Desde hace tiempo he venido señalando por distintos medios que se está gestando una tormenta perfecta en el sector de la salud en nuestra isla. Esta tiene varios elementos que se han combinado al mismo tiempo para constituir una seria amenaza para la salud de nuestro pueblo. ¡Éramos pocos y parió la abuela!
En primer lugar, los $6,300 millones de “Obama Care” que se le otorgaron a Puerto Rico en el 2010 y que deberían durar hasta el final del año fiscal 2019, se agotarán antes de 2018. Esto tiene serias implicaciones para la Isla porque esos dineros se utilizan para financiar sustancialmente el programa Mi Salud del gobierno local que beneficia a 1.2 millones de personas de bajos ingresos.
Mi Salud recibe ahora desembolsos de entre $1,100 a $1,300 millones anuales – casi la mitad de su presupuesto- de fondos de Medicaid. Al agotarse los fondos de Obama Care sólo contaría con cerca de $350 millones anuales de Medicaid por lo que el programa podría colapsar en ese mismo año si estos fondos no se aumentan.
Es necesario señalar que Misisipí recibe $3,600 millones en fondos federales de Medicaid, Oklahoma $3,000 millones y Oregón $5,000 millones. Esos estados tienen poblaciones similares o menores que Puerto Rico y reciben contribuciones federales mucho más altas que la Isla.
El Comisionado Residente en Washington, Pedro Pierluisi, le escribió al Presidente Obama para solicitarle que en su próximo presupuesto 2016-2017, incluya una nueva asignación de fondos para Medicaid y presentó además legislación que permitiría mejorar significativamente el acceso de Puerto Rico y los demás territorios a los programas Medicaid y Medicare.
En segundo lugar ASES – que administra Mi Salud- tiene un déficit millonario y no tiene crédito. Desde el pasado marzo tiene una deuda de $229 millones con los proveedores de servicios de salud que se desglosa en $161 millones por servicios médicos, $25 millones farmacia y $43 millones por pagos administrativos a Triple S y APS.
Su Director Ejecutivo, Ricardo Rivera, está buscando financiamiento en varios lugares pero sin éxito. Se anticipa que ASES no tenga suficiente dinero para pagarles a los proveedores de Mi Salud ya que recibiría recortes de fondos locales lo que podría limitar la elegibilidad y la cubierta del plan. Ante esta situación los proveedores solicitaron una reunión con el gobernador. Se reunieron con un ayudante a quien le reclamaron que el gobierno pague su deuda pero no hubo compromiso al respecto.
En tercer lugar, mientras en los Estados Unidos celebran un aumento de un 3% en las tasas de pago a los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid (CMS, por sus siglas en inglés) del programa Medicare Advantage (MA), para el 2016, el panorama para Puerto Rico es completamente diferente, con una reducción estimada en un 11%. Ante esta situación, el Senado de Puerto Rico aprobó una resolución para tratar de evitar los recortes en la que se señala que
Medicare viene como resultado de los trabajadores de Puerto Rico pagar el Seguro Social exactamente igual que lo pagan los trabajadores en cualquier lugar de los Estados Unidos. Sin embargo a los proveedores de salud de Puerto Rico, se les compensa mucho menos que a los de fuera de nuestra jurisdicción. Esta reducción de 11% resultaría en $500 millones menos para las salud en Puerto Rico, lo que se constituiría en una situación desastrosa ya que muchos envejecientes dependen de su tarjeta de Medicare para sus servicios médicos.
De concretizarse estos recortes representarían un duro golpe para el sector de la salud local ya que se verían afectados 560 mil pacientes y de esos unos 250 mil tendrían que migrar al plan de Mi Salud que actualmente enfrenta un serio problema de insolvencia. Tener que cobijar estos pacientes representaría un impacto de $800 millones para la Administración de Seguros de Salud de Puerto Rico (ASES).
A un costo millonario se ha creado una coalición presidida por Dennis Rivera para intentar atender esta crisis de nuestro Sistema de Salud. Este es un mecanismo para mediante campañas en los medios y cabildeo tratar de influenciar a los poderes federales. ¡Veremos si todas estas medidas tendrán algún efecto!
Esta tormenta perfecta ocurre como resultado de nuestra falta de poder político por no ser estado. No tenemos dos Senadores ni cinco representantes en el Congreso, ni el poder del voto presidencial. Ya es necesario que acabemos de entender que este estatus colonial no pare más: La única manera de obtener igualdad en el trato es mediante la estadidad. Si fuésemos estado esta tormenta no se formaba.
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