La secuela del incumplimiento en el pago a los acreedores de la Corporación para el Financiamiento Público (PFC, por sus siglas en inglés) incluye llamadas constantes de los bonistas a las casas de corretaje, publicidad negativa a
nivel internacional y mayor incertidumbre de qué ocurrirá con los obligaciones pendientes en el calendario de deudas del Estado Libre Asociado (ELA).
Los teléfonos no han dejado de sonar en todas partes (oficinas de corredores, bufetes de abogados y en el gobierno), mientras los rendimientos en torno al 5% o 6% de los acreedores locales, esta vez no se aproximan a sus destinatarios.
Es solo el comienzo de la renegociación que intenta llevar a cabo el gobierno, con un aviso contundente de que a los términos originales, no habrá cumplimiento cabal.
Standard & Poor´s ya sentenció la deuda de $1,000 millones del PFC con una nota de D, que supone la imposibilidad de cobro, lo cual a todas luces hacen de este instrumento uno con menos valor del que ya arrastraba con la deteriorada calidad crediticia de la deuda local, que en conjunto suman $73,000 millones.
En el marco de la reestructuración que deberá despegar a partir de septiembre, de por medio está la amenaza de un recorte de hasta 30% de la deuda para los tenedores de bonos del ELA y de sus dependencias públicas (en el menos malo de los casos), y la espera de un tiempo más prolongado para empezar a recibir lo convenido.
Arturo Estrella, profesor de economía en el Rensselaer Polytechnic Institute en Nueva York, dijo a EL VOCERO que “en cuanto al impago, lo más importante para los mercados financieros es la información. El hecho de que ocurriera un impago en general no debe representar nueva información después del anuncio del gobernador a fines de junio de que la deuda pública es impagable”.
Sin embargo, destacó que “el pronunciamiento de junio –del gobernador Alejandro García Padilla- no hizo claro los pasos concretos que va a tomar el gobierno y por lo tanto hizo poco para reducir el nivel general de incertidumbre, posiblemente lo aumentó”.
En el informe de Standard & Poor´s, al degradar la deuda del PFC, se sostiene que “este primer impago de Puerto Rico sobre la deuda tributaria representa una desviación importante de la práctica anteriorde Puerto Rico en la financiación oportuna del servicio de su deuda”.
S&P presagia que llegarán otros incumplimientos porque lo que está demostrado es la falta de liquidez del ELA, que seguirá en picada y –como ocurrió- lleva al gobierno a elegir qué deuda pagar y cuál no.
Según el analista de mercados Triet Nguyen, gerente director de la firma de asesoría financiera NewOak en Nueva York, “ya no necesitamos una prueba de que el Estado es, para efectos prácticos, insolvente”.
“A pesar de todos los titulares sensacionalistas, creemos que el gobierno está haciendo su mejor esfuerzo para conservar efectivo, puesto que ya no tiene acceso a los mercados. Es alentador que ellos están tratando de priorizar la deuda pagando sólo la deuda garantizada por el gobierno (incluyendo la deuda del BGF) y no la deuda de apropiación como PFC”, analizó Nguyen, y agregó que en ese sentido “creemos que es una buena señal para las próximas negociaciones de reestructuración de toda la deuda”.
A la pregunta de cuál podría ser el impacto del incumplimiento de la Isla en el mercado municipal de bonos, donde es el tercer emisor más grande, Nguyen contestó que “el default de la deuda del PFC no debería tener un efecto
inmediato en el mercado de bonos municipales en general, pero puede obligar a los inversores a volver a evaluar lo que llamamos ´riesgo de no apropiación´ para ciertos bonos de obligación moral”.
Nguyen explicó que, por ejemplo, el estado de Nueva Jersey realiza la mayor parte de su endeudamiento a través de deuda apropiación, pero en el pasado “los inversionistas han sido un tanto complacientes al ver esos bonos como si fueran GO´s. Ahora, de cara al futuro, podrían requerir una prima de rendimiento muchomás alta para dicha deuda”.
La llamada deuda moral o de apropiación depende de que la Legislatura realice la asignación de fondos para su pago, pero no cuenta con garantía alguna.
En vista del nuevo escenario y al observar la reestructuración de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE) que el gobierno inició hace un año, Nguyen dijo que ese trabajo se encuentra en una etapa muy avanzada “por lo que no deberían verse afectada” las negociaciones con el primer incumplimiento de deuda en Puerto Rico.
“El único problema es que los acreedores de la AEE aún no entienden la necesidad política para que puedan compartir la carga, en otras palabras, tener un recorte más grande”, declaró el analista.
A petición de EL VOCERO, la AEE reaccionó por escrito y argumentó que “en estos momentos, la Autoridad de
Energía Eléctrica mantiene reuniones constantes con sus acreedores, en un esfuerzo para cumplir con el plazo de los acuerdos de reestructuración, propuesto para el 1 de septiembre de 2015”.
De esa manera, rechazaron algún impacto por el impago del PFC y reiteraron que “la AEE se mantiene enfocada en su proceso de reestructuración, por lo que no estará haciendo comentarios sobre la situación fiscal general del gobierno del Estado Libre Asociado de Puerto Rico”.
https://youtu.be/T2s06dwpnAw https://www.youtube.com/watch?v=T2s06dwpnAw&feature=youtu.be
Para este año fiscal que comenzó el 1 de julio, el ELA y sus dependencias públicas tienen vencimientos en principal e intereses por $5,000 millones, de una deuda de $61,500 millones (de los $73,000 millones de deuda total), lo cual no incluye préstamos ni líneas de crédito.
En GO´s, que es la deuda garantizada por la constitución y sobre la cual existe mayor preocupación, esta totaliza $12,470 millones y el servicio para este año es $1,127 millones.
El BGF tiene pendiente $1,069 millones, de su deuda total de $4,241 millones en notas y en días recientes pagó $169.6 millones. En cuanto a la Corporación del Fondo de Interés Apremiante (COFINA), con una deuda total de $15,223.8 millones, sus pagos para este año suman $654.4 millones, y de los $8,107.9 millones de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), su pago en agenda es de $616 millones.
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