Después de la Audiencia del Comité de Finanzas – Por José M. Saldaña –

Después de la Audiencia del Comité de Finanzas

Si nos tratan como ciudadanos de segunda clase, no esperen que tengamos una economía de primera

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EL VOCERO/Archivo
Por José M. Saldaña

El pasado martes 29 de septiembre se llevó a cabo una importante audiencia del Comité de Finanzas del Senado de los EEUU que preside el Senador Orrin Hatch. A esta estuvieron invitados a deponer el Comisionado Residente Pedro Pierluisi, Melba Acosta, Sergio Marxuach y el economista Douglas Holtz-Eakin.

El Presidente del Senado de Puerto Rico, Eduardo Bhatia catalogó la audiencia como “una oportunidad extraordinaria para exponer la realidad de la situación económica y fiscal de Puerto Rico.” Solicitó oportunidad para deponer pero le fue denegada. Sin embargo el Gobernador AGP prefirió enviar a Melba para que lo representara y se fue para Orocovis a inaugurar un puente. Dos días más tarde publicó en el Washington Post un anuncio a un costo de $150,000 lleno de mentiras y medias verdades. Con esta opción evitó ser interrogado y cuestionado al respecto.

No es de extrañarnos ese comportamiento de AGP después de los sucesos en las vistas del Comité de Recursos Naturales del Senado en agosto de 2013 donde para vergüenza ajena demostró su incapacidad para comunicarse en inglés ante las preguntas de los Senadores Wyden y Murkowski. De igual forma se ausentó de las vistas de estatus celebradas por el subcomité de asuntos insulares de la Cámara de Representantes federal presididas por Don Young. En esa ocasión prefirió marcharse a Boston a ver un juego de pelota y envió al Secretario de Justicia Cesar Miranda a representarlo. A este lo hicieron pasar una vergüenza al señalársele que él no estaba invitado, pues la invitación era para el Gobernador exclusivamente.

Quizás lo mejor que ocurrió fue que AGP no asistiera a esta última audiencia para evitarnos una vergüenza más.

Los deponentes Puertorriqueños en la audiencia se expresaron muy bien en inglés. Pierluisi estuvo excepcional con un mensaje de Hombre de Estado que tiene que haber sacudido la conciencia y fibra moral de los senadores. En un impecable inglés, Pierluisi señaló:

“Sería una gran hipocresía que este comité critique a Puerto Rico sin aceptar la responsabilidad compartida de esta crisis que tiene el gobierno federal. Esta crisis nace como resultado de un estatus territorial que es antidemocrático e indigno. El Congreso trata a Puerto Rico de forma discriminatoria en numerosos programas federales que están bajo la jurisdicción de este Comité. Mis aliados en el Senado y yo hemos radicado legislación para atender estas disparidades, y el Comité debe tomar acción sobre ellas. Si no, ahórrense los discursos acusatorios sobre nuestros propios fracasos.Esto no es sólo un problema puertorriqueño; es también un problema americano, y requiere una solución americana.Si nos tratan como ciudadanos de segunda clase, no esperen que tengamos una economía de primera.” ¡Amen!

La gran decepción y motivo de vergüenza fue la participación de Melba Acosta  llevando ante el Comité un Plan de Ajuste Fiscal (PAF) que ha sido ampliamente  rechazado  y no ha sido aprobado por la Cámara de Representantes, habiendo su presidente Perelló manifestado que  no habrá de considerarse  hasta la próxima sesión legislativa. Los Senadores no se tragaron el cuento del PAF.

Además Melba tuvo que admitir que la información fiscal que le solicitaron estaba atrasada pues los estados financieros auditados tienen dos años de retraso. Esto llevó al Presidente del Comité Orrin  Hatch  a señalar la necesidad de que el Gobierno de PR comparta información certera  sobre las finanzas de la isla y  en tono de frustración en un comentario final señalar  “No creo que tengamos suficiente información para tomar decisiones.”

