Este es un desgobierno de personas que llegaron al poder poniendo caras de buena gente, pero resultaron totalmente incapaces para gobernar a Puerto Rico.

García Padilla llegó a la gobernación, precisamente porque lucía buena gente. Al hablar no demostraba mucho, pero declamaba como un poeta lo que todo el mundo quería escuchar. También decía ser el hijo de una familia trabajadora, del campo, criado con valores. Crianza y valores que, de hecho, tenemos la inmensa mayoría de los puertorriqueños. Todo aquel poema de la campaña de 2012, fue insuficiente. Hoy, Puerto Rico sufre las consecuencias de un desgobierno que jamás debió ser gobierno.

Ahora, cuando resulta evidente que aquel poemario y aquellas caras buena gente de la campaña de 2012 se han convertido en la peor pesadilla, salen corriendo los subalternos de García Padilla. Los que hicieron equipo con él. Los que tomaron decisiones con él. Los que con él firmaron leyes abusivas contra el pueblo. Los que permanecieron callados mientras se engañaba a todo el mundo. Los que al día de hoy dicen nada, mientras a los contribuyentes no se les pagan sus reintegros y la economía se derrumba. Los que sobreviven sacando el cuerpo al ejercicio de la responsabilidad en las situaciones difíciles. Los que callaban mientras el pueblo pagaba los alimentos, las medicinas, la electricidad, el agua, la gasolina y el IVU más altos bajo la bandera americana. Son los mismos que ahora vuelven con la estrategia de la cara de buena gente, con el “yo no fui”, “yo no sabía” “yo me opuse” o “eso fue Alejandro”. Son los mismos que desde sus puestos en el gobierno hacían conferencias de prensa para decir que estaban a cargo de acabar con la burocracia, el papeleo y las filas en gobierno, pero al día de hoy todo eso está peor que nunca. Los mismos que aspiran a la gobernación, y cuando les preguntan cómo votaron en el plebiscito del 2012, titubean y dicen que no recuerdan. Los que proponen solucionar el problema del estatus colonial y asambleas constituyentes sin siquiera definir lo que ellos mismos quieren. Porque detrás de la cara de buena gente y los recitales de poemas, falta credibilidad, falta sinceridad. Porque dicen lo que sea a cambio de esconder su separatismo y hasta su propia conciencia.

Puerto Rico tiene que protegerse de muchas cosas. Tiene que cuidarse de la manipulación… de las recetas venenosas de candidaturas. Aquellos que le recetaron a Puerto Rico candidatos como Sila Calderón, Acevedo Vilá y García Padilla, ahora vuelven con la misma receta de fabricación de imágenes, al estilo de un poema y que luego termina siendo una gran pesadilla.

Malgastos Sin Obras del PPD en Medio Siglo

Para salir de esta crisis, primero hay que entender bien cuáles fueron sus verdaderas raíces. Durante más de sesenta años, el ELA colonial tuvo que tomar prestados millones de dólares para tratar de compensar en algo los miles de millones en fondos federales que nunca llegaron a Puerto Rico porque el ELA es una colonia condenada al discrimen, a la desigualdad y a las “migajas” del presupuesto federal.

Ahora llegó el momento de la realidad, de pagar las deudas acumuladas que crearon aquella falsa imagen de que en el ELA se podía vivir el estilo de un estado de la Unión, sin serlo. Sin tener poder político dentro del gobierno federal que toma decisiones sobre nuestras vidas. Sin tener derecho al voto en ese gobierno federal. Sin tener la igualdad que tienen los estados cuando se distribuye el presupuesto federal. Ahora todo el mundo se percata de que el cuento aquel de lo mejor de dos mundos, realmente fue un gran engaño. Ahora no hay para pagar esa deuda pública y tampoco para pagar los gastos corrientes del gobierno.

El problema de Puerto Rico no es la falta de consenso ni unidad. Ese es el poema de aquellos que no tienen soluciones concretas para ofrecer. Después de todo, aquí siempre atendemos nuestras diferencias dialogando. El problema real de esta colonia es la falta de dinero para continuar aparentando que se vive al estilo de un estado, sin serlo. La raíz de todo este problema es la colonia. Eso es lo que tenemos que resolver. Mientras Puerto Rico continúe siendo una colonia, ese dinero no aparecerá. Continuaremos viviendo de las improvisaciones, de los parchos y los remiendos.

Ya todos saben la verdad. La única manera en que se puede sostener ese estilo de vida americano de manera permanente y segura, es siendo un estado de la Unión con igualdad de derechos, de poderes, responsabilidades y beneficios económicos. Si Puerto Rico fuese un estado de la Unión, tendría más recursos, más congresistas y más votos presidenciales que los que tienen 23 estados; porque tenemos más población que esos 23 estados. No tendríamos esta crisis. Nadie tendría que ir a Washington DC a suplicar por nada. Estaríamos allí ejerciendo poder y tomando decisiones. Con ese poder político que tendría Puerto Rico como estado, nadie y ningún presidente se atrevería negarles a los ciudadanos del estado de Puerto Rico la igualdad que nos correspondería por derecho. Debemos acabar con la mala raíz del problema, la colonia.

Detrás de las apariencias de cada montaje publicitario o cada “carguete” de la prensa colonialista con Bernier, lo que habrá son más pesadillas para Puerto Rico. Tan sencillo como eso.

Esta nota aparece en la edición impresa de El Vocero.