Máximo Cerame-Vivas
Hay gente por ahí que se creen que el universo es de ellos, o que todos los bienes son para ellos, y que le corresponden por lucir ellos todos los atributos posibles de la raza humana. Algunos se hacen políticos. Otros son capataces de la sociedad y la cultura. Son unos parejeros ilusos.
El universo nuestro surgió de una explosión cósmica hace unos 14,000,000,000 años atrás. Catorce mil millones de años para algunos, catorce billones de años para otros. En lo que se organizaban las partículas atómicas en elementos de la tabla periódica, y en lo que se empezaron a formar grumos de cuerpos celestes, pasaron unos cuantos miles de millones de años. La Tierra adquirió forma hace unos 4,500,000,000 años y la vida unicelular comenzó a surgir hace unos 3,500,000,000 años. La vida multicelular comenzó aquí en el Planeta hace solo 450,000,000 años y el hombre, Homo sapiens, el“rookie” o el novato de la creación, surgió hace solo un cuarto de millón de años atrás. La historia de ese novato es de solo miles de años, y la historia que recordamos con mayor interés es de hace solo unos cuantos siglos.
Nombres como el de Nicolás Copérnico, Giordano Bruno o Galileo Galilei nos conmueven por haber sido los descubridores o promovedores de que la Tierra no era el centro del universo, sino solo una pelota mas de las que giraban en torno al Sol. Claro, fueron martirizados, torturados y aprisionados por descubrir la verdad y porque lo que descubrieron o promulgaban era contrario a las Sagradas Escrituras. A Giordano Bruno no le valió de nada ser un monje Dominico. Ordenado sacerdote en 1572, fue paseado desnudo por las calles de Roma en 1600, colgado patas arriba y quemado vivo, por hereje.
Un Jesuita belga de nombre Georges Lemaitre (1894-1966), explicando sus teorías, mencionaba un “Huevo Cósmico” que reventaba en un “Big Bang” al momento de la creación. Lemaitre, además de Jesuita, poseía un doctorado de Massachusetts Institute of Technology (MIT). El Papa Pio XII avaló la teoría de Lemaitre como proveedora de la existencia de Dios. Lemaitre tuvo mucho mejor suerte que Giordano Bruno. Ciencia y religión hoy son mas compatibles. El Papa Francisco, hablando ante la Academia Pontificia de las Ciencias, dijo que la teoría de la evolución y el Big Bang son reales, y que “Dios no es un mago con una varita mágica”.
Lo que no son compatibles son las mentes humanas dueñas de ciertas ideas. Si uno sustenta una idea y otro sustenta otra, la del otro tiene que ser una herejía, la mía no. El otro no es científico, yo si. El otro tiene que estar equivocado, yo no. Son los pataleteos changos e inmaduros del novato de la evolución universal, que se cree mas sabihondo que la evolución universal misma.
Distinto a algunos momentos históricos en las religiones, la ciencia no puede ser dogmática. Dicen Cox y Forshaw en su libro “Why does E=mc2”, 2009: “La interpretación actual mundial nunca se da por correcta, en el importantísimo sentido de que no hay verdades absolutas en la ciencia. El cuerpo del saber científico en cualquier momento de la historia, incluyendo hoy, es simplemente el cúmulo de teorías y visiones del mundo que aun no han sido demostradas como equivocadas.”
El primer y mayor mandato obligado del científico es “Cuestiónalo todo.” (“Question everything.”) Los que se enamoran de sus propias “verdades”, y luego las veneran e idolatran como dogmas, son ególatras que jamás podrán ser científicos.
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