Pensamientos de José Celso Barbosa:
En lo que al idioma se refiere, nuestra aspiración no va acompañada de menosprecio alguno por el idioma nativo, líbrenos Dios de semejante pecado; pero es que los que se han resistido y aún se resisten al inglés se olvidan de que Calderón y Shakespeare pueden coexistir, sin estorbarse mutuamente en el cerebro puertorriqueño; y que para que nos entiendan, y al entendernos aprecien lo que valemos, nos importa mucho más, y nos conviene a nosotros mucho más, cultivar a Shakespeare que descuidarlo.
Nuestras costumbres no son otra cosa que una condensación, adaptada al medio, de unas cuantas costumbres importadas de Europa, Africa y América del Sur. Condensación que aún necesitaría mucho tiempo para cristalizar en forma que sirviera para constituir una parte integrante de nuestra personalidad.
Ahora bien, una de las muchas cosas buenas que contiene la plataforma republicana es precisamente la de no hacer incompatibles el patriotismo de un puertorriqueño con el patriotismo de un americano del Continente; toda vez que la realización de las aspiraciones sustentadas en la plataforma, nos llevaría a colocarnos, dentro de la Unión Americana, en idéntica situación que cualquier otro ciudadano de alguno de los Territorios o estados; y es evidente que ni el Neoyorquino, ni el Marilandés, ni el Texano, tienen que scrificar un ápice de su patriotismo local por el hecho de formar parte de la nación americana, y de sentir y pensar a la americana en lo que es común a la nación, sin perjuicio de pensar y sentir como neoyorquinos, marilandeses y texanos en lo que a New York, Maryland y Texas interesa.
El país donde se nace es naturalmente el de nuestro cariño, pero nuestro afecto no siempre se limita al país donde nacemos, sino que puede despertarsepor el país donde hallamos nuestra felicidad, ya porque encontremos en él una manera de vivir más fácil, ya porque disfrutemos de los beneficios de la libertad.
El cariño por el pedazo de tierra donde nacimos es independiente de la reflexión; reside en el corazón humano, donde tiene hondas raíces, y es algo instintivo que podríamos referir a toda vida humana.
Y así, siendo una consecuencia de nuestra asociación con el pueblo americano el poseer el suelo donde nacimos, el poseer todos los derechos de ciudadanos libres y el tener leyes nuestras, ¿qué tiene de sorprendente que este conjunto despierte el patriotismo inteligente y reflexivo de que antes hablábamos, pefectamente compatible en lo que tenga de americano y en lo que tenga de Puertorriqueño? No sólo es patria la tierra donde se nace. Nuestras libertades y derechos son patria también.
De igual modo están definidas las funciones de cada grupo especial de funcionarios correspondiente al gobierno local y nacional; de suerte que el ciudadano americano puede obedecer sin conflicto las leyes de la ciudad donde vive, del estado a que pertenece la ciudad y de la nación; ciudad, estado y Nación tienen señalados los límites de su acción, que asegura la independencia del gobierno local en todo lo que a la vida local corresponde, y aseguran la unidad nacional en todo lo que interesa para el bien de la patria común.
La fórmula constitucional adoptada ha sido maravillosa en sus resultados; ela ha producido el fenomenal progreso y engrandecimiento de la República. A ella se debe que el sentimiento regional nunca esté en conflicto con el sentimiento nacional. Aspirar por lo tanto, a que nuestro país forme parte integrante de la República Americana, es trabajar por la conservación de un regionalismo saludable y por el engrandecimiento del país natal.
Ni como colonia autónoma, ni como república independiente podríamos estar en base de igualdad con los Estados Unidos.
Busca, pues, el Partido republicano la independencia de su patria, independencia verdad, tal como la goza el estado de New York, Massachussets o Virginia; no queremos la independencia, como la solicita el trust de patriotas, es decir, con protectorado más o menos ostensible, pero con decidido control en el fondo.
Queremos y pedimos Igualdad.
Hoy, como ayer, seguiremos sosteniendo el mismo ideal de ser un Estado de la Unión americana e iguales en derechos, y en deberes. Ciudadanos en la misma base de igualdad, sin inferioridad alguna. Queremos la independencia de nuestro país, pero una independencia verdadera, efectiva, sin enmienda Platt, sin intervención de aduanas, sin el control efectivo irresponsable que ejerce el gobierno americano en Cuba, Santo Domingo, Venezuela, etc.
Colonia con España puso ser, colonia con Estados Unidos, nunca.
Aspiramosa la absoluta igualdad con los ciudadanos americanos ante la Constitución y bajo la bandera. La razón nos dicta que habremos de vencer en la demanda porque ella aboga por el decoro y la personalidad del elemento genuinamente puertorriqueño en el concierto de los pueblos que se llaman Estados Unidos de América.
La independencia de Puerto Rico como un Estado de la Federación Americana.
Por eso yo veo con simpatía a los Independentistas a espuela limpia: porque ellos se confunden con nosotros en la aspiración suprema. Ellos quieren la soberanía aparte, separada, la soberanía nacional de Puerto Rico; nosotros, pedimos esa misma soberanía, dentro de la gran unión Americana. Lo demás… lo demás es música celestial; lo demás es querer seguir engañando al pueblo.
Niños y jóvenes puertorriqueños, aprended el inglés para vuestra propia defensa u siquiera para que podais protestar y maldecir a los americanos en su propio idioma, y leer y entender lo que los líderes independentistas dicen en inglés a Yager, a Towner y a las autoridades americanas.
Tomado de: Pilar Barbosa de Rosario, Orientando al Pueblo: 1900-1921.
|
You must be logged in to post a comment Login