Todos los senadores presentes se mostraron solidarios con ayudar a Puerto Rico pero advirtieron que es necesario llevar a cabo “reformas estructurales” sustantivas  porque de lo contrario sería caer en la misma situación en corto tiempo.

El senador Charles  Schumer (D NY) destacó que enviaría una carta al presidente del Comité de lo Jurídico en el Senado, el senador Charles Grassley  para que atienda el proyecto que busca la inclusión de Puerto Rico en el Capítulo 9 de la Ley de Quiebra federal.  Grassley a su vez, mencionó la conveniencia de que se apruebe una Junta de Control Fiscal Federal en vez de una local “que pudiera ser inefectiva por la presión política en la isla”.

De acuerdo a fuentes confiables, esta propuesta se está moviendo fuertemente en Washington DC de la mano con un proceso para descolonizar a Puerto Rico pues ya hay plena conciencia allí de que el ELA  colapsó. Esta última es la única opción que tenemos para salir del hoyo negro en que nos encontramos. Esto no pare más. ¡Apoyémosla!José M. Saldaña

    Ex presidente de la Universidad de Puerto Rico.

Benjamín Morales

EL CATALEJO

por Benjamín Morales

💬8

La credibilidad

El Congreso de Estados Unidos ha decidido, por lo menos, escuchar qué tiene que decir la colonia sobre su terrible crisis fiscal y la recesión económica que nos hunde sin clemencia. Quizás por lavarse la cara, posiblemente por ventajería política o simplemente porque en realidad quieran hacer algo… Vaya usted a saber.

Lo cierto es que el Comité de Finanzas del Senado se dignó a mirar hacia acá por primera vez en 25 años y que la comisión senatorial de Energía y Recursos Naturales, encargada directa sobre los temas de Puerto Rico, ha fijado también una sesión de trabajo para escuchar sobre nuestra crisis.

De primera instancia, ambas acciones parecen ser positivas para el tétrico panorama que vivimos, pues bajo la teoría de que cualquier ayuda es buena, debería ser maravilloso tener la atención del Congreso en medio de un escenario estadounidense de cierre del gobierno federal, de carreras eleccionarias y de la tradicional agenda de política internacional estadunidense.

No creo, honestamente, que salga algo bueno de esto.

Primero, pedirle ayuda sobre problemas fiscales a un legislativo controlado por los republicanos representa, sin mayor dudas, exponernos a una dosis incierta de la medicina amarga que nos recetó Luis Fortuño, el “niño símbolo” del republicanismo tradicional durante su incumbencia en La Fortaleza.

Segundo, me huele terriblemente a que los muchachos de Washington lo que andan mirando es si la amenaza del gobierno puertorriqueño de no pagar la deuda es cierta y si los postulados de que nos quedaremos sin recursos antes de que acabe el año son correctos. Pienso que ellos andan haciéndole un favor a Wall Street para validar o no un escenario de renegociación de deuda.

Tercero, es muy probable que la estrategia republicana esté dirigida a matar el asunto y evitar que los demócratas lo usen de alguna manera para solidificar el voto boricua en Florida, donde los puertorriqueños, como ya se sabe, están cambiando el panorama electoral considerablemente.

Y como cuarto y último punto está lo más importante, el tema de la credibilidad. El Senado ha dejado claro que no confía en nuestro gobierno, que piensa que hay algo turbio con los números que presenta y que se requiere de auditorías externas para poder, de manera fidedigna, hacer un análisis sobre el alcance de la crisis.

Esta cita del presidente del Comité de Finanzas senatorial, Orrin Hatch, fue demoledora: “Si no tenemos buenos números auditados va a ser muy difícil ayudar. Creo que Puerto Rico no es tratado en gran medida justamente, por lo que mi meta es ayudar, pero para eso necesitamos tener datos reales”.

Ese fue un recto de derecha al mentón del gobierno local, pues lo que deja implícito es un “no te creemos” y “queremos que otro audite tus finanzas, pues tus números no son confiables”. Un golpe de esa magnitud no es para tomárselo a la ligera y sentirse contento, para nada. Es una vergüenza y una desgracia que como país nos sentemos ante quien sea y se nos reclame que las cifras que sustentan nuestro aparato fiscal no son creíbles.

Para colmo de males, un reclamo similar fue hecho público por la dirigencia del Comité de Energía y Recursos Naturales, lo cual no pinta nada bien para nosotros. Esa comisión, y lo dijo con carácter imperativo, espera que en tres semanas los datos que someta el gobierno puertorriqueño sean correctos y llenos de claridad para ellos poder hacer un análisis profundo del tema de la crisis fiscal en Puerto Rico.

Esa ausencia de transparencia en los números públicos que resalta el Senado federal no es nueva. Ha sido nuestro carimbo por décadas. Hemos estado jugueteando con las cifras a mansalva, sin respeto, manipulando los reportes de acuerdo a las conveniencias políticas del momento, por lo que hemos llegado al punto que nadie cree, aunque sea cierto, lo que el gobierno diga.

Quizás por eso fue que el gobernador Alejandro García Padilla decidió no ir a la audiencia. Me imagino que él tiene claro que maniobrar con esos datos no es tarea fácil y que el costo de hacer allí un papelón sería tal, que mejor asume la candela por no ir que el ataque desmedido que sufriría por no poder defender lo indefendible.

Una vez más la responsabilidad recayó en Melba Acosta, quien valientemente -esté uno de acuerdo o no con sus maneras- se ha echado encima el papel de ser el rostro de todo este horrendo panorama, una caracterización que requiere de mucho tesón y compromiso con el servicio público, pues cualquier otro hubiera renunciado hace mucho.

Pero este problema va más allá de Melba, del gobernador García Padilla o, incluso, del comisionado residente Pedro Pierluisi. Nuestra mayor complicación estriba en la seria deficiencia de credibilidad que tenemos, no sólo como gobierno, sino como sociedad en general. El desarrollo de una incapacidad colectiva para ponernos de acuerdo nos debilita demasiado, nos quita arraigo y liquida las pocas posibilidades que tenemos de lograr que desde Estados Unidos nos lancen algún salvavidas para poder comenzar a salir a flote del naufragio que sufrimos.

Hay que recomponer esa credibilidad. Es fundamental para que podamos conseguir que nos miren con seriedad y no como un grupo de colonizados que vamos ante el poder central a mendigar por una colaboración que nos corresponde por derecho, no por súplica.

Esa credibilidad se restablece con un mensaje único, con objetivos comunes, con voluntad de dejar a un lado la politiquería barata y de contingencia, y poner a Puerto Rico por delante. Ya he felicitado antes al comisionado Pierluisi por asumir el riesgo político y, dentro de sus posibilidades, hacer lo que le corresponde como parte integral de un gobierno en el cual él es el único ente pintado de azul.

¿Lograremos algo parecido en el legislativo puertorriqueño? ¿Serán capaces los dirigentes azules y rojos de alinearse con el Ejecutivo para llevar una posición común antelos señores de Washington? No lo creo, porque no está en su naturaleza, como tampoco creo que los benditos números auditados serán entregados por el gobierno, porque, por desgracia, la credibilidad vale poco para ellos, pues aquí lo importante es ver qué se inventa cada uno para salir electo en 2016.

¡Qué mal nos va!

Datos Para Que Analices: Los Plebiscitos Celebrados en Puerto Rico: 1967, 1993, 1998 y 2012

Plebiscitos Celebrados y La Verdad de Aníbal

LMM y RHC fueron los Primeros en Quebrar a PR y ha Sido Costumbre PPD, Siguieron Sila, AAV y Ahora AGP

 

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