Improvisación y más improvisación. Esta constante se refleja en la administración del gobernador Alejandro García Padilla, cuyas ejecutorias más recientes demuestran que nada a tientas en el enmarañado mar de las finanzas públicas.

El ejemplo más reciente ha sido el intento de García Padilla de pasarse de listo con el proyecto de consenso del comisionado residente Pedro Pierluisi para lograr que se incluya en el capítulo 9 de la Ley federal de Quiebras a las corporaciones públicas y los municipios boricuas.

Según se supo esta semana, García Padilla envió secretamente cabilderos a tantear en el Congreso la posibilidad de incluir a Puerto Rico como un todo, algo que no contempla la ley federal para ningún estado.

Tan secreta fue la movida que la presidenta del Banco Gubernamental de Fomento, Melba Acosta, aparentemente fue mantenida a oscuras. De hecho, Acosta, que es la principal oficial financiera del Gobierno, al eximir al BGF de relación alguna con el asunto, refirió las preguntas al secretario de la Gobernación, Víctor Suárez, quien justificó el plan diciendo que “un gobierno responsable tiene que evaluar todas las opciones disponibles” para atender la crisis fiscal.

El plan fracasó, no se sabe exactamente si porque García Padilla se arrepintió o porque en Washington le dijeron de plano que no, aunque el gobernador declaró luego que descartó la alternativa simplemente porque no era buena para Puerto Rico. Ni para los 50 estados, podríamos añadir.

El proyecto de Pierluisi es una propuesta en blanco y negro que se aleja de lo que ha sido hasta ahora la política de su Partido Nuevo Progresista de criticar todo lo que hace García Padilla sin presentar soluciones reales y concretas a los graves problemas fiscales del País, que está claro que no son responsabilidad única de esta administración, sino que vienen arrastrándose desde hace por lo menos 20 años.

Pero, no es solo a nivel gubernamental que García Padilla desconcierta con actuaciones poco ortodoxas, sino que ese estilo improvisado también se refleja en el Partido Popular Democrático que preside.

Lo vemos en el nombramiento de Jorge Colberg Toro como secretario general y comisionado electoral alterno del PPD, en reemplazo del senador Jorge Suárez y de Néstor Colón Berlingeri, respectivamente.

En lugar de reunir a la Junta de Gobierno, como debe ser, García Padilla consultó a sus miembros por mensaje de texto, lo que le valió la crítica del expresidente popular Héctor Ferrer.

Hasta el 30 de este mes, Colberg Toro se desempeñaría como secretario de Asuntos Públicos de La Fortaleza, un cargo similar al que ocupó en el 2002, durante la gobernación de Sila M. Calderón, que creó la posición mediante orden ejecutiva. En el 2001 había sido secretario general del PPD y en el 2003 llegó a la Cámara para ocupar la vacante dejada por la renuncia de la entonces representante popular Álida Arizmendi.

Lo que no es improvisación es que las nuevas responsabilidades dobles de Colberg Toro responden a la misma estrategia política que llevó hace unos meses a García Padilla a nombrar a Víctor Suárez como secretario de la Gobernación en reemplazo de la renunciante Ingrid Vila. Suárez, quien era director ejecutivo de la Autoridad de los Puertos, había sido antes secretario general del PPD.

De acuerdo con las actuaciones partidistas de García Padilla, debemos esperar que Colberg Toro dará de qué hablar desde las dos posiciones que ocupará próximamente. A juzgar por el entusiasmo demostrado por el comisionado electoral popular, Guillermo San Antonio Acha, al anunciar a Colberg Toro como su segundo en la Comisión Estatal de Elecciones (CEE), damos por descontado que existe química entre ambos para el trabajo en conjunto.

Taller tienen con el proyecto de implantar el escrutinio electrónico para los procesos electorales del año próximo, sobre todo porque el PPD ha perdido personal experto en materia electoral que laboró durante muchos años en la CEE.

A nivel de la secretaría del PPD, Colberg Toro se enfrentará a la inminencia de la radicación de candidaturas de cara a las primarias generales de junio de 2016. Veremos cómo se las arregla Colberg Toro para reducir la cantidad de primarias al menor número posible en el PPD, una meta que suelen tener los partidos políticos ante la teoría de que a más primarias, más se lacera la unidad interna.

Eso sí, tendrán que ser muy cuidadosos si no quieren seguir dando palos a ciegas.

(irene.garzon@gfrmedia.com)