Durante más de un año, muchas personas me hicieron la misma pregunta: si presentaría la candidatura a la gobernación para las próximas elecciones. Mi contestación siempre fue consistente: “cuando llegue el momento, entonces decidiré y hablaré sobre las candidaturas”.
Ese momento llegó, el pasado martes 22 de diciembre, cuando expresé mi decisión de postularme nuevamente como candidato a senador por acumulación bajo la insignia del Partido Nuevo Progresista. Al hacer ese anuncio, también
expliqué las razones para tomar esa decisión.
Esta legislatura popular, con toda malicia, hizo cambios unilaterales y sin consenso en la Ley Electoral para mover la fecha de las primarias al 5 de junio de 2016, apenas cinco meses antes de la elección general. Ese cambio de
fecha, tiene un efecto adverso para nuestro partido en materia política, electoral y financiera. Nos ubica en desventaja. El liderato popular tenía claro que en nuestro partido habría primarias, pues desde el 2013 ya había gente en campaña para la gobernación cuando aún no se había reorganizado el partido.
En una primaria interna de tres candidatos a la gobernación, el escenario al comienzo del año eleccionario sería el siguiente: el PNP inmerso en una fuerte batalla primarista de todos contra todos, mientras que el Partido Popular estaría campeando por la libre, recaudando fondos para su campaña institucional, organizando su equipo político-electoral y llevando su mensaje. Definitivamente, esa primaria de tres candidatos a la gobernación no era el
mejor escenario para el Partido y tampoco para aquel de los candidatos que ganara esa primaria.
Reflexioné muchísimo sobre todo eso. Analicé encuestas excelentemente realizadas que pronosticaban que, si la primaria se hubiera realizado ahora, entre los tres aspirantes que se mencionaban, se proyectaba un resultado
cerrado. La delantera en dichas encuestas variaba dentro de los márgenes de error. Cualquiera podía ganar esa primaria. Un triunfo cerrado, las finanzas agotadas y las demás consecuencias inherentes posterior a la primaria. Hay varios ejemplos en la historia política que son más elocuentes que cualquier argumento.
Realmente, habría sido una batalla interna fuerte, costosa y hasta hiriente para muchas personas en la base del Partido. Mi conciencia no me permitió participar en ese proceso, con esos riesgos para el Partido y mucho menos
tomando en consideración las consecuencias que nuestro partido ya experimentó en 1984, cuando se dividió el partido; en el 2004 tras una primaria a la gobernación y en el 2012 por un manejo inadecuado del asunto de candidaturas. El deseo del liderato popular, siempre fue provocar que el PNP se involucrara en una primaria de todos contra todos hasta el verano del año de elecciones.
El pasado 27 de octubre, a través de El Vocero, hice un llamado público a mis compañeros de partido para reducir, al mínimo posible, las controversias que siempre traen las primarias. Al hacer aquel llamado, dije que a todos a quienes
se nos mencionaba como potenciales candidatos a la gobernación por La Palma, debíamos demostrar desprendimiento en las aspiraciones individuales. Que todos debíamos estar disponibles para cualquier otra posición política y así fomentar desde temprano la unidad colectiva. Es decir, que los tres consideráramos no aspirar a la Gobernación y aspirar a otro cargo porque todos queremos aportar a Puerto Rico y más en estos momentos de tanta crisis. Ese llamado que hice para ponernos de acuerdo, no tuvo los resultados que esperaba. Después de todo, tenemos que reconocer que todo el mundo tiene derecho a aspirar.
No participando en esa primaria a la gobernación, entonces tendré todo mi tiempo y mis recursos para enfatizar en fiscalizar al desgobierno y al candidato a la gobernación del Partido Popular. Alguien tiene que concentrarse en hacer ese trabajo a partir de enero. Mientras se desarrolla la primaria, no podemos permitir que los que participaron en la destrucción de Puerto Rico en este gobierno desastroso, desarrollen sus campañas por la libre.
Nuestros aspirantes a la gobernación son mejores alternativas para Puerto Rico que cualquier candidato del Partido Popular.
Estoy profundamente agradecido a las personas que dentro y fuera de mi partido que me alentaron a aspirar a la gobernación. A todos ellos mi eterno agradecimiento por su apoyo y buenos deseos. A todos y todas les tengo
individualmente presentes en mis pensamientos. Quizás mi decisión final no fue la que esperaban o deseaban, pero les aseguro que fue la mejor decisión, con conciencia y por el triunfo grande de Puerto Rico en noviembre de 2016 con La Palma.
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