La igualdad de Puerto Rico y los derechos civiles – por Anthony Carrillo

Anthony Carrillo

TRIBUNA INVITADA

por Anthony Carrillo

La igualdad de Puerto Rico y los derechos civiles

El Artículo II de la Sección 1 de la Constitución de Puerto Rico estable que “La dignidad del ser humano es inviolable”. Así comienza la Carta de Derechos de la Constitución de Puerto Rico.

Su origen ha sido expresado de forma reiterada por el Tribunal Supremo de Puerto Rico: la influencia que tuvo la elaboración de este documento provino de la Declaración Universal de Derechos Humanos y la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, en especial el Artículo 1 que establece que “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.

Por los pasados 117 años, Puerto Rico como territorio no incorporado y posesión de los Estados Unidos en virtud del Tratado de Paris de 1898 ha sufrido precisamente de dos males: la falta de igualdad y de derechos civiles básicos.

Falta igualdad al adolecer del derecho civil básico de poder votar por el presidente de los Estados Unidos, quien ha enviado a la guerra miles de soldados puertorriqueños que en muchas ocasiones entregan su vida su vida siendo ciudadanos americanos desde 1917 en virtud de la Ley Jones.

Por falta de igualdad, al no tener una representación adecuada en el Congreso, lo que existe es un miembro con voz pero sin voto que no puede dar la cara por Puerto Rico adecuadamente. Tampoco hay igualdad en programas básicos de salud tales como Medicaid y Medicare.

Probablemente nuestra mayor lección en tiempos contemporáneos para alcanzar esa igualdad y derechos civiles la vemos en la década de 1960. Un grupo de jóvenes, principalmente liderados por Martin Luther King Jr. y Malcolm X, se enfrentaron a lo que parecía una lucha imposible de ganar: vencer la discriminación y la segregación de la comunidad afroamericana. Se enfrentaron a una estructura política poderosa y se organizaron civilmente realizando marchas multitudinarias para ejercer presión en Washington.

Finalmente, luego de mucha perseverancia y sacrificios que incluyeron arrestos y hasta agresiones físicas, lograron que se aprobara la Ley de Derechos Civiles de 1964 que prohibía el discrimen por motivos de raza, color, religión, sexo y origen nacional, y la Ley de Derecho al Voto en 1965.

Para lograr cambios como estos en la isla necesitamos una revolución política similar a la que hubo en la década de 1960. Unidos como pueblo, estadistas, estadolibristas, independentistas y no afiliados juntos reclamemos a nuestros líderes en la isla y a Washington que la violación a la dignidad del ser humano, el trato injusto y desigual nos afecta a todos por igual.

Como dijo el presidente John F. Kennedy, “es hora de escribir el próximo capítulo y escribirlo en los libros de leyes”. Es hora de que Puerto Rico se levante y escriba su nuevo capítulo en la lucha por su igualdad y la dignidad para todos y todas.

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