Yo no sé si heredarán la Tierra. Pero ahora, intervivos, se están apoderando de todo lo que puedan de esta. En gran medida, mediante los intereses que reciben de los préstamos que le otorgan a los gobiernos. Los países en estado precario. Claro, también compran bonos del gobierno de los EE.UU. porque estos, aunque paguen pocos intereses, tienen la más sólida garantía disponible en el mercado. Y, como han comprado tanto de estos bonos, se ven obligados a velar por la salud de la economía americana para que al tesoro Federal le sea más fácil pagarle los intereses. Pero, en la generalidad de los casos, de lo que se trata es de que el gobierno de China se ha inventado un nuevo tipo de imperialismo: el imperialismo financiero, que termina siendo comercial y, sobre todo, geopolítico.

Mediante ese nuevo imperialismo, el gobierno de China va adquiriendo cada vez mayor influencia sobre gobiernos en como crisis Venezuela, Ecuador, Argentina, Panamá, Nicaragua y de gran parte del África Subsahariana. Súmele a ese tipo de influencia la que han ido obteniendo estos señores mediante otros medios sigilosos y hasta semiclandestinos.

En efecto, el canal de Panamá ya lo tienen controlado mediante la administración de una corporación de Hong Kong. Ese control de la transportación comercial entre el Atlántico y el Pacifico lo están completando mediante un segundo canal que, a costa de gran destrucción ambiental, excavan a través de Nicaragua gracias al servilismo al cual se ve obligado el gobierno del señor Ortega como consecuencia de su deuda con su nueva potencia imperial. En el África, le prestan yuans (en dólares, claro) a casi todo el área Subsahariana. A Perú, Venezuela, Ecuador y a todos países americanos que caen en sus manos los van despojando de sus recursos naturales a precio de pulguero como requisito para concederles préstamos. Rusia, y hasta una buena parte del Medio Oriente, ya dependen de ellos para las ventas de sus únicas exportaciones: gas natural y petróleo, a precios de baratillo.

En Cuba, se han gastado muchos millones en carreteras, generadoras de electricidad, procesadores de agua y dragado de puertos. Todo ello, a cambio de montar fábricas que funcionarán con obreros a salarios miserables, sin EPA y con el gobierno recibiendo los pagos y tirándoles migajas a los trabajadores. Por lo menos, en el turismo y las fábricas tendrán competencia de las corporaciones americanas. Todo ello, en detrimento de Puerto Rico. Los salarios bajos se ocuparán de llevarse a los patronos fabriles, a los turistas y a los negocios satélites.
Para hechizar a los gobiernos no se limitan a prestarles dinero. Incluyen como requisitos el saqueo de materias prima y minerales como cobre y otros metales. Y claro, nuevos mercados para sus baratijas de manufactura confeccionadas mediante esclavitud infantil.

Aparentemente, la CIA informó al Presidente Obama sobre lo de Cuba tan temprano como para que este (sorprendiendo a todos) le diera la mano al Sr. Castro en el entierro de Mandela y Panchito el de Roma parece haber facilitado las cosas para que EE.UU. normalizara sus relaciones con Cuba antes de que se la traguen los chinos. De todos modos, el Presidente Obama puede levantar gran parte del embargo y manejar la política exterior americana. Una lástima que, nosotros, que podríamos ser factores importantes en esta coyuntura de seguridad nacional (por lo menos en nuestra América), nos tengamos que conformar con ser observadores. Ese es el precio de no poder servir de vitrina de la democracia ni ejemplo de la prosperidad por no poder votar por los que realmente nos gobiernan y por nuestra miseria gubernamental.

Esta nota aparece en la edición impresa de El Vocero.