Laura M. Quintero, EL VOCERO

Lea sobre la Mejicanización de la AGaPoCriminalidad

Baja en la Criminalidad del Plan AGaPoDelincuencia

______________________

Ensayo Sobre el Miedo a la Democracia que Cumple con las Leyes Contributiva

De interés para nosotros, en este ensayo, es la descripción del estado de seguridad en el Caribe para principios de la década de los ‘90, que coincide con la elección de don Pedro Rosselló a la gobernación. Este ensayo esta a la mano y describe nuestra situación social.  No se escapa la posición central de Puerto Rico en esta situación.

            Algunas cosas han cambiado en Puerto Rico como resultado de los primeros esfuerzos de “Mano Dura Contra el Crimen”, pero esta amenaza se ha adaptado a las circunstancias y ha vuelto a incrementar su violencia a partir del 1999.  Las cosas no están bien en la Isla.  Abundan los casos federales donde se evidencia que los narcotraficantes están invirtiendo su dinero sucio en empresas nativas.  Algunos de estos tipos se retratan en las páginas sociales del país.  Como los criollos hacen trampa en sus contribuciones y negocios, y no les pasa nada; pues los narcotraficantes decidieron que ellos lo harían también intercalándose en la elite comercial.  “In Rome, do as the Romans do.”  El ELA, y su “autonomía fiscal” es terreno fértil para los narcotraficantes y los lavadores de dinero. 

            El libro “Pay to the Order of Puerto Rico” describe claramente la estructura económica de Puerto Rico en el 2004.  El Congreso está presto a entender en este asunto, pues son más los factores que perjudican tanto al Tesoro Federal como a la población en la Isla.  Un puñado de personas, en Puerto Rico y el continente, están haciendo mucho dinero con la colonia.  En los cambios que se avecinan, ellos serán los perdedores.  No hay lágrimas para aquellos que se han aprovechado por tanto tiempo del poder y el abuso, herencia de la elite peninsular y producto de una injusticia histórica bajo la bandera americana. 

No hay distinción entre una lavadora de dinero de la elite criolla y una de un narcotraficante: solamente la etiqueta.  El daño que produce es el mismo.  Los unos, se adhieren al “autonomismo” para poder hacer lo que mejor hacen, vivir indirectamente de los fondos federales y  de las contribuciones y el sudor de la clase trabajadora y los pobres, reteniendo “la libertad tan sólo para ellos”.  Un comerciante del área oeste de la Isla de apellido Montes, millonario, pagó la impresión de un “flyer educativo” sobre el IRS con “No mercy” – palabras textuales de él – días antes del plebiscito del 1993 sobre el status y con el cual inundó la Isla. 

Mantener la disposición de la Ley Fóraker de 1900 vigente que nos separa del sistema contributivo federal es la primera y única razón para mantener el régimen colonial en Puerto Rico.  “Hay que proteger al inversionista puertorriqueño,” dice la gobernadora. “El inversionista puertorriqueño” excluye la mayoría de los puertorriqueños, fuertemente endeudados. 

La campaña que se desarrolla planteando asuntos no relacionados a lo anterior – la elite colonialista no quiere atraer innecesariamente la atención del Congreso a este asunto – es la responsable por lo que don Luis Dávila Colón llama “La Retranca Colonial”.

En 1993 y con el logo del PPD, la efectividad de la alerta de Montes de que la estadidad traerá mayor fiscalización de los ingresos y cumplimiento de la responsabilidad contributiva fue impresionante. Los narcotraficantes y los que sirven de banca para ellos concuerdan con ellos y participan en la retranca.  Ellos prefieren la nación (con letra minúscula) para poder usar la Isla de trampolín de drogas y conducto de su dinero sucio, corromper a nuestra juventud para que subsidiemos su negocio y dejar al pueblo en el equivalente del letargo que encontró el General Miles en la Isla cuando desembarcó.

Lo interesante es que se habla del “ideal de la estadidad” y “la importancia de la ciudadanía americana”, pero cuando se habla de cumplir con las leyes  contributivas que nosotros mismos establecemos en la jurisdicción local, o aceptar, como corresponde, el régimen de contribuciones federales,  muchos sectores de la sociedad prefiere continuar recibiendo dinero “debajo de la mesa”, esconderlos de Hacienda y, si en el caso remoto encuentra la deficiencia, se paga una fracción de la responsabilidad ya que la auditoría no encontrará todo.  “Es más difícil hacerle esto al IRS”, nos dice Montes.

En la colonia, la elite gobernante evade cumplir con su responsabilidad de aportar al fisco mediante legislación acomodaticia de exenciones o declarando falsamente sus ingresos.  En la colonia y para poder subsistir, los asalariados se buscan igualas y tienen pequeños negocios al margen de la ley.  Como la elite no paga, se le da licencia al pobre  y el de la clase medio para “que se las busque” en la economía subterránea: esa tampoco paga.  Muchos dejaron de ser pobres hace tiempo, pero todavía reciben subsidios del mantengo. 

Tómese el caso de un paisano que me encontré en el aeropuerto camino a Nueva York.  El señor alega tener un negocio familiar de recortar grama.  Le pregunté al compatriota si el negocio dejaba ganancias.  Y me dijo que sí.  Trabajaba doce horas al día, seis días a la semana con sus dos hijos.  Cada casa le tomaba una hora y no cobraba menos de $50 la hora.  No tarde en calcular en mi mente que este señor se ganaba más de $14 mil dólares al mes.  Iba a Nueva York “a su otra casa”, la que tiene para cobrar los beneficios de seguro social suplementario.  Estoy seguro que no rinde planilla; no tenía cara de eso. 

Para poder alcanzar la estadidad, tenemos que eliminar las barreras construidas por la elite gobernante del profesor José Arsenio Torres.  Las condiciones imperantes promueven la criminalidad y la muerte, y afectan en forma desproporcionada a los pobres, los indefensos que dependen de dádivas del gobierno federal para poder subsistir de día a día.

            ¿Cuál es el precio, hoy día, de la “autonomía fiscal” impuesta por la Ley Fóraker de 1900, apuntalada por los colonialistas criollos y del continente, y promotora de tanta criminalidad?  ¿Es superior la “autonomía fiscal” de la colonia a la mancomunidad de la Nación Americana?  Para la elite, la “autonomía fiscal” es superior, porque les da ventajas a ellos.  Para los amantes de la libertad  y la democracia, la integración a los Estados Unidos es superior, porque les dan ventajas a todos los ciudadanos de Puerto Rico.

            Los autonomistas, algunos separatistas y, aprovechando las circunstancias,  los narcotraficantes encuentran en Puerto Rico un paraíso fiscal, aunque dejen, sobre la marcha, una estela de muertos en las cunetas. 

Benjamín