, obeso, ineficiente e incapaz – paradigma del modelo  socialista  fracasado de la actual administración Popular- armado con la nefasta estrategia económica basada en imponer más contribuciones (80 en veintidós meses), durante las últimas dos semanas ocurrieron varios asuntos que evidencian lo que aseveramos y la situación que habremos de confrontar. Veamos.

Después de torceduras de brazos, mentiras, recriminaciones y acusaciones, la asamblea legislativa aprobó el lunes 8 de diciembre- por un solo voto- otro arbitrio o aumento al barril de petróleo de $12 a $15.50  (crudita), el segundo en dos años. Esto ocurre con el supuesto objetivo de mejorar la situación de la Autoridad de Carreteras y Transportación, que tiene una deuda con el Banco Gubernamental de Fomento de $2,200 millones sin fuente de repago. La aprobación de este arbitrio con unas enmiendas que lo hacen inefectivo para la emisión de bonos  – según Melba Acosta -es una pretensión por salvar una autoridad en quiebra que debiera ser reestructurada y privatizada pero no existe la voluntad política ni los pantalones para hacerlo. El resultado de esta legislación será encarecernos aún más el costo de vida a todos los puertorriqueños.

El gobernador tiene ahora la papa caliente de convertir en ley la chapucería aprobada, para luego tratar de enmendarla en la próxima sesión ordinaria de la legislatura. ¡Veremos de qué material están  hechos  los legisladores Populares que hicieron pujos de guapetones expresando que no aprobarán más impuestos!

Otro asunto importante ocurrido fue el foro de expertos financieros de Wall Street llevado a cabo en NY. Estos señalaron que para resolver el actual caos fiscal y económico en que nos encontramos, serán necesarias reformas abarcadoras que incluyan un nuevo modelo económico, dejar de poner parchos y  pensar en grande,  reestructurando de arriba abajo las corporaciones públicas. Uno de los presentes, el Profesor Arturo Porzecanski – asesor de inversiones de riesgo- quien ha manifestado que el Congreso intervenga creando una junta de control financiero que le arrebate la administración de los asuntos locales al gobierno de Puerto Rico (sindicatura). Ahora fue más lejos y señaló: “Ante el problema político que ello conlleva que puede requerir una decisión del gobierno federal en torno al estatus…sería una pena que no utilizaran la ocasión para tomar decisiones duras”. Todos estos expertos estuvieron muy cerca de decir que ese nuevo modelo económico se logra con la estadidad pero por no entrar en el campo político se abstuvieron.

Pero el evento más importante -ante esta realidad de crisis de la colonia- fue el anuncio del presidente Obama de normalizar las relaciones con Cuba. Esta acción  presidencial suscita reacciones mixtas que van desde alegría por las consideraciones humanas  ante la  posibilidad de lograr la democracia y libertad que tanto necesita el hermano pueblo, hasta preocupación por el impacto que esta apertura pueda tener en términos de ahondar más la crisis  que padecemos.

El presidente Obama que ha sido  audaz  al tomar esta determinación,  ha sido muy tímido  ante la realidad de nuestro rechazo al actual estatus colonial eunuco y a la crisis fiscal y económica en la que este nos tiene sumidos. Esta apertura hacia Cuba constituye un gran reto para nosotros. La atención de los inversionistas que Puerto Rico tanto necesita para salir prontamente del actual atolladero, se desplazará hacia Cuba. La única opción real que ahora tendremos para propiciar la estabilidad política conducente a la inversión para el desarrollo económico que urgentemente necesitamos, es lograr la igualdad mediante la estadidad. Los Estados Unidos tienen ahora más que nunca, la responsabilidad moral de sacarnos del atolladero del presente estatus colonial para  permitirnos poder competir ante una nueva realidad en el Caribe. Si esto no ocurre pronto, la emigración hacia el norte se intensificará, haciendo a Puerto Rico inviable. Los 3.6 millones  de ciudadanos americanos que aquí vivimos no nos  resignaremos a volver a ser la “Casa pobre del Caribe”. Se acabó ya el tiempo de baile, botella y baraja. Es hora de actuar.

Esta nota aparece en la edición impresa de El Vocero